Cada inundación genera pérdidas millonarias en animales, praderas, mejoramientos, cultivos de arroz y soja, incluso de alambrados, además de rotura de rutas, caminos e infraestructura de riego y turística.
A fines de junio la ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Irene Moreira, se reunió con una delegación de vecinos afectados por las inundaciones que sufre la zona norte del departamento de Rocha y la afectación que eso tiene en la producción agropecuaria y turística del lugar, además de causar grandes problemas en la infraestructura y fundamentalmente en la salud y la calidad de vida de las personas. El 2 de julio esa delegación fue recibida por el ministro de Transporte y Obra Públicas, Luis A. Heber, a quien se le expuso la situación y a través de ambas Secretarías de Estado el Poder Ejecutivo asumió la gravedad del problema y se comprometió a realizar las obras que den solución a la zona que implica unas 450.000 hectáreas. La Mañana dialogó con el Tte. Cnel. Jorge Pereira y el Ing. Alberto Ruíz quienes participaron del encuentro. Pereira explicó la complejidad de la situación en tanto Ruíz se refirió al proyecto de regulación hídrica que permitiría a la zona desarrollarse como “polo agropecuario, industrial y turístico”.
Este es un tema en el que se llevan “varios años de reuniones”, dijo el Tte. Cnel. Pereira que desarrolla una activa participación social en la zona. Pero este año con el proyecto de regulación hídrica se va a avanzar en las obras. Encontramos “muy buena recepción de la ministra Moreira como del ministro Heber” y lo fundamental es el compromiso de que habrá una solución. “El ministro nos enfatizó y confirmó que se va hacer la obra, hay un interés muy serio”, subrayó.
El problema de la zona norte del departamento empieza hace más de un siglo, cuando el Ing. Luis Andreoni construye el canal que ahora lleva su nombre para la desecación de los bañados de Rocha que hacían de esa región un lugar inundado y por eso incomunicado y lejano en la consideración de la población de aquellos años.
A fines de 1800 Andreoni recorrió la zona con la idea primaria de extender la vía férrea, algo que se hacía imposible debido a los bañados por lo que observado experiencias anteriores realizadas en Europa planificó y junto con el Ing. Juan Lamolle presentó al gobierno del momento un plan de desecación el que fue aprobado pocos años después. Las obras comenzaron en 1898 y se extendieron hasta 1910, concretándose el ahora conocido Canal Andreoni que permite la salida del agua al océano en la zona del balneario La Coronilla.
El Tte. Cnel. Retirado Jorge Pereira dijo a La Mañana que el inicio del problema que sufre hoy Rocha se remonta a comienzos de los años 1900 pero que no es la única situación que ha tenido incidencia.
“El canal fue diseñado para desecar el bañado Las Maravillas y regular el volumen de agua de la laguna Negra, era el proyecto original que luego se extendió un poco más” para incluir otros bañados de la zona, expresó.
El problema actual surgió por acción del hombre que quiso solucionar las dificultades que para la época significaban la presencia de los bañados. Cuando Andreoli realizó sus trabajos y todas las obras que se realizaron después, todas antes de los años ‘70 “las expectativas de entonces no ponían en la balanza los cuidados ambientales y se apuntaba más a lo productivo”, recordó.
Pereira destacó que en 1935 el ingeniero Florencio Martínez Bula realizó los primeros estudios en búsqueda de una solución, y su trabajo es base del primer proyecto de regulación que busca “llevar el máximo de esas aguas que venían al mar hacia su cauce natural que era la laguna Merín por el arroyo San Miguel y el río San Luís”.
“Otra obra que influyó negativamente” y que se dio en los años ‘50, fue el emprendimiento Salinas Marinas que pretendía obtener sal del agua del océano. Para eso se hizo un muelle en la zona de La Coronilla, se construyeron dos piletas que cortaron las cañadas de India Muerta y de La Horqueta que eran desagües naturales. El proyecto fue un fracaso” que se cerró al poco tiempo y “la obra quedó hecha pero no se usó más”.
En los años ‘70 el general Abdón Raimúndez que era el comandante general del Ejército IV en la época del gobierno militar, “continúa el Canal Andreoni con el Canal Nº 2, expandiéndolo unos 70 kms. de la costa, y se hace es un canal para el riego de las arroceras y ganarle al bañado territorio para plantar arroz. Eso generó que toda el agua que antes llovía en la cuenca norte, el escurrimiento de las sierras que antes venía por los bañados que absorbían la cantidad de esa agua, ahora empezó a llegar en forma más rápida a la playa” afectando el balneario La Coronilla y su contexto turístico. El agua dulce que llegaba por el canal se mezcla con el océano quedando de un color marrón lo que hizo que los turistas perdieran interés.
En la actualidad “hay otro ingrediente y es que el río Cebollatí que desborda y produce inundaciones sobre todo en las zonas de producción ganadera. Los productores de Lascano quieren agregar esa zona como parte del proyecto de la regulación hídrica” lo que no está en el plano original pero también es consecuencia de la misma situación aunque “está más relacionada con el cambio climático y las grandes crecidas que se dan ahora y que antes no sucedían tanto”, explicó.
“Son crecidas grandes que se registran desde hace 5 años”, estimó, y “causan problemas con los ganados causándole la muerte” con las consecuentes pérdidas; también se afecta a “todos los poblados” que están en la zona, los que “también sufren consecuencia de las inundaciones” afectándose una “cantidad de obras que se hicieron” a partir de 1985 cuando se retomó la democracia, “obras privadas que nunca tuvieron un marco regulatorio y cada uno hacía su represa, su canal, su muro que lo salvaba a él pero que quizá perjudicaba al que estaba al lado, más arriba o más abajo”.
Consultado al número de personas que afectan las inundaciones, Pereira dijo no tener el número exacto, pero en La Coronilla hablamos de unas 3.000 personas” y estimó que “si sumamos todos los poblados también rondarán ese número”.
Desde el punto de vista productivo los afectados son “ganaderos, arroceros, pero también personas que tienen otros tipos de ingresos, y en la zona de La Coronilla lo que está afectado es el turismo”.
Las soluciones que se manejan no conformar a todas las partes. “Como en todo lo humano hay conflictos”, dijo, y añadió que “la solución final no está muy visualizada como para que sea cien por ciento satisfactoria para todos”. De todas formas lo que se plantea como posible “va a paliar el problema y capaz que un alto porcentaje de gente puede ser beneficiado, aunque no el cien por ciento”.
La obra implica un esfuerzo, reconoció, pero no acaba ahí. “No solo hay que hacerla, hay que gestionarla, regularla y probarla, hay que ver cómo funciona porque a veces en los papeles y los cálculos un planifica una cosa pero después en la realidad es diferente, y hay que considerar los vaivenes de los cambios climáticos porque donde hoy llueven 300 milímetros cada tres meses, puede suceder que en un año lluevan 800 milímetros”.
Respecto a las precipitaciones dijo que éstas se dan en la cuenca del río Cebollatí y al sur y este de Rocha. “Son aguas que vienen de las sierras de Minas, Aiguá, toda esa agua fluye y por un tema geográfico toda esa agua va a la llanura y el desagüe natural era el mar, solo que antes como estaban las cañadas mucha de esa agua iba a los bañados”.
Es un problema netamente uruguayo, “lo que pasa en Brasil no influye acá, a no ser que abran (la esclusa) del canal San Gonzalo que comunica la laguna de los Patos con la Merín y con eso suba el nivel de ésta última, pero eso no debería suceder.
La ecuación está entre la producción y el turismo
Pereira insistió en que es difícil llegar a un acuerdo que conforme a todas las partes y que esas partes “fundamentalmente son productores arroceros y productores ganaderos de la zona de Lascano, San Miguel, Barrancas, y el otro actor es la comunidad de La Coronilla” y que es este balneario que “recibe el agua”, pero “no hay grupos ambientalistas” que estén trabajando en el tema.
“La gran ecuación está entre la producción y el turismo” y el peso económico de los productores respecto al turismo de La Coronilla “es de diez a uno”. La producción genera riqueza y da trabajo, pero “por todo esto La Coronilla disminuyó su capacidad turística, de 5 hoteles grandes pasó a que todos están cerrados menos el Parque Oceánico del Ministerio de Turismo que está del otro lado del canal y no le afecta mucho porque el agua va a la izquierda y el hotel está a la derecha del canal. Es el único que funciona en forma plena, el resto desapareció y con ellos todos los servicios complementarios como restaurantes y demás comercios”.
Recordó que en los años ‘50 La Coronilla se destacaba a nivel mundial por la pesca de corvinas, “se pescaban ejemplares de 40 kilos y dos metros de largo, y hoy es una actividad simbólica”; también fue el “el emporio de las almejas, pero ya no hay” por el ingreso de agua dulce al océano. Cabe precisar que Pereira es el presidente de club de pesca del lugar.
Otro problema que sufre La Coronilla es que el canal se ha ido ensanchando y va ganando terreno de las casas que están al margen, algunos vecinos “tuvieron que tirar la casa abajo y otros están en peligro permanente. Cada vez que hay una lluvia grande el canal crece 4 metros y va rompiendo”, en “algunas partes pasó de 20 a 60 metros de ancho. Más toda la contaminación secundaria marina, toda el agua dulce mata la parte de fauna marina costera, o la saca de lugar y la manda a otro lado”.
Una inversión de diez millones
En la reunión con los ministros Moreira y Heber no se habló de plazos, pero el Tte. Cnel. Pereira dijo que si los trabajos comienzan ahora y no hay contratiempos “en un año estará pronto. Ya se está en la etapa de contratar la empresa, el plan ya está aprobado, los fondos estarían disponibles”. La inversión sería de 10 millones de dólares, un monto menor si se considera los perjuicios que causa en la producción, la infraestructura y la vida de las personas.
En materia de infraestructura, un ejemplo concreto es lo sucedido con el puente sobre la ruta 9. “Es el tercer puente que tenemos ahí” hecho con un “dinero que estaba destinado a remodelar la ruta y se tuvo que gastar más de la mitad en el puente” porque su rotura “implica que haya que cambiar la circulación lo que genera problemas económicos y turísticos, hay que dar una vuelta por la ruta 14, salir por la 19, ir casi hasta Lascano. El puente de la ruta 9 es un punto crítico”, definió.
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