Una realidad candente, que está ahí, esperando una solución acorde con la importancia y trascendencia el problema, lo es la falta de campos para trabajar los pequeños y medianos productores.
Ya en comentarios anteriores, hemos demostrado cómo la potencialidad económica del gran capital, ha ido desalojando paulatinamente de los predios en propiedad o arriendo, a numerosos núcleos de trabajadores del agro, en una absorción desorbitada que, a la vez de conspirar contra el interés social, crea injustificadamente un intenso drama a la economía rural.
Se desplaza, como decimos, de la actividad noble y fecunda del trabajo y del esfuerzo, sustrayéndole el concurso inestimable de energías creadoras, de entusiasmos patrióticos y de laboriosa militancia, a muchos hombres hechos a la dura faena rural, en la que han puesto desde niños lo mejor y más poderoso de sus espíritus de luchadores tesoneros, en un afán nobilísimo de engrandecimiento y prosperidad nacional.
…El capitalismo, buscando formas positivas y estables de colocación, se ha dedicado a especulaciones en base a la tierra, a la que, pretendiendo desvirtuarla de su misión específica, se la toma como medio de asegurarse usuraria rentabilidad…Estimamos que el país tiene por delante, en esa materia, un problema vital.
A su solución hay que concurrir, dentro de los términos más perentorios, si no queremos decretar un mayor éxodo de población hacia las capitales, con todo el peso de la enorme tragedia que ello importaría en el orden económico y social para el país.
Luis Alberto de Herrera, en columna de El Debate titulada “Realidad candente de economía rural”, 27 de junio de 1948.
TE PUEDE INTERESAR