El coronavirus impulsó la telemedicina y en medio de la pandemia se aprobó una ley para que se pueda ejercer en todo el territorio nacional. Antes de fin de año está prevista la reglamentación para poner al alcance de los habitantes del país un nuevo medio para ser atendido por un médico.
A nivel global, una técnica que recién estaba despuntando cobró importancia, ya que en varios países fueron miles los pacientes que al no poder ir a las consultas presenciales por las restricciones debido al covid-19, terminaron siendo atendidos vía telefónica o mediante videoconferencia por su médico de cabecera.
En 2019 la Cámara de Representantes aprobó por unanimidad un proyecto sobre telemedicina presentado por del diputado Martín Lema. Pasó al Senado y la pandemia llevó a que fuera tratado en una sesión extraordinaria sobre fines de marzo, logrando también un apoyo de todos los sectores políticos. La intención fue dar un marco legal a la atención a distancia, ya que se entendía que en los centros de salud se debía restringir la concurrencia por ser posibles focos del coronavirus.
“La atención de la salud se está reinventando”, sostiene el presidente de la Sociedad Uruguaya de Telemedicina y Telesalud, Dr. Gabriel Antoniol.
Un punto fundamental expresado en la ley 19.869 es que “el paciente deberá otorgar consentimiento expreso para la realización de tratamientos, procedimientos, diagnósticos, así como la transmisión e intercambio de la información personal que se desprenda de su historia clínica”. Esto da un respaldo legal a la actuación de los médicos cuando realizan consultas vía telefónica o por otros medios electrónicos.
En Uruguay existe desde hace nueve años la Sociedad Uruguaya de Telemedicina y Telesalud (Sutmts), una asociación no solo conformada por médicos, sino también por ingenieros en informática y otros profesionales, los cuales buscan el impulso de la atención médica a distancia. La misma nació tras un proyecto piloto realizado años atrás en Cerro Largo en 18 localidades de menos de 1.000 personas. Este programa duró dos años y medio y después casi se discontinuó en su totalidad.
El presidente de esta sociedad, Dr. Gabriel Antoniol, dialogó con La Mañana y explicó cuál es la realidad actual de este sistema de atención que llegó para quedarse. “Hay barreras y la principal es la gestión del cambio. Lo que promovemos es la descentralización y la telemedicina es la herramienta más democrática porque hace accesible a una medicina de calidad a todos los habitantes del país. Significa el acceso a medicina de primer nivel para la gente de la periferia de las ciudades y del interior profundo”, dijo Antoniol.
La Sutmts participó en la confección de la ley. Durante su discusión los principales cuestionamientos a la iniciativa partieron de los médicos, por los temores que generaba las consecuencias legales de la atención a distancia. Dentro de los sectores más preocupados estaba la Asociación de Medicina Rural, ya que, si bien entienden las ventajas del sistema, existían dudas sobre los alcances legales de las consultas y sus consecuencias. Estos puntos cuestionados quedaron aclarados mediante la ley.
Antoniol expresó que “la atención de la salud se está reinventando y va a cambiar de paradigma yendo a la predictibilidad, personalización, proactividad y participación activa del paciente. La tecnología está y lo que se suma ahora son los dispositivos móviles. Más adelante y sin duda los medicamentos por ejemplo serán personalizados, porque eso es hacia dónde vamos”. Recordó la experiencia en Cerro Largo donde pequeñas clínicas en poblados se comunicaban con médicos de referencia en Montevideo para la atención de los pacientes. Pero aclara que “la idea nunca es sustituir al médico”, es facilitar la atención principalmente de la gente que está en medio del campo y que les cuesta llegar a instituciones médicas en centros poblados de importancia.
A esto se suma la falta de especialistas. “Las instituciones que forman médicos no han generado muchos especialistas. Yo voy a Durazno y no hay fonoaudiólogo, por lo cual la telemedicina juega un papel fundamental en la atención de la salud en especial en el interior del país”, sostiene Antoniol.
Intercambio de experiencias con red latinoamericana
La experiencia sobre lo que es la telemedicina se expande rápidamente en toda la región. La Sociedad Uruguaya de Telemedicina y Telesalud forma parte de una red latinoamericana que busca impulsar el uso de la tecnología. Una vez a la semana y mediante videoconferencia se encuentran los impulsores de la telemedicina de los diferentes países.
“La idea de estas reuniones es contar experiencias sobre cómo se puede aplicar el sistema. Hay médicos en las minas de hierro de Bolivia, en las petroleras de Argentina, Ecuador o Colombia. Se ven esas realidades y buscamos la mejor manera de llevar la atención a distancia, cuando existen dudas sobre algún diagnóstico. En esos países hay montañas y otros colectivos y etnias y es ahí donde se hace más necesaria”, sostiene el entrevistado.
Acota que hay un cambio generacional que puede impulsar estas nuevas tecnologías. “Si un adulto mayor va al médico y no se va con un medicamento recetado, desconfía. Pero dentro de diez años, en especial las nuevas generaciones, verán la telemedicina, o sea no estar enfrente a un médico en persona, como algo normal”, indicó Antoniol.
En Uruguay existe una plataforma dedicada exclusivamente a la telemedicina, la cual es segura para proteger los datos confidenciales de los pacientes y las comunicaciones que estos mantienen con los médicos. Se trata de “Doctari”, una red que conecta a médicos con pacientes y que viene siendo usada en forma experimental por lo menos por una mutualista. También fue utilizada para la atención de los pasajeros del barco australiano Greg Mortimer, varios de los cuales estaban infectados de COVID-19.
Un aspecto polémico
Dentro de la ley 19.869 sobre telemedicina se expresa en un ítem del artículo 7, que en el caso de que el paciente sea menor de edad o persona declarada legalmente incapaz, será el tutor o representante legal quien autorice la atención a distancia.
Este punto fue cuestionado por el ministro del Tribunal de Apelaciones de Familia, Eduardo Cavalli, asumiendo que los seres humanos tenemos diferente desarrollo en cuanto a que podemos ser más o menos autónomos en determinadas áreas. Por lo tanto, la inclusión de un límite como hace esta ley “es absolutamente inconveniente” dijo al portal de noticias 180.uy. Se basa en que, por ejemplo, un adolescente puede consultar a un médico sin que deba tener la autorización de sus padres, situación que en este caso no sucedería. Este principio se denomina “autonomía progresiva”, o sea a medida que pasan los años se entiende que el menor va siendo cada vez más autónomo, no existiendo un criterio rígido en materia de edad.
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