En la ciudad de Vergara, en Treinta y Tres, un Club de Niños apunta al acompañamiento y al aprendizaje de los chicos. La iniciativa es parte de la Obra Social San Martín, que en convenio con INAU, atiende seis proyectos de apoyo a la primera infancia, niñez y adolescencia.
Hace cerca de diez años la Diócesis de Melo, por medio de la Obra San Martín, contaba con un hogar de niños de tiempo completo en la ciudad de Vergara, a cincuenta kilómetros de la capital departamental, que atendía situaciones de amparo judicial. Desde 2013, a raíz de la política del INAU basada en los derechos del niño, niña y adolescentes, comienza un proceso de cierre y reconversión de esos hogares, y nace el Club de Niños San José.
El director de la Obra y párroco de San José Obrero de Treinta y Tres, Arturo Silva, en diálogo con La Mañana contó que “el objetivo de los clubes de niños básicamente son la contención, acompañamiento y cuidado de la vida de los niños en contextos vulnerables, situaciones de cuidado de la familia, de padres que trabajan y no pueden cuidar a los chicos”.
Las actividades que se realizan en el club “van desde los deberes vigilados, del trabajo en las dificultades de los niños a nivel familiar, al tema de alimentación, hábitos de higiene, de todo lo que tenga que ver con el crecimiento de los niños. También se trabaja en valores, desde nuestra perspectiva cristiana, mirando desde la fe, se trabaja la solidaridad, fraternidad, perdón, cuidado del compañero, de forma lúdica”.
Para llevar a cabo su labor, el Club cuenta con un equipo de trabajo integrado por una coordinadora, que es maestra, y también un psicólogo, una trabajadora social y un equipo de educadores, que trabajan directamente con los chicos, además de una cocinera y una responsable de servicio. En el lenguaje de INAU el Club de Niños brinda un subservicio de tiempo parcial.
Una actividad de servicio a la comunidad
“Entre gurises y familia atendemos cerca de 800 personas con la obra, distribuidas en el departamento de Treinta y Tres, entre la ciudad homónima y Vergara que tiene alrededor de 5000 habitantes” precisó Silva, y agregó “en el Club siempre tenemos chicos en lista de espera. Vergara es una ciudad que está en uno de los lugares de mayor producción de arroz, y tenemos el tema de que hay muchos trabajos zafrales, trabajan seis meses, paran cuatro y luego trabajan dos más”.
“También tenemos situaciones y contextos de riesgo, violencia intrafamiliar, situaciones de familias monoparentales, madres jefas de familia, y algunas situaciones de adicciones. Pero es una comunidad que tiene grandes fortalezas, como el sentido de cohesión social. Hay una tendencia de la gente a apoyar aquellos emprendimientos que están a favor de la comunidad. Nosotros siempre hemos sentido el apoyo de los padres y de la comunidad en general, incluso de la propia intendencia y de las autoridades, porque claro, son lugares donde hay poca cosa y pocas oportunidades para los niños y jóvenes”, afirmó el director.
“Lo más relevante de esta realidad es que el trabajo que se hace es un trabajo cuerpo a cuerpo, un seguimiento de los chicos muy fuerte. Eso da resultados porque hay una configuración de diálogo con las familias, con los niños y, por supuesto, una valoración de toda la parte del trabajo que se hace dentro de la comunidad. Trabajamos mucho la parte lúdica de educar por medio del juego y después tenemos muchas redes que vamos tejiendo dentro de la misma comunidad, que tienen que ver con todos los actores de la sociedad de Vergara, entre ellos está SARU (Servicio de Ayuda Rural del Uruguay), que nos da una mano en todo lo que necesitamos. Vamos buscando no excluir de este tipo de proyectos a la comunidad”.
Tiempo atrás, los salesianos fueron los primeros en establecer convenios institucionales y económicos con el Estado, similares al del Club de Niños. El padre Silva contó: “Nosotros formamos los equipos técnicos, nos encargamos de la parte laboral, de administración y rendimos cuentas, por supuesto. Tenemos a un supervisor que viene a mirar si lo que hacemos responde al programa instituido por el INAU, y también con la configuración de la propuesta. El tema religioso es un tema que por momentos parece peligroso. A veces se tiene una visión más tendiente a un laicismo que a la laicidad”.
Si bien la Obra Social está acoplada a la Iglesia, tiene su estatuto propio e independiente. “La base de nuestra visión del Club de Niños está dada por los valores evangélicos. Yo trato de buscar como director de la obra los mayores consensos posibles, el diálogo, pero hay momentos en los cuales se vuelve un poco difícil entender que lo religioso es una dimensión de la vida como cualquier otra, mientras no sea impuesto, no sea una realidad sine qua non para participar de la experiencia. Tenemos chiquilines de todas las religiones, nosotros no imponemos, pero tenemos una visión cristiana de nuestra tarea”, aseguró.
Educar para una formación integral
Marcia Hernández es de Rincón de Ramírez, una localidad a 20 kilómetros de Vergara. Estudió magisterio y luego de recibirse, vivió y trabajó en Treinta y Tres hasta que nació su hija y decidió volver al pueblo. Desde entonces viaja todos los días hasta Vergara para trabajar.
En comunicación con La Mañana, contó: “trabajo en Vergara hace siete u ocho años, en la escuela por la mañana, y a la tarde hace casi tres años que estoy en el Club de Niños, donde soy coordinadora. Hace diez años que soy maestra, y la mayor parte de mi carrera la he trabajado en Vergara, lo que me permite tener un amplio conocimiento de la comunidad. Hay varias generaciones que han pasado por mí, y me satisface mucho ver la evolución de los chiquilines en el sentido de conocerlos desde muy pequeños, porque el trabajo en la escuela y en la comunidad educativa es lo que permite”.
“Vergara es pequeña, pero tiene una diversidad muy grande y hay, como todo, distintos contextos, distintas situaciones, a veces no tanto carencias a nivel socioeconómico sino muchas veces carencias desde lo emocional y lo familiar. Desde mi profesión siempre trato de apuntar -si bien como maestra teniendo en cuenta los contenidos que uno tiene que tratar- a lo vincular con los niños, con sus familias, porque para mí este pilar es fundamental, para que el niño pueda aprender en un ambiente sano, sentirse cómodo, me parece que logro muchas más cosas poniéndole amor a lo que hago. Hay gente capaz que mecaniza un poco la tarea, en mi caso me gusta generar esos vínculos y trabajar desde lo emocional con los niños, me parece que es fundamental”, enfatizó.
Hernández ponderó la oportunidad de relacionarse con el medio que le brindó el trabajo en el Club del Niño San José, “me ha permitido trabajar desde otro ámbito, que quizá a veces la escuela no da esa apertura de llegar más. Ha sido la oportunidad de trabajar más cómoda, de llegar a la familia de otro modo, que a veces lo acotado de las cuatro horas que uno trabaja en la escuela no te da para conocer en su totalidad al niño, su realidad familiar. Trabajo con un equipo muy lindo, muy comprometido y existe un seguimiento desde el cuidar la vida, que es el lema de la obra”.
“Es muy lindo y gratificante poder llegar de esa manera a las familias y a los niños, y poder colaborar desde lo humano, más en estos tiempos que está todo tan complicado, los vínculos son muy difíciles, que vemos tantas cosas tristes y los niños muchas veces son víctimas de eso. Poder trabajar y aportar nuestro granito de arena en ese sentido es gratificante”.
“Radio alegría” un proyecto premiado
Marcia además es finalista en el Premio al Docente Uruguayo de la fundación ReachingU, por su proyecto ‘Radio alegría’. Cuando arrancó la pandemia, tenía la preocupación de cómo llegar a los niños, “y más en sexto año, que es un grado bastante difícil, por la etapa que termina. Un día se me ocurrió que se podría hacer una radio online. Así fue que cree lo que llamamos “Radio alegría”, de curiosa, no es que tenga conocimientos superiores, sino siempre ha sido la curiosidad de buscar e investigar”.
“Fue la manera de ponerme en contacto con los chiquilines, todos los días transmitía en vivo desde mi casa. Tenía clase de lunes a viernes. Hoy por suerte volviendo a la presencialidad se nota que nunca estuvieron desvinculados, sino que se lograron buenos resultados a través de la radio. El premio reconoce al docente por su labor y se lo premia para seguir adelante con su proyecto. La idea es tener una estación de radio real en la escuela, como una forma de que la escuela esté en contacto con la comunidad. Y acá es muy importante ese vínculo. La familia se acerca mucho a la institución” relató.
Campaña para el arreglo del techo del Club del Niño San José de Vergara. Teléfono de contacto: 092671908.
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