Si la historia de la banca central nos enseña una cosa, es que “la necesidad es la madre de todos los inventos”. Las graves crisis exigen respuestas innovadoras y decisivas. Estos son tiempos sin precedentes, y la pandemia presenta desafíos verdaderamente únicos. Sin embargo, las acciones que hemos emprendido nos recuerdan el por qué se creó la Reserva Federal: para hacer lo que sólo un banco central puede hacer, esto es, mantener el flujo de crédito en una economía cuando el miedo y la incertidumbre se apoderan de los agentes.
John C. Williams, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, inaugurando una conferencia la semana pasada
Una reducción en la carga de la deuda de las empresas tiene sentido en algunos casos
Es necesario financiar las empresas rentables para impulsar la economía a largo plazo. Esto no implica abrir las compuertas y gastar en cualquier cosa. La realidad es que necesitamos gastar en aquellas empresas que beneficiarán a la economía en el futuro y que ahora están en peligro … porque no han producido ingresos durante 4 meses, pero han debido igualmente incurrir en costos durante el cierre. Este es el tipo de juicio que debe hacerse, y que se requiere para la salud de la economía a largo plazo. Si una empresa es incapaz de funcionar, eso es una pérdida para el PIB futuro. Si las empresas pueden beneficiarse de una financiación adicional, una reducción en la deuda puede contribuir significativamente más que un estímulo keynesiano clásico.
Economista Raghuram Rajan, ex presidente del Banco Central de India, según Financial Express
Chile y el error de pensar que los números hablan por sí mismos
Una tras otra, las reformas de Piñera demostraron ser eficientes pero desproporcionadamente beneficiosas para los ricos. Naturalmente, la desigualdad no tiene por qué importar mientras la marea levante todos los barcos. Parafraseando a Margaret Thatcher, sólo los socialistas más extremos preferirían tener a los pobres más pobres con tal que los ricos fueran menos ricos. Pero esta creciente sensación de disparidad requería una fuerte respuesta por parte del gobierno chileno. En los 80´s, Margaret Thatcher y Ronald Reagan se las arreglaron para manejar las preocupaciones relativas a la creciente desigualdad porque eran buenos políticos con capacidad para defender el funcionamiento de la mano invisible con una mezcla de fuego y tacto. Desafortunadamente, Piñera y su gabinete no eran estadistas con capacidad para agitar y provocar; mas bien eran un grupo de académicos, expertos y tecnócratas que pensaban que los números eventualmente hablarían por sí mismos.
Mathis Bitton, para National Review (EEUU)
FMI: sino hubieran recibido apoyo, las quiebras de pymes se hubieran multiplicado
En el G-20, se ha proporcionado apoyo a más empresas mediante el alivio en el pago de impuestos y contribuciones a la seguridad social, donaciones y bonificaciones de intereses. Una proporción significativa se ha dirigido a pequeñas y medianas empresas (PYME), algo especialmente importante dado que las pymes son un motor fundamental del empleo. Sin este apoyo, las quiebras de pymes se podrían triplicar, desde un promedio del 4% antes de la pandemia hasta un 12% en 2020, amenazando con aumentar el desempleo y perjudicar los balances de los bancos.
Kristalina Georgieva, Directora Gerente del FMI
La fábrica de deuda
El solo hecho de que la crisis de 2020 fuera desatada por un acontecimiento ajeno a las finanzas no debería impedirnos reformar un sistema que les ha fallado a todos excepto a las entidades que están administrando y alimentando la fábrica de deuda. Los hogares no necesitan más deuda; necesitan ingresos. Las empresas no necesitan pasivos a la par de los bancos; necesitan ingresos operativos. Y los estados soberanos no necesitan deuda; necesitan monedas viables para impulsar su poder de gasto y ocuparse de sus ciudadanos. Ninguna de estas necesidades se cubrirá a menos que, y hasta que, se detenga la fábrica de deuda.
Katharina Pistor, profesora de derecho de la Columbia Law School, en Project Syndicate