Para quienes nacimos en la década del ‘50 del siglo pasado e incursionamos en el periodismo deportivo, hablar de figuras de nuestra tierra en ese campo, nos lleva indefectiblemente a recordar a los grandes maestros, aquellos que regalaban con su letra o con su dicción, las páginas y las audiciones de radio con las crónicas futbolísticas que devoraba desde niño.
Pero hay figuras que a uno lo marcan más que otras, maestros invisibles de nuestra vida, y digo invisible porque uno no conoce al hombre detrás de la máquina de escribir que luego se plasmaba en el papel o del micrófono de una radio, se lo imagina.
Franklin Morales es uno de esos maestros. Maestro con mayúsculas, no existía la Facultad de Comunicación o los títulos de Licenciado. Existían y existen esos grandes maestros, reitero, de la vida misma.
Nacido en Durazno en 1933, nos hacía devorar sus crónicas, únicas, en el diario La Mañana que junto a El Diario de la noche todos los días entraba por la rendija de la puerta de calle, aunque la misma siempre estaba abierta y sin rejas.
Franklin, hacia el año 1964, comenzó a colaborar en el diario Época en el tratamiento de los grandes temas del fútbol, pero pronto lo abandonó en forma momentánea para realizar el Curso de Entrenadores de Fútbol organizado por la vieja Comisión Nacional de Educación Física.
Trabajó también en el diario Hechos desde su aparición, pero su gran actuación como cronista deportivo la llevó a cabo desde el diario La Mañana. Figura fundamental del periodismo de “sport” en nuestro país y también fuera de fronteras.
Polémico, frontal y muy respetado por “propios y extraños” ha escrito miles de artículos, ensayos inteligentes que mostraba desde su mirada el total de lo que se jugaba en cada partido de fútbol, su “pluma”, distinta, revelaba lo oculto de tácticas, jugadores, jueces e hinchas. A veces dramática, a veces cómica, también las más severas, que iban más allá de una crónica deportiva. Un grande, una figura irrepetible del periodismo deportivo en Uruguay.
Aunque Franklin no solo mostraba su faceta de gran escritor en un diario, lo hacía también como dramaturgo, inmerso en las Ciencias Sociales y “explorador de la vida misma”. Escribió varios libros, los más recordados, “Enviado especial” con la cobertura de los Campeonatos del Mundo, el fascículo-libro de Capítulo Oriental “Fútbol y literatura” y el de Enciclopedia Uruguaya “La garra celeste”. También la maravillosa e irrepetible obra de La Mañana, la colección “Cien años de fútbol”, primera historia del fútbol uruguayo, editada hace más de 50 años y tan vigente.
Pero su gran obra es el libro Maracaná: Los laberintos del carácter. Allí Morales hace vivir al lector paso a paso toda la gran conquista de nuestra selección nacional, en el mítico Campeonato del Mundo de 1950 en Brasil, hoy titulada por la propia FIFA como el acontecimiento futbolístico más grande de la historia del fútbol.
Franklin siempre sostuvo que el capitán uruguayo Obdulio Jacinto Varela “fue el más grande jugador de fútbol del mundo de todos los tiempos” dio a la FIFA una frase que el propio organismo rector del fútbol mundial adoptó “Obdulio Varela dominó sicológicamente la más emblemática definición de los campeonatos del mundo”, ésta frase, figura en el museo de la propia FIFA en Zurich.
Nacido un 25 de agosto, Morales también declaró la independencia en el periodismo, nunca se casó con el poder dentro del fútbol, sus fuertes críticas tanto a Nacional como a Peñarol y sus polémicas notas de quién era el más grande o el que tenía más hinchada, sobre el decanato o también en la incursión en política donde fue el primero en expresar que los Partidos tradicionales (Colorados y Blancos) tenían injerencia directa en el clásico de nuestro fútbol.
Franklin dejó ver siempre su imparcialidad e independencia periodística. En la actualidad es el socio más antiguo del Circulo de Periodistas Deportivos junto a Juan Ángel Miraglia, ¡qué plumas, mi Dios!, y ambos estuvieron vinculados a La Mañana. Innumerables reportajes y notas suyas han sido reproducidas en el exterior.
Hoy con sus casi 86 años, seguimos leyendo y releyendo sus crónicas, sus libros, y dentro de un campo de fútbol Franklin sería el “centrofóbal”, ese 9 que a su propio decir “no tiene una receta definida”, receta única para perpetrarse como goleador. Aquí los caminos suelen ser distintos. Pero por encima de estilo y de época, sobre su figura campea un inseparable hálito que al 9 lo hace milagroso, son los creadores de las más grandes alegrías para colectividades enteras. Los que hacen gritar con toda el alma: GOL, la palabra más lindo del fútbol.
Eso es Franklin Morales un creador. Un creador de hacer periodismo de otra forma.
La Mañana lo tuvo en sus salones de redacción y esos salones que hoy reviven lo llevarán siempre como ejemplo de un periodismo diferente, leal a sus lectores, un periodismo que no pasará jamás al olvido.
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