Durante la actual crisis, la política de prudenciales bancarios ha tomado una dirección sin precedentes. En lugar de alentar a los bancos a fortalecer sus balances, los reguladores los están impulsando a utilizar parte de las reservas de capital que han acumulado desde la Crisis Financiera Global de 2008. El objetivo principal: mantener el flujo de crédito.
A tales efectos, las autoridades prudenciales de todo el mundo utilizan la flexibilidad disponible para aliviar los requisitos de capital y liquidez, al mismo tiempo que facilitan el mantenimiento de las categorías de crédito y otras medidas contables que favorecen la estabilidad de la cadena crediticia.
Este cambio fundamental fue posible gracias, entre otras cosas, al cambio en la perspectiva regulatoria posterior a la crisis de 2008. Se pasó de un enfoque puramente microprudencial (MIP) – centrado en la seguridad de bancos individuales considerados en forma aislada – a un enfoque más macroprudencial (MAP), que los considera como parte de un sistema, evitando así la “falacia de composición”: puede ser racional y, de hecho, convincente para cada institución reducir y recortar los préstamos a medida que las perspectivas se deterioran. Pero, si todas lo hacen colectivamente, pueden acabar todos peor. En consecuencia, esta vez las autoridades económicas podrán contar con los bancos como parte de la solución y no como parte del problema.
Claudio Borio, Director del Departamento de Economía Monetaria del Banco de Pagos Internacionales (BPI)
Situación fiscal española genera preocupación sobre la salud de los bancos
Una vez más, la frágil situación fiscal de España hará más difícil que el país se recupere de la profunda recesión que atraviesa actualmente. Según las últimas proyecciones del FMI, el PBI español se contraerá 13% en 2020, comparado con una caída esperada para Europa de 8%. En este escenario, el déficit fiscal se dispararía al 11% del PIB, y la relación entre deuda pública y PIB se elevaría a 120%, un nivel sensiblemente superior al máximo alcanzado en 2010.
Como ha ocurrido antes, esto obligará al país a aplicar un severo ajuste fiscal en medio de la recesión. Al mismo tiempo, las restricciones que impone el Euro impiden a España reducir las tasas de interés, mucho menos desvalorizar su moneda, algo que haría mas tolerable económica y políticamente el ajuste fiscal.
Resulta también inquietante el efecto que la recesión tendrá sobre su sistema bancario, especialmente teniendo en cuenta que los bancos españoles deberán soportar una recesión más del doble de profunda que la experimentada en 2010, e incluso más grave que el peor escenario previsto en las pruebas de estrés. No inspira tampoco mucha seguridad el hecho de que los bancos españoles hayan ingresado en la presente crisis con unas de las reservas de capital más ajustadas de Europa.
Desmond Lachman, resident fellow del American Enterprise Institute (AEI). Anteriormente fue Director Adjunto del Departamento de Desarrollo y Revisión de Políticas del FMI
TE PUEDE INTERESAR