Reflexiones de un Blanco
Al abrigo de las páginas amigas de este prestigioso semanario, quien como yo ha sido blanco toda la vida, se permite formular las siguientes reflexiones.
Cuando el Dr. Julio M. Sanguinetti, habló por primera vez en nuestro medio, de las “familias ideológicas” estaba pronosticando con su natural sagacidad, lo que iba a ser el panorama electoral del país: dos bloques conformados por dos coaliciones, una de centro izquierda y otra de centro derecha, que hoy conforman el paisaje político nacional.
Ambas coaliciones, provienen de la unión de diversos partidos, por lo que formalmente se parecen. De nada sirve que el Dr. Tabaré Vázquez diga que la que compone el FA está cosida con hilo de oro, para mostrar firmeza y permanencia y de esa forma tildar de oportunista y precaria la llamada “coalición multicolor” que le arrebató el triunfo.
Pues es bien claro que el FA se compone por un agrupamiento de partidos con serias diferencias ideológicas como lo son los comunistas, socialistas, anarquistas, troskistas, emepepistas y ainda mais.
Tanto es así que existen rispideces, en la interminable puja entre comunistas y socialistas, siendo que hoy parece visible un debilitamiento de estos últimos, debido al parecer a temas tan coyunturales como la mayor capacidad de movilización o el mejor acierto en la elección de sus respectivas dirigencias.
Por parte de la coalición multicolor, la unidad en la diversidad la está demostrando la aprobación de la LUC y la disciplina en el respeto a la autoridad de un Presidente que con prudencia y mano firme conduce al país en circunstancias adversas, pero buscando la sustitución de un modelo agotado por el que ahora eligió la ciudadanía.
Este cambio de modelo lo está llevando a cabo una generación nueva, de hombres más jóvenes, que vienen a devolvernos nuestras mejores tradiciones y el reencuentro con formas de gobernar más acordes con nuestro sistema de valores: la educación en el hablar y el cuidado del vocabulario; la dignidad y el decoro en el vestir, la debida consideración de las fechas patrias y los símbolos nacionales, el adecuado funcionamiento de las sesiones parlamentarias que, sin pretender que fueren un foro de derecho o un ateneo literario, eviten los garrafales errores de forma y de fondo que son demostrativos de aguda desinformación e inocultables carencias culturales, como a veces ha ocurrido.
Todo esto para satisfacción de una ciudadanía que está apoyando, como lo leen las encuestas, la actuación de un gobierno en porcentajes de una altísima aprobación, lo que también es indicativo de una coalición muy firme y duradera, que consideramos definitiva en la fragua de su éxito.
Atilio Arriaga Simpson
En pro de la Gran Familia
Deliberadamente evitaré referirme a las ideologías existentes en nuestro País. Tampoco haré la anatomía patológica de lo que tal o cual partido político propugna. No es el objetivo ni la finalidad de esta nota.
Nuestra Constitución, en su artículo 7, garantiza la libertad en este sentido
esde tiempos inmemoriales la Humanidad ha destacado dos polos: izquierda-derecha, blanco-negro; arriba-abajo, yin-yan, etc., etc… Ha cobrado tanta importancia esta dualidad, que se han subestimado las gamas intermedias. Pero esa costumbre ha resultado ser nocivamente separatista.
Hay quienes en vez de cuestionar se dedican a oponer. En lugar de bregar hablan de luchar. En vez de respetar al interlocutor le quieren imponer ideas que jamás secundará porque no las comparte. Se rigen por un mandato que dice “no importa si es bueno lo objetamos igual”.
La obsesión por el poder supera las bondades de lo cuestionado. Hay demasiados “opinólogos” flechados; demasiados sabelotodo sobre asuntos que ignoran. Con tal de tener audiencia vomitan injurias, verdades a medias, confunden el todo por la parte, explotan el morbo y las carencias.
Dadas las presentes circunstancias nacionales e internacionales, se impone la cohesión para que el futuro no nos perjudique. Para ello sugiero el intercambio en vez de la descalificación, del ninguneo. La violencia verbal también genera más violencia y nuestra Nación necesita uniones y no separaciones.
Honremos a nuestro Prócer recordando que “En lo sucesivo solo se vea entre nosotros una gran familia”. Y ya que está de moda recurrir al fútbol, llevemos el cuadro en nuestro corazón pero triunfemos con la Selección.
Arq. (J) Ignacio David Weisz