¿Estaremos viviendo el declive de Occidente? No sería la primera vez. Edward Gibbon describía así el saqueo de Roma por los godos en agosto del 410 de la era cristiana:
En la hora de la permisividad salvaje, cuando se encendió toda pasión y se quitó todo freno… se produjo una cruel matanza de los romanos; y… las calles de la ciudad se llenaron de cadáveres, que permanecieron sin enterrar durante la consternación general… Si los bárbaros encontraban oposición, extendían la promiscua masacre a los débiles, los inocentes y los indefensos… La adquisición de riquezas sólo sirvió para simular la avaricia de estos rapaces bárbaros… No fue fácil cuantificar las multitudes, que desde posiciones honorables y prósperas, se vieron repentinamente reducidas a la miserable condición de cautivos y exiliados… Las calamidades de Roma… dispersaron a sus ciudadanos a los lugares de refugio más solitarios, más seguros y más distantes.
La historia de la decadencia y caída del Imperio romano, publicada en seis volúmenes entre 1776 y 1788, cuenta la historia de la última vez que Occidente colapsó. Hoy en día muchos en Occidente temen que estemos viviendo una especie de secuela. Cuando reflexionamos acerca de las causas de la caída de la antigua Roma, estos temores no parecen tan fantasiosos. Crisis económicas; epidemias que arrasaban con poblaciones; inmigrantes que sobrepasaban las fronteras imperiales; el surgimiento de un imperio rival –el persa- en el este; y el terror que producían los godos de Alarico y los hunos de Attila. ¿Será posible que, luego de tantos siglos de supremacía, enfrentemos ahora una coyuntura similar?
Niall Ferguson, historiador escocés, en “Civilización”, publicado por primera vez en 2011
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