Después de publicar una entrevista sobre la hipótesis de construir una isla-puerto en el banco Inglés, titulada “El proyecto de un visionario”, recibí varios correos de marinos y navegantes planteando controversias y reviviendo teorías sobre la navegación en el Río de la Plata.
Uno de los correos me dio base para una nueva entrevista, esta vez sobre un tema tan actual como importante, nada menos que el bicentenario del descubrimiento de la Antártida, mejor dicho de la llegada del pie humano al territorio antártico.
La pandemia ha restado visibilidad a algunos hechos y aniversarios previstos para el año 2020, como los 500 años del pasaje de la expedición de Magallanes por el Río de la Plata y los 200 años de la entrada de Artigas en el Paraguay, derrotado por sus enemigos pero engrandecido para la Historia.
Apenas consideramos la historia de la Antártida y, como no podía ser de otra manera, vemos que no existe acuerdo entre los historiadores. Para algunos el primero en llegar fue el explorador y científico ruso Fabian von Bellingshausen, mientras que para otros lo fue un marino norteamericano cazador de focas llamado John Davis, quien habría llegado tan solo unos días después, sin que uno tuviera noticia de la existencia del otro.
Estudios posteriores, incluso, permiten suponer que se les habría anticipado una expedición española a bordo de la fragata San Telmo, la que naufragó en las inmediaciones de la actual base uruguaya.
Admiración por las hazañas de los descubridores
Para conocer sobre el descubrimiento y los festejos previstos entrevistamos al capitán mercante Yamandú Ortiz, quien viene investigando el tema desde tiempo con miras a brindar una conferencia en la Academia Uruguaya de Historia Marítima y Fluvial, de la cual es miembro supernumerario.
La entrevista, tal cual se estila en esta “nueva normalidad”, la realizamos en forma virtual.
El capitán Ortiz ingresó en la Armada Nacional (RESNA) en 1966, egresando como guardiamarina; en la Escuela Superior Técnica Marítima como patrón de cabotaje y pesca de altura en 1971 y desde 1974 hasta el año 1989 navegó a bordo de buques con banderas de conveniencia, como 2º, 1º oficial y capitán mercante con Patentes de Liberia.
“Además de marino soy aficionado a la historia, especialmente la náutica”, manifestó el capitán Ortiz. “Siempre he sentido admiración por las hazañas de los descubridores… en especial en tiempos pasados en que se contaba con instrumentos de navegación rudimentarios para establecer la posición de un buque”.
En cuanto a su interés sobre el descubrimiento de la Antártida, reconoce que se originó tras enterarse del “silencioso emplazamiento de una estatua conmemorativa del bicentenario nada menos que en la Plaza de la Armada”.
Al consultarle sobre los antecedentes del tema, nos contó: “El alma mater de la expedición hacia la Antártida lo fue el propio Zar Alejandro I, nieto de Catalina la Grande. Ella, poderosa y singular zarina, lo había hecho instruir en lo principios de J.J. Rousseau bajo la disciplina de un tutor suizo, Frédéric-César de la Harpe, quien junto con el Zar Pablo I, su padre, le inculcó un profundo amor por la Humanidad. Alejandro, años después, canalizó sus energías para convertirse en uno de los protagonistas del escenario mundial, lo que efectivamente logró en 1815 cuando entró en Paris luego de la derrota de Napoleón”.
“En julio de 1819, decidido a proyectar su influencia más allá de Europa, envió una expedición de su confianza al Atlántico Sur, modesta pero bien preparada, compuesta por los barcos Vostok y Mirni”, agregó. “La finalidad era investigar sobre la colonia de focas, estudiar el magnetismo terrestre, descubrir nuevas tierras y, por qué no, procurar prestigio personal y nacional para el Zar de todas las Rusias. La expedición pasó por Río de Janeiro el 22 de noviembre de 1819, y llegó hasta la Antártida el 26 de enero de 1820, descubriendo también las hoy llamadas Islas Sandwich, dos de las que bautizó como Pedro I y Alejandro I”.
Festejos por el bicentenario
En cuanto a los festejos previstos para celebrar este año el bicentenario del descubrimiento, Ortiz aclaró que las celebraciones no son solo rusas. “En primer término porque Fabian von Bellingshausen (el científico que muchos consideran fue el primero en llegar) era de familia alemana y había nacido en la isla Saarema, perteneciente a Estonia, en 1778. Dado que fue educado en la Escuela Naval de Kronstad del mar Báltico, el Museo Marítimo de Estonia organizó una expedición conmemorativa que repetiría el viaje del descubridor en un velero de 24 metros de eslora y llevaría a bordo expertos marinos, veinte científicos y rescatistas marítimos.
Por su parte, también partió una expedición rusa en los veleros Kruzenstern y Pallada, que llegó a Usuhaia para inaugurar una exposición de fotos y dibujos en el ‘Museo Marítimo y del Presidio’. Montevideo tampoco fue ajena a los festejos, puesto que en febrero de 2020 recibió la visita de una delegación rusa en ruta a la Antártida para inaugurar un monumento en la base. El buque científico ‘Almirante Vladimiski’ también estuvo presente en Montevideo para participar de los eventos celebratorios”.
El capitán Ortiz se refirió a la inauguración de la estatua ubicada en Montevideo y su valor referencial. “Significó un gran honor para el Uruguay haber contado en su territorio con la primera estatua de Belligshausen en todo el mundo. Fue instalada en Montevideo en noviembre de 2016, nada menos que en la emblemática Plaza Virgilio”.
Señaló que esta fue la primera en el mundo, la segunda se inauguró años después en la antártica rusa, con la presencia de muchos países, y aclaró: “El motivo de semejante distinción para el Uruguay obedece a la excepcional colaboración entre las dotaciones de las bases rusa y uruguaya, contiguas en la Antártida”.
Todos los elementos de construcción para la base del monumento antártico en la base rusa fueron transportados por el avión C-130 uruguayo.
Un tercer monumento se instalará en Río de Janeiro, puerto base de las naves rusas en América.
Cerramos la entrevista con una reflexión final sobre el tema antártico:
El descubrimiento de la Antártida representa uno de los dos aportes de Rusia en la historia; el otro es el conocimiento de Siberia y los territorios del norte. Pero solamente el primero dejó un legado tan impensado como exótico en el planeta. Es totalmente singular la convivencia antártica; las grandes potencias del mundo alternan con pequeños países en vías de desarrollo, en igualdad de condiciones. ¿Cuántos descubrimientos, sellados por las conquistas, sobreviven en el mundo? Aún los no sangrientos fueron fuentes de extracción y dominio, dejando inviables proyectos de países fracasados.
La Antártida es un ejemplo de clamor de esperanza para la Humanidad de paz y solidaridad entre los pueblos.
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