En el 90 asesoró al Ministerio de Economía y tiempo después, por casi 20 años, fue economista líder del Banco Mundial en diversos países. Hoy integra el grupo de asesores económicos de Isaac Alfie en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), desde donde está abocado a resolver el problema presupuestal que Uruguay ha acarreado durante años.
El proyecto de Presupuesto Nacional que está en la órbita parlamentaria se caracteriza por ser austero. ¿Cuáles son sus principales objetivos?
Tiene dos objetivos. Primero, atacar la brecha de pobreza que se ha abierto en el país por décadas. El segundo es volver a retomar una senda de crecimiento que riegue a la mayoría de la sociedad.
Es un Presupuesto austero, sí, y me siento muy orgulloso de eso. En primer lugar, porque austero no significa que recorte servicios. La gente confunde gasto con servicios, pero gastar no implica ofrecer algo que tenga valor para la sociedad.
Además, me parece un Presupuesto muy heroico, porque hay un sinnúmero de dificultades para cambiar toda la estructura legal que tiene, es decir, está armado de una manera tal que es muy difícil reformar nada.
¿Por ejemplo?
Encontramos que hay 391 programas sociales manejados por un sinfín de organismos del gobierno central, empresas públicas, entes autónomos, etcétera. Muchos de ellos tienen superposiciones, algunos operan con una cantidad mínima de gente.
Eso te da oportunidades de eficiencias si lográs concentrar algunos programas en un lado o realizar pequeñas reformas. Hacer eso legalmente es bien complicado y estamos tratando de hacerlo; implica un trabajo muy profundo en los incisos, que ahora lo estamos haciendo en el Mides, en el INAU y en ASSE.
¿La eliminación de programas es una posibilidad?
Esto se trata de mantener servicios que tengan valor. Hay servicios que figuran que no tienen ningún valor y esos se van a cortar, pero me los reservo.
“El Presupuesto es austero, lo que no significa que recorte servicios. La gente confunde gasto con servicios, pero gastar no implica ofrecer algo que tenga valor para la sociedad”
¿Cuánto le va a llevar a Uruguay corregir el tema presupuestal?
Mucho. Uruguay arrastra dos cargas muy fuertes: la parte del gasto público que va a transferencias por intereses y la seguridad social. Lo que se asigna a servicios públicos –seguridad, educación, salud, infraestructura- no es alto; en el contexto internacional es bajo. Lo que pasa es que está asfixiado por la cantidad enorme que se gasta en intereses por no haber tenido una conducta equilibrada en materia presupuestal por décadas, y lo que se gasta en seguridad social, por envejecimiento de la población y por excesos del pasado. La parte de la seguridad social se había puesto en un carril de disciplina con la reforma del 95.
¿Eso mismo es lo que se busca nuevamente con la reforma prevista para este período?
Exacto, y probablemente dentro de 30 años se tendrá que hacer otra reforma de la seguridad social, porque hay cosas que cambian. Por ejemplo, la estructura del empleo tradicional, donde tú trabajás para una empresa en forma estable, ha cambiado, así que la reforma que se viene es muy compleja. Por suerte hay un equipo muy bueno detrás.
Y el problema del gasto público, ¿cómo se resuelve?
Para eso hay que lograr retomar la senda de crecimiento y crear condiciones para que haya inversión y empleo. Los últimos cinco años han sido un desastre; las horas trabajadas cayeron 7,5% y la inversión bajó más de 20%, o sea, era una senda insostenible.
“Lo que se asigna a servicios públicos no es alto. Lo que pasa es que está asfixiado por la cantidad enorme que se gasta en intereses por no haber tenido una conducta equilibrada en materia presupuestal por décadas”
En cinco años, los ingresos de los hogares aumentaron 3,4%, pero al descomponer las fuentes de ese crecimiento, más del 75% está explicado por jubilaciones y políticas sociales; las remuneraciones al trabajo están totalmente ahogadas, fruto de que cayó el empleo en el sector privado y que el salario real tampoco aumentó.
¿Esta situación a qué se atribuye?
Yo prefiero mirar para adelante.
¿Cómo incidió la pandemia en los planes de ajuste que el gobierno se había trazado?
La pandemia fue un shock brutal, cambió completamente el foco de los temas, porque no había capacidad de testear al virus, había relativamente poca capacidad de unidades de cuidados intensivos.
Muy rápido agarramos idea de dónde afectaba el Covid-19 económicamente y qué había que hacer, que fue asegurar que la cadena de pagos no se interrumpiera, flexibilizar normas de riesgo crediticio del Banco Central y montar un sistema de transferencias. Por suerte teníamos una muy buena base de datos para identificar a la gente de menores ingresos y algunos instrumentos como la TUS (Tarjeta Uruguay Social).
Por otro lado, se ha hecho un trabajo estrictamente sobre el Covid-19. El director (Alfie) ha estado coordinando al grupo científico, y algo que la gente no sabe es que ha sido fundamental en el management de la operación, porque no era tan sencillo pasar de 140 tests por día hasta hoy, que podemos hacer 3.000 y hasta 10.000.
“Hay que lograr retomar la senda de crecimiento y crear condiciones para que haya inversión y empleo. Los últimos cinco años han sido un desastre; las horas trabajadas cayeron 7,5% y la inversión bajó más de 20%, o sea, era una senda insostenible”
Más allá de los cometidos que ya tiene definidos la OPP, ¿dónde está puesto el foco hoy?
Ahora lo central es el Presupuesto y la evaluación de programas públicos, como lo que te decía al principio sobre el Mides. En ese caso estamos ayudando a ver el costo de cada uno de los programas grandes, la eficiencia con la que se manejan, las cosas que se pueden mejorar y otras que probablemente habría que transferir a otros incisos.
¿Cuáles son los desafíos socioeconómicos más importantes para el gobierno?
El desafío y el éxito de este gobierno va a ser lograr atacar la pobreza de un modo sostenible a futuro. Eso tiene tres pilares. El primero es que se creen empleos genuinos en el sector privado.
Número dos, mejorar el nivel de educación de la gente. El 74% de los hombres no tiene educación secundaria terminada y el 59% de las mujeres tampoco. Eso es un desastre, o sea que mejorar la educación es fundamental para crear generaciones que sean empleables.
En tercer lugar, atender la primera infancia, porque en familias muy pobres, muchas veces no tienen la capacidad de ayudar a formar las habilidades cognitivas y no cognitivas de cero a cuatro años; eso genera una gran preocupación.
¿Cómo se pretende volver a una senda de crecimiento y crear empleos?
Después que pase la Ley de Presupuesto ya estamos pensando en una posible ley de regulación… como te decía que hay 391 programas sociales, también hay más de 400 programas de apoyo a empresas de distintos tipos y formas. Los estamos estudiando, tratando de estructurar y de usar más eficientemente, pero estamos en una primera etapa.
¿Qué expectativas tiene a futuro? ¿Cómo espera finalizar el año?
Yo soy optimista. Espero que terminemos el año con un nivel de actividad que esté bastante cerca de lo que estaba en diciembre del año pasado, lo cual sería un logro extraordinario. Hacia adelante hay que hacer un esfuerzo enorme en materia comercial; el país se ha quedado atrás en abrir mercados y hay que hacerlo.
Por otra parte, en cuanto a lo que te dije de atacar la brecha de pobreza y volver a crear condiciones para que vengan inversiones y se creen empleos, me parece que debería ser un tema de acuerdo político de todas las fuerzas y espero que lo sea, porque no creo que haya dos opiniones.
Está el problema de que la región no ayuda y el resto del mundo también va a estar atado con el Covid-19 todo el año que viene. Esas son cosas que nos van a hacer funcionar más lento de lo que querríamos.
¿Hacia dónde habría que apuntar en la necesidad de abrir mercados que mencionaba?
A todos lados. Somos un país chico, tenemos que comerciar con todo el mundo. Tenemos que profundizar en el Mercosur el tema de los servicios. Uruguay no es un país que vaya a tener más industria de la que está asociada al agro. Eso sí se ha fortalecido, pero hay que venderle a Brasil, a Argentina, y también habría que hacer un acuerdo con Corea, con China.
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