Palabras e ideología
La derecha viene perdiendo la guerra de las palabras con la izquierda.
No así su esencia que tiene más éxito que su nombre, e impera con holgura en aquel mundo en desarrollo que trabaja y prospera, invierte y arriesga, generando el conocimiento y la riqueza, y con ello la mejora de su bienestar social.
Sin embargo, la eficaz estrategia comunicacional de la izquierda, revestida de una pretendida superioridad intelectual que mira con desdén a quienes son “la derecha”, ha logrado con su relato mentiroso, apropiarse de un discurso de sedicente avanzada, que es llamado ahora “progresista”.
Con una ostensible manipulación de datos de la realidad, periodistas, escritores e historiadores de izquierda, políticos y cultores de la música y del canto popular se arrogan el derecho de considerarse la vanguardia del pensamiento social.
Frente a esa realidad, quienes no comparten esas tesis de “avanzada” se muestran como temerosos de recibir el mote de retrógrados o de reaccionarios, y con cierta indiferencia no combaten con firmeza las falsedades de una hegemonía cultural que no existe, ni denuncian sus crasos errores, sus inconsistencias y contradicciones, sus formidables errores de gestión, su ignorancia de la economía, la hemiplejia de su discurso y la deslealtad de su versión tergiversada de la historia.
Carlos Martel
El comienzo de la oposición frontal
Ante una derrota que no terminan de aceptar, y en medio una pandemia que ha impedido normalizar la actividad gobernante de la coalición triunfadora, los dirigentes frenteamplistas ya han comenzado su trabajo de oposición y lucha. Su cruzada vindicativa arremete a campo traviesa.
Consideran que son únicamente ellos quienes defienden los intereses populares, apoyan a los sectores más necesitados, erradican la pobreza, liberan a las oprimidas víctimas de la indigencia, son los auténticos luchadores por las causas justas y quienes direccionan correctamente la inversión de los dineros públicos.
En el escenario de dificultades que vive el país, comenzaron los paros, se anuncian consultas populares para la derogación de leyes, se oponen trabas, organizan marchas de protesta y se alienta el propósito de fracturar la coalición. En este último punto, el ataque injusto y descarado al Gral. Manini es la prueba palmaria.
Entonces ¿no es hora de hacerles ver que dejaron el país inmerso en la recesión y el endeudamiento, con altísimos niveles de pobreza y de desempleo? ¿Acaso se ignora que los déficits acumulados generaron una deuda externa como jamás tuvo ningún gobierno?
Todo ello, sin olvidar el decaimiento institucional, la errática e inconveniente política exterior, la exaltación de la mediocridad, la degradación de las costumbres, la desvalorización de los principios, de la educación, de la cortesía, del buen hablar y el vestir correctamente.
Cuando dicen que la cultura pertenece a la izquierda, se les debe recordar que los círculos culturales de izquierda tienen menos peso en la realidad que el que esos cenáculos pretenden.
Es muy claro que en el “boom” literario iberoamericano ni Vargas Llosa, ni Carlos Fuentes, ni Octavio Paz ni nuestro Onetti –el único escritor nacional que puede ser incluido en ese selecto círculo y que dedicó uno de sus mejores libros a Luis Batlle Berres –nunca han sido militantes de la izquierda.
Juan Carlos Lay
Respuesta sobre Canal Magdalena
Señor director,
En referencia al artículo de mi autoría titulado “Informe desaconseja a Argentina la apertura del canal Magdalena”, el Dr. Edison González Lapeyre hace algunas apreciaciones que me gustaría destacar.
En primera instancia, agradezco profundamente el expreso reconocimiento, que efectúa el Dr. Lapeyre al análisis que presentamos sobre el aspecto técnico profesional del proyecto argentino y sus potenciales repercusiones.
Además, calificar el artículo como “excelente”, para nosotros es un gesto de alta consideración, más cuando proviene de un eximio y prestigioso profesional del derecho marítimo internacional, que ha brindado inestimables servicios al país en dicha área y cuyos textos sobre la temática son obras obligadas de consulta.
Sin embargo, a pesar de coincidir en el diagnóstico, disiente con algunas de nuestras propuestas que apuntan a la complementariedad y al desarrollo de una marina mercante de cabotaje, todo lo cual, evidentemente, es tema de opinión, o sea: “una afirmación con menor evidencia de la verdad que una certeza”. En síntesis, un juicio subjetivo que depende de muchas consideraciones.
Bienvenida la discrepancia, seguramente cada uno de nosotros tendremos evidencias, algunas derivadas de una mayor experiencia y la observación de hechos que no se han superado en siglos, como la lucha de puertos, pero también otras cargadas de ciertos argumentos y la convicción de que hay transformaciones posibles, a pesar del tiempo histórico y que pueden jalonar el camino de otro futuro.
Pero más allá de opiniones sobre cuál podría ser la mejor solución, esperamos que los múltiples artículos publicados en las páginas del semanario La Mañana, entre otros, hayan sensibilizado al canciller de la República Dr. Francisco Bustillo y al presidente de la Delegación de Uruguay en la Comisión Administradora del Río de la Plata, Dr. Alem García, para que en su reciente comparecencia en la Comisión de Asuntos Internacionales hayan informado sobre el canal Magdalena.
Confiamos que hubiesen estado a la altura de las circunstancias en defensa del interés nacional y que se hayan tomado las previsiones del caso, de acuerdo a los posibles cursos de acción de nuestro vecino en el escenario del Río de la Plata, y que la política exterior, al respecto, tenga propuestas trascendentes del punto de vista marítimo, fluvial y portuario, de cara al próximo encuentro entre los presidentes de Uruguay y Argentina.
Silvia Etchebarne
¡No al cercenamiento de la libertad individual!
Ya se aprobó en diputados el proyecto de ley que penaliza a quienes violen las medidas sanitarias dispuestas por el gobierno. Previamente, había pasado por la Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración de la Cámara de Representantes, donde se modificó el texto. Ahora el proyecto seguirá camino hacia la Comisión de Constitución y Legislación del Senado.
Hay algunos senadores que no están de acuerdo con este proyecto, el cual modifica un único artículo del Código Penal, porque no sigue la misma línea de las políticas que ha implementado el gobierno hasta ahora. La propuesta es la pena de dos años a quienes incumplan las medidas sanitarias, pudiéndose aplicar ese máximo de años, cuando dicha violación se da durante una emergencia sanitaria como la que vivimos actualmente.
Muchas personas nos preguntamos si es necesario que suceda todo esto, cuando la mayoría de las veces en los ómnibus no se puede respetar la medida de distanciamiento físico, que a pesar de que las personas van de tapabocas, están todos apretados y sentados uno al lado de otro. Y otra duda es que hay crímenes peores como son homicidios, violaciones, feminicidios, donde los implicados reciben una pena de tan solo meses, o prisión domiciliaria; parece una tomada de pelo a los familiares y víctimas.
Martha González
El duo Virutita
Los uruguayos recordamos con cariño y nostalgia a aquellos grandes personajes del humor nacional, que durante años nos regalaron alegría a través de Telecataplum primero, Hiperhumor más tarde y Decalegrón en su última etapa.
Quien puede no recordar al “Chicho” de Almada o al “Toto Paniagua” de Espalter.
Menos recordado es el “Virutita” de Frade, personaje que contaba malos chistes, pensando que eran los mejores del mundo.
Sin embargo, los sucesores actuales de “Virutita” lo han logrado superar. Ambos senadores de la república exhiben ahora su humor con frecuencia semanal en la Cámara de Senadores. Con fuertes conexiones con los medios –uno actuó durante años en un programa vespertino que lo popularizó, el otro pobló las revistas del corazón junto a una conocida conductora de televisión-, los dos actúan ahora en tándem, una especie de “Dúo virutita”.
El domingo pasado, en su última actuación conjunta, se quejaron en el programa “Séptimo día” de Canal 12 de ser discriminados por los medios de prensa. ¡Qué desparpajo! Más allá de tratarse de un insulto más a la inteligencia y el buen gusto de los uruguayos, estos dos personajes deberían tomarse un momento de reflexión para reconsiderar sus carreras en el mundo del entretenimiento. La oportunidad aparecerá cuando se abra la frontera con Argentina, ocasión en la que podrán alegrar a la calle Corrientes con algún show de café concert. Las plumas serán regalo de los uruguayos decentes para que nos dejen tranquilos de una vez. Y por favor, no dejen a Blanquita.
Mabel Rodríguez
Si late, vive
A mediados de 2019, el estado de Georgia aprobó la llamada Ley de Latido. Se sumaba a otros estados que habían aprobado una normativa similar.
Por esa norma se prohibía el aborto desde el momento en que se detectara el primer latido del nonato. Frente a la alternativa actual es una mejora significativa.
¿Sabe, señor director, quiénes salieron al cruce de esa iniciativa? Una podría pensar que deberían ser las organizaciones que defienden el aborto. Sin duda, pero no estaban solas: Netflix, Disney y Warner reaccionaron con virulencia. Si no fuera porque vemos televisión, no podríamos comprender, qué tienen que ver esas compañías de entretenimiento con la legislación sobre aborto. ¿Qué es lo que ofende a estas empresas en muchas de las que Soros es accionista?
Decían que los actores se opondrían a trabajar en series televisivas rodadas en esos estados. Todo lo que se mueve en torno a esas millonarias producciones quedaría sin trabajo. Por supuesto que Ben Stiller, el que hace de Greg Focker, y Mia Farrow, que acuna al hijo del diablo en Rosemary’s Baby, saltaron al ruedo a defender los llamados «derechos de la mujer».
No podemos ignorar que la mayoría de las series tienen una estructura parecida. No importa el argumento. Siempre hay los mismos guiños, en algunos casos con una torpeza indigna de guionistas con salarios millonarios.
La presión conjunta a la que se sumaron los «demócratas» entusiastamente, ha dado resultado a nivel de jueces federales: han bloqueado la ley. Habrá que ir ante la Suprema Corte.
Alguien tiene que defender a los más vulnerables y nadie lo es más que aquel que está en el vientre de su madre.
Ma. Gimena Pérez
El feriado del 12 de octubre
El pasado lunes 12 de octubre fue un tradicional feriado, que en nuestro país su conmemoración tuvo siempre tres fundamentos. Fue el Día de la Hispanidad, recordando la fecha en que las legendarias tres carabelas de Colón llegaron a un “mundo nuevo”, que después de despejado el equívoco de que no se trataba de Asia, se lo denominó Indias Occidentales.
También, con un sentido más abarcativo, se lo llamó Día de la Raza, pretendiendo allí contemplar a esa nueva realidad que fue la América mestiza. Y, por último, en nuestro país se festeja un día de gloria que evoca la batalla de Sarandí, mojón que marca el inicio de nuestra independencia.
Del otro lado del Río de la Plata, a partir del año 2007, se aprobó un proyecto para cambiar la denominación de esa fecha por Día del Respeto de la Diversidad Cultural. Siempre pensamos que, cuando el popular líder radical Hipólito Yrigoyen, después de ser electo por primera vez como presidente por voto popular y secreto en octubre de 1916, una de sus primeras medidas de gobierno fue designar como día de la Raza al 12 de octubre, nunca pretendió excluir a los pueblos originarios ni a la síntesis que surgió de esa mezcla de sangre y de culturas que nos da identidad y nos protege de la rapacidad de un mundo voraz.
Por otra parte, a instancias de la Unesco, la Asamblea General de las Naciones Unidas ya había declarado 6 años antes al 21 de mayo como el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, con el propósito de sensibilizar y animar al público en general y a las organizaciones de todo el mundo. No entendemos el capricho de aprovechar las mayorías parlamentarias para modificar fechas que desde la escuela habían arraigado en el imaginario popular.
José Pangallo
Memoria tuerta
Los especialistas afirman que la cantidad de experiencias que podemos almacenar en nuestras vidas puede llegar a sobrepasar la capacidad de nuestra memoria. Para ello es que existe la amnesia selectiva.
Los nombres de las calles no solo reflejan la memoria y la identidad colectiva, sino que pretenden crearla. El nombre de un personaje histórico a una vía, queda vinculado él y lo hace presente. Pasa a ser un lugar de memoria.
Al principio ese nombre es reconocible por los ciudadanos. El paso del tiempo lo hace cada vez más difícil. Si preguntamos a uno de esos liceales que, anualmente salen a evocar a Liber Arce, quién era Joaquín de Salterain o Enriqueta Compte y Riqué nos mirará boquiabierto. Sobre Liber Arce dirá que era «un mártir estudiantil», aunque más bien fue un agitador que se hacía pasar por estudiante.
Transformar la toponimia es prioritario de una orientación ideológica recién llegada al gobierno.
En los meses primeros de la República española, la madrileña calle de Alfonso XIII pasaría a ser Karl Marx. Indicador claro de hacia dónde encaminaba sus pasos.
Según el diario ABC el Ayuntamiento de Madrid quitará del nomenclátor los nombres de dos íconos marxistas, como Largo Caballero e Indalecio Prieto.
Estos señores «Multiplicaron las checas, centros de tortura y ejecución y los llamados paseíllos o paseos, incluyendo la masacre de miles de presos políticos -entre los que se encontraban 50 niños- en Paracuellos de Jarama (Madrid), su mandato de nueve meses sería el más sangriento de la guerra civil en zona republicana».
La Ley de Memoria Histórica mata al inventor. Hecha con la intención de acomodar el nomenclátor a la izquierda sorista en el poder, el gobierno toma un vaso de su propia medicina.
Mientras, -¡por fin!- el Parlamento europeo equipara al nazismo y al comunismo por sus crímenes de guerra y de posguerra.
Sería bueno una norma así en nuestro país. No solo tenemos que copiar lo malo que viene de afuera.
Gerardo Salvi
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