La posibilidad de que falta agua puede retrasar un poco la siembra a fines de octubre o directamente a noviembre para que el período crítico de la soja no caiga en enero sino en febrero, explicó el Ing. Adrover, técnico de AS Agronegocios.
Los cultivos
de invierno están en su etapa final, aunque es prematuro estimar rendimientos;
para ellos, las últimas lluvias llegaron en el momento justo y en un volumen
adecuado. En los de verano se hizo la siembra de maíz de primera y se avanza en
la preparación de la siembra de soja que muestra una tendencia interesante en
el precio y eso entusiasma a los productores, pero la amenaza de falta de agua
por el año Niña es preocupante y hay que tomar las medidas que sean posibles
para paliar sus efectos. Así se refirió el Ing. Agr. Juan Eduardo Adrover de AS
Agronegocios al analizar para La Mañana el estado
de la agricultura en el área de acción de la empresa, en los departamentos de Colonia
y Soriano.
Los cultivos de invierno tienen “potenciales de rendimiento muy buenos, lo vemos en el desarrollo que tienen” aunque “es difícil” adelantar números en esta época del año, dijo el técnico.
Consultado sobre la falta de agua expresó que “las últimas precipitaciones fueron muy buenas en el entorno de los 70 milímetros, llegaron en un momento justo y en un volumen que no esperábamos porque la mayoría de los pronósticos anunciaban unos 20 milímetros. Esa agua ayudó mucho pero necesitaríamos que se repita en unos 10 días”.
“Comparados con otra zonas del país, en esta parte estamos muy bien con el agua, pero si no se llega dar esa lluvia en los próximos días se complicaría el rendimiento de algunas cebadas y trigos sembrados tarde, perjudicándose el llenado de granos”, agregó.
Además estamos en una primavera es tardía y por eso “se ha visto algún daño por heladas en trigos”, el frío “es un riesgo también para las cebadas o en algunas canolas, en zonas bajas que pueden generar abortos de granos”. Asimismo añadió que “por el momento no es un tema preocupante” y que es lógico que la temperatura comience a subir.
Con el maíz hay que centrar el cuidado de los insectos de suelo
En cuanto a los cultivos de verano expresó que “ya se cumplió con el cien por ciento de siembra de maíz de primera y las implantaciones son buenas” con un área de entre 400 o 500 Has. Es un área baja, en comparación con la de soja el maíz siembre es poco”, pero no se descarta la posibilidad de plantar maíz de segunda “porque hay intención de los productores de hacerlo y se comenzaría a sembrar en la primera quincena de diciembre”.
Actualmente el cuidado del maíz pasa por “tener las chacras libres de malezas y monitorear los insectos de implantación como lagarta cortadora y demás que hacen disminuir las plantas”. Hay que centrar el cuidado en el “monitoreo en los insectos de suelo”, subrayó.
Las lluvias, “también fueron muy buenas para los cultivos de verano porque estábamos con la humedad justa. Cuando iniciamos la siembra a fines de setiembre había humedad, pero a medida que fuimos avanzando empezó a escasear y las últimas chacras que se plantaron fue con la humedad justa”, sobre todo “en campos laboreados, esa preparación antes de la siembra hizo que se perdiera humedad, por eso la lluvia fue importante”, subrayó el Ing. Adrover.
Por otra parte observó que el frío también puede afectar los cultivos de maíz retrasando las implantaciones.
La falta de agua puede retrasar la siembra de soja
El área de soja de la empresa AS Agronegocios y sus clientes rondará entre 9.000 y 10.000 Has. La de primera está preparando los barbechos y por la temperatura que estamos atravesando más las perspectivas de falta de lluvias empujaría las siembras para fines de octubre o inicios de noviembre.
“La temperatura ambiente y los pronósticos del verano de que puede ser un año Niña y que falte el agua, hace que pensemos en retrasar un poco la siembra a fines de octubre o directamente a noviembre para que el período crítico de la soja no caiga en enero sino en febrero”, explicó Adrover. Es un retraso de “unos días, pero es importante la diferencia” porque en estas circunstancias, “todas las experiencias que hay, las investigaciones (muestran que) la siembra de noviembre sería la fecha óptima”.
Los cultivos de invierno tienen “potenciales de rendimiento muy buenos, lo vemos en el desarrollo que tienen” aunque “es difícil” adelantar números en esta época del año, dijo el Ing. Adrover.
Hoy tenemos una “disponibilidad de agua ajustada y tirando a poca”, pero sería suficiente, no obstante ello “a fin de mes se precisaría alguna lluvia para poder lograr buenas implantaciones en noviembre”, comentó.
Agregó que “pensando en los cultivos de verano y para recargar el suelo para el verano, se necesitan lluvias abundantes”, pero éstas podrían perjudicar los cultivos de invierno”, lo que tampoco es deseable.
¿Qué hacer ante un año Niña?
Para el técnico de AS Agronegocios, “el gran temor es que las aguas que se precisan no se den, que falte agua y se afecten los rendimientos. Si eso pasa la solución es que riegue el que tenga para regar pero en esta zona no hay área de riego y si bien hay cursos de agua no está la infraestructura armada”.
“Por eso todos los años, y más cuando uno está frente a un año que puede tener déficit de agua, hay que tratar de poner el período del cultivo que más agua necesita afuera de ese período donde puede faltar”.
Explicó que el corrimiento del cultivo consiste en que “el período crítico donde se define el rendimiento no ocurra en el momento que puede haber mayor déficit, y enero es generalmente el mes más deficitario, pero en un año seco o Niña puede esperarse que ese déficit se acentúe más. Ese período es clave para el rendimiento de los cultivos, por eso es fundamental que lo saquemos de enero, lo corramos hacia la mitad de febrero que es más probable que haya lluvias o que el déficit no sea tan marcado porque la temperatura iría bajando y en los datos históricos se ve que en enero los días son más largos, hay más evaporación de agua del suelo y llueve menos. En cambio en febrero se da otra situación: los días se van acortando, son menos horas para evaporarse el agua, hay menos pérdidas de agua y alguna lluvia ocurre”.
Todo ese procedimiento de colocar el período clave del cultivo fuera de la época más adversa “es válido para la soja de primera y para el maíz”. Lamentablemente “no siempre resulta, porque ha pasado que las lluvias de febrero no llegaron o se corrieron a marzo lo cual dio un golpe grande en el rendimiento”.
Finalizó señalando que el caso más extremo es que no llueva y eso reduciría el área. “Ya sucedió que comienza la siembra, el agua no llega y la humedad disminuye, entonces se deja área sin sembrar”.
El rendimiento es más importante que el precio
Como en todo negocio los agricultores están pendientes del precio de lo que producen, pero no hay que perder de vista que lograr un buen rendimiento es más importante que el precio, dijo el Ing. Adrover.
Los pecios “inciden en el ánimo del productor. Que el precio suba es una buena noticia y ayuda a que haya mantenimiento o aumento del área, pero cuando uno analiza el negocio y las inversiones, lo que más impacta en que el negocio cierre es el rendimiento”.
Por eso, “lo que tenemos que hacer es tener mucha productividad, muchos kilos de soja y maíz, y así, aumentando los rendimientos, se diluyen los costos”, reflexionó.
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