INTERNACIONALES
28 de septiembre de 1921
“El martes 27 del actual, en ocasión de la fausta fecha del centenario de la consumación de la Independencia de Méjico, el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de esta República, Licenciado don Alfonso M. Siller recibirá a autoridades que quieran saludarle. Por la noche, ofrecerá en el Parque Hotel, una comida con Ministros de Estado e invitados”. Así informaba la sección diplomática de La Mañana del 27 de setiembre de 1921 sobre el primer centenario de la Independencia de México y los festejos que tendrían lugar en nuestro país.
El 27 de setiembre de 1821, Agustín de Iturbide entró a Ciudad de México al frente de su Ejército Trigarante, (las tres garantías: Religión, Independencia y Unión) luego de haber concertado un acuerdo con los últimos insurgentes liderados por Vicente Guerrero. Un día después, el 28 de setiembre, la Suprema Junta Provisional ordenó elegir al presidente de la regencia del nuevo imperio, que era el formato con que la Nueva España, el más destacado Reino de Indias, se convertía en nación independiente. Modelo político que sirvió para que un año después Brasil se independizara de Portugal en clave de Imperio.
El mismo día, suscribieron el Acta de Independencia de la nueva nación 38 firmantes, entre ellos el propio General Iturbide, que se le otorgó el título de emperador, y el Virrey Juan O’Donojú como primer regente. El acta que consumó este acto político de separación de España, explicaba la necesidad de ser una nación independiente: “La Nación Mexicana, que por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido…”.
El acto formal de la independencia mexicana, se concreta casi sin violencia, ahorrando los derramamientos de sangre inútiles que hubiera traído aparejada la cruenta guerra civil que estaba planteada.
El dinámico militar Agustín de Iturbide había sido mandatado por el Virrey Apodaca, para pacificar las sierras del sur donde Guerrero acaudillaba a los rebeldes, que era la última resistencia contra el dominio español.
Agustín de Iturbide da el primer paso a la independencia Mexicana, un dirigente lúcido con espíritu patriota, acaudillando la fuerza militar. Así ocurrió con Cornelio Saavedra en Buenos Aires y con nuestro Artigas en la Banda Oriental.
Iturbide, que hacía tiempo había tomado la determinación de independizar a su patria, entró en comunicación con Guerrero ofreciéndole su amistad. Le manifestó que admiraba su valor y que esperaba “en breve darle un abrazo”, a lo que el jefe rebelde no demoró en negociar una alianza. De común acuerdo redactaron el plan de Independencia o Plan de Iguala del 24 de febrero de 1821. “Ha llegado el momento en que manifestéis la uniformidad de sentimientos, declara Iturbide, y vuestra unión sea la mano poderosa que emancipe a la América sin necesidad de auxilios extraños…”
Donde se estipulaba:
1) “Qué México había llegado a la edad mayor para separarse de España, sin perderle respeto, ni amor como a su primitivo origen…”
2) “Trato igual para todos los habitantes, fueran criollos o españoles…”
3) “Supremacía de la religión católica como religión del estado…”
Y como bandera, Iturbide adoptó la enseña tricolor, a la que hizo jurar a las tropas como el simbolismo de las tres garantías: religión, independencia y unión. “Al frente de un ejército valiente y resuelto, he proclamado la independencia de la América septentrional…”
Si bien la Junta Provisional Gubernativa realizó su primera sesión de acuerdos del recién creado Imperio, el primer paso a la independencia fue el resultado de un dirigente lúcido con espíritu patriota, acaudillando la fuerza militar. Así ocurrió con Cornelio Saavedra en Buenos Aires y con nuestro Artigas en la Banda Oriental.
México nacía a la nueva vida como una nación joven y de enormes posibilidades, que se extendía desde la Alta California y desde Texas al norte hasta la frontera con Colombia, lo que hoy es Panamá. Poseía una superficie más del doble que la extensión actual. Territorio equivalente al de su vecino del norte, EE.UU.
La ciudad de México, (capital de Nueva España) con sus 150.000 habitantes, sin contar los poblados aledaños, con su Universidad, con sus diez colegios de primer orden y sus grandes construcciones, era la ciudad más culta y elegante del Continente, según documenta el científico alemán, barón de Humboldt.
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