Las furiosas turbulencias de los mercados cárnicos no han disminuido el papel de la ganadería uruguaya en estos tiempos.
Finalizado el ejercicio agrícola el 30 de junio pasado, se pueden elaborar, en base a la información disponible, los números finales de la faena, las exportaciones e importaciones de los 12 meses pasados. Los datos muestran que, a pesar de los huracanes que han soplado en toda dirección, se lograron recaudaciones cuantiosas y se mantienen posiciones en los distintos mercados, de forma que puedan aprovecharse las oportunidades que surgirán una vez restablecida cierta normalidad. Tenemos los números; los vemos y comentamos sintéticamente.
Faena reducida
De la información actualizada sobre la actividad frigorífica surgen varios datos importantes: como ha sido ampliamente anticipado, este último ejercicio registra una de las menores faenas de los últimos tiempos. Con menos de 2 millones de reses procesadas, hay que ir hasta el ejercicio 2013 – 14 para encontrar una similar, y los anteriores a esa fecha están muy por encima de este año.
Según algunas opiniones, esta baja se debe fundamentalmente a la caída de las existencias de novillos provocada por la voluminosa exportación en pie de los años recientes. El tema merece un análisis más profundo, que abordaremos en su momento, ya que hay varios factores productivos y de mercado que matizan ese aserto. De todos modos, la realidad muestra que la faena está siendo reducida.
Baja extracción industrial en el ejercicio, entonces, que se corresponde con la historia reciente y con las peculiaridades extraordinarias que tuvo este último período, cuyos cimbronazos todavía sacuden al torrente del comercio mundial.
Faena ejercicio 2019- 2020 (miles de cabezas)
Faena por ejercicio agrícola (reses, miles)
Respecto al ejercicio anterior, 2018-2019, que cerró un ciclo de tres años consecutivos de elevada extracción, la caída en la faena supera las 370 mil reses, un significativo 16 %.
Como vimos, la producción de carne bajó respecto a los años anteriores, pero no cayó la exportación en la misma medida, ya que buena parte de la carne que consume el mercado interno se cubrió con importaciones de la región.
Veamos ambos movimientos.
Exportación
La exportación de carne en el ejercicio tuvo una baja de cierta consideración, si bien no es posible medirla con precisión en toneladas peso canal o carcasa (recordemos que este año se modificaron los índices para estimar la relación peso carne desosada a su equivalente carne con hueso, que pasó de 1,45 a 1,40, lo que impide por ahora comparar con los años anteriores al 2019).
Tuvimos en este ejercicio una fuerte baja en la faena y la producción de carne, una caída también en los volúmenes exportados
En cambio, podemos comparar un ejercicio con otro en volúmenes peso embarque, y aunque pueden haber algunas diferencias por la composición de los embarques, nos da una idea válida muy aproximada de lo ocurrido: en el ejercicio 2018 – 19, se embarcaron casi 342 mil toneladas, y en el recientemente finalizado llegaron apenas a 300 mil t, lo que equivale a una baja algo mayor a 12 %.
Sin embargo, los precios de la carne exportada fueron superiores a los años precedentes y la baja de la recaudación total no fue tan significativa: pasó de US$ 1.731 millones a US$ 1.678, una baja de 3 %, lo que la situó en el 2º lugar en cuanto a ingresos en dólares de la década. En ton peso canal el ejercicio promedió US$ 4.036, un precio muy alto en términos históricos
Exportación ejercicio 2019-2020
Exportaciones por ejercicio (Dólares, millones)
La historia reciente
En todos los aspectos, los dos semestres que integran el ejercicio fueron muy diferentes entre sí: en el 2º semestre de 2019 se alcanzaron los precios más altos conocidos, tanto en la carne como en los ganados. Fueron subiendo desde mediados del año en una espiral ascendente que embriagaba a los protagonistas de la cadena pero a la vez alertaba sobre la fragilidad de su sostenibilidad.
Exportación mensual de carne vacuna ejercicio
2019- 2020 (Dól, millones)
Luego vinieron las medidas restrictivas en China, y después el coronavirus, lo que dio vuelta el tablero y lanzó todas las fichas al viento.
En el 1er semestre del corriente año, las corrientes comerciales se complicaron, los mercados europeos se bloquearon, los chinos encontraron carne más barata en Brasil y Argentina, mientras la escasez de ganado preparado y los precios que resisten la baja redujeron la producción en nuestro país.
De todos modos, las distorsiones provocadas por la pandemia, que afectaron a plantas frigoríficas de esos países, llevaron a un incremento de la demanda de EEUU y Canadá, y de a poco, tanto en China como en Europa, las puertas se van abriendo y los precios de la carne se recuperan.
La recaudación de divisas se mantiene en niveles históricamente altos por los precios elevados que alcanzó la carne exportada
También nuestros vecinos y competidores han sufrido brotes devastadores de la enfermedad dentro y en torno a las plantas industriales que han afectado su normal actividad.
De la evolución de los precios del ganado y de la carne, los efectos positivos y distorsionantes en el agro y en la industria, nos ocuparemos con más detalle en una próxima edición.
Importación voluminosa
Como puede verse en la gráfica respectiva, en el ejercicio se importaron 36,4 mil toneladas de carne desosada, equivalentes a más de 51 mil toneladas peso canal o carcasa. En el mismo período, la exportación fue de unas 417 mil t PC, por lo que la importación representó más del 12 % de la exportación en volumen.
Importación de carne vacuna (ton peso prod, mil)
En estos momentos, la tendencia se ha fortalecido y la carne importada está abasteciendo la cuarta parte del consumo local, lo que libera cantidades similares para ser exportada a mejor precio que el que paga el mercado doméstico. Ganancia para todos: para los exportadores, y también para los importadores, los procesadores y los carniceros. Eventualmente, también se beneficia el consumidor con menores precios. Tal como ocurre en EEUU y en Australia, algunos cortes de carne se exportan a precios altos, y por la otra puerta, entran cortes baratos para atender la demanda local. Estas operaciones comerciales son propias de sistemas maduros y avanzados, muy superiores a las políticas que buscan desalentar, o directamente prohibir exportaciones, para reservar producción para el consumidor local.
En resumen: tuvimos en este ejercicio una fuerte baja en la faena y la producción de carne, una caída también en los volúmenes exportados, aunque mucho menor que la merma de la producción, pero a pesar de lo cual, la recaudación de divisas se mantiene en niveles históricamente altos por los precios elevados que alcanzó la carne exportada. También cabe destacar el papel relevante de la importación de carne de la región para ser consumida internamente, un proceso que consideramos altamente positivo.
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