Fauna de Uruguay en peligro. Martin Otheguy-Augusto Giussi-Ramiro Pereira. ED. B DE BLOK. 42 págs., $750, abril 2020.
Un texto pensado para chicos y adolescentes que supera con creces las mejores expectativas del lector de cualquier rango etario. Una pequeña joya estética con excelente nivel de información científica (a cargo del biólogo Ramiro Pereira, coautor de las crónicas sobre fauna “Mañana es tarde”), con un diseño en la misma línea de “Pajaritos en Uruguay” (otro ejemplo de la maestría de Giussi), y la amenidad y el humor de Martín Otheguy.
Luego de una breve introducción a la historia de nuestra fauna se pasa revista a una treintena de especies, presentado cada una en su status de conservación, sus características principales, su hábitat, alguna anécdota sobre la especia y las amenazas que penden sobre dichos ejemplares.
“¿Hay una rana de cuatro ojos? ¿Puede una tortuga medir más que un basquetbolista? ¿Qué aspecto tiene una comadreja con patas de rana? ¿Qué animal más alto que un perro tiene un aullido que hiela la sangre?”, reza la contratapa de “Fauna de Uruguay en Peligro”.
En el texto están las respuestas a estas interrogantes y también la descripción del killi, un muy peculiar habitante de los charcos uruguayos: ¿Escuchaste alguna vez de peces que necesiten que no haya agua para sobrevivir? Esa es la historia de las austrolebias nigripinnis (su nombre científico), unos pececitos muy lindos y coloridos de los que hay unas veinte especies en Uruguay, algunas más amenazadas que otras. Entierran sus huevos en el fondo de los charcos y las crías solo nacen si el agua desaparece completamente por un tiempo, a la espera de nuevas lluvias para salir a nadar. Una vieja leyenda asegura que las austrolebias viven en las nubes y caen al suelo con las lluvias.
También está explicitado que si una víbora de cascabel (crotalus durissus terrificus) te muerde, nunca debes aplicar torniquetes o succionar la mordedura, como se ve a veces en las películas. Eso no evita la acción del veneno y agrava los efectos locales.
Una lectura, una vez más, muy recomendable que muestra la capacidad de científicos, diseñadores y escritores uruguayos mientras nos advierte de la fauna en peligro por la acción irresponsable, y nos muestra más razones para querer a nuestro país.
Un texto pensado para chicos y adolescentes que supera con creces las mejores expectativas del lector de cualquier rango etario. Una pequeña joya estética con excelente nivel de información científica (a cargo del biólogo Ramiro Pereira, coautor de las crónicas sobre fauna “Mañana es tarde”), con un diseño en la misma línea de “Pajaritos en Uruguay” (otro ejemplo de la maestría de Giussi), y la amenidad y el humor de Martín Otheguy.
Luego de una breve introducción a la historia de nuestra fauna se pasa revista a una treintena de especies, presentado cada una en su status de conservación, sus características principales, su hábitat, alguna anécdota sobre la especia y las amenazas que penden sobre dichos ejemplares.
“¿Hay una rana de cuatro ojos? ¿Puede una tortuga medir más que un basquetbolista? ¿Qué aspecto tiene una comadreja con patas de rana? ¿Qué animal más alto que un perro tiene un aullido que hiela la sangre?”, reza la contratapa de “Fauna de Uruguay en Peligro”.
En el texto están las respuestas a estas interrogantes y también la descripción del killi, un muy peculiar habitante de los charcos uruguayos: ¿Escuchaste alguna vez de peces que necesiten que no haya agua para sobrevivir? Esa es la historia de las austrolebias nigripinnis (su nombre científico), unos pececitos muy lindos y coloridos de los que hay unas veinte especies en Uruguay, algunas más amenazadas que otras. Entierran sus huevos en el fondo de los charcos y las crías solo nacen si el agua desaparece completamente por un tiempo, a la espera de nuevas lluvias para salir a nadar. Una vieja leyenda asegura que las austrolebias viven en las nubes y caen al suelo con las lluvias.
También está explicitado que si una víbora de cascabel (crotalus durissus terrificus) te muerde, nunca debes aplicar torniquetes o succionar la mordedura, como se ve a veces en las películas. Eso no evita la acción del veneno y agrava los efectos locales.
Una lectura, una vez más, muy recomendable que muestra la capacidad de científicos, diseñadores y escritores uruguayos mientras nos advierte de la fauna en peligro por la acción irresponsable, y nos muestra más razones para querer a nuestro país.
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