La Sociedad Uruguaya de Turismo Rural y Natural (SUTUR) es una gremial que reúne a operadores y prestadores de servicios turísticos en el medio rural y natural. Comenzó agrupando a estancias turísticas y de a poco fue abriendo paso a otros servicios como posadas, restaurantes de campo, paseos.
En diálogo con La Mañana, Marina Cantera, presidenta de SUTUR, reflexionó sobre el momento que viven los establecimientos de turismo rural en nuestro país, el impacto de la pandemia, y las oportunidades que se han abierto a raíz del fomento al turismo interno.
¿El turismo rural en Uruguay ha visto un resurgimiento en este último tiempo?
Uruguay es un país agropecuario donde todos más acá o más allá hemos viajado al campo, a la casa de algún conocido. Quizá el dato más relevante es que desde que comenzó el turismo rural hace 20 o 30 años, de a poco se fue volcando la avidez de hacer turismo en el espacio rural y natural, que no es lo mismo que si voy a la casa de un amigo y voy a visitarlo, cada vez más eso se profesionalizó hacia propuestas turísticas, gente que decía, ‘bueno, vivo recibiendo gente, ¿por qué no también abrir las puertas de mi casa al turismo?’.
Así también el turismo se constituye como un ingreso extra a las posibilidades que ya tienen los establecimientos de campo en el rubro que sea, porque de repente tenemos gente que hace ganadería, granja, o gente que proviene de la agricultura o la forestación. Digamos que cualquier base productiva que el establecimiento tenga sirve como recurso turístico. En este sentido se fue ampliando, y en los últimos años ha crecido mucho, sobre todo en propuestas de disfrute de la naturaleza, el ecoturismo y el turismo aventura. El turista a nivel mundial busca espacios de naturaleza y desconexión, de desintoxicación de las ciudades, de la rutina o de lo digital.
¿Los socios están distribuidos en todas las regiones del país?
Ahora somos más o menos 50 socios distribuidos en todos los departamentos, en algunos más y en otros menos, pero eso hace que la propuesta que tenemos del turismo en espacios rurales y naturales sea muy diversificada, porque cada departamento también le da la impronta no solo productiva, sino paisajística, cultural, que tiene mucho que ver también con los productos que se generan en esta territorio. El turismo en espacios de naturaleza tiene grandes cosas que ofrecer y muy distintas entre sí.
¿Cuál es el público mayoritario?
En realidad el turismo rural no tiene un público específico que digas ‘tenemos equis porcentaje del público que proviene de este nicho de mercado’. Las propuestas son tan variadas que hay diferentes nichos, dependiendo del territorio. Por ejemplo, aquellos establecimientos que están más cercanos a Montevideo, en general tienen una oferta mucho más focalizada en los uruguayos por este tema de cercanía de la zona metropolitana. En cuanto a los establecimientos que están más alejados, empiezan a tener un porcentaje mayor de turistas que provienen de la región o de la extra región, muchos europeos, norteamericanos o canadienses. Pero va muchas veces más atado al producto en sí mismo o el territorio donde está que en la cantidad. Si miro los números fríos sería como 50 y 50, porque en realidad los uruguayos también hacen mucho turismo de naturaleza, pero mayoritariamente en las zonas periféricas a Montevideo.
¿Cómo los afectó la situación sanitaria?
Nosotros estábamos en esa época pensando que este año había sido declarado por la Organización Mundial del Turismo (OMT) como el año del turismo rural, que esto nos iba a permitir una visibilidad extra, que es un sector pequeño en números. Y en ese momento la verdad fue, como para todo el sector turístico, un cimbronazo muy fuerte, porque estábamos de cara a nuestra principal temporada que en la Semana de Turismo. Fue difícil estar cuatro o cinco meses parados para muchos establecimientos, inclusive algunos de nuestros establecimientos recién ahora en octubre están retomando actividades tibiamente con el sector uruguayo, con el público interno, aunque un gran porcentaje comenzó en las vacaciones de julio, con una ocupación que fue poca, pero por lo menos comenzó a andar.
¿Los protocolos fueron acordes a la realidad que se vive en los establecimientos rurales?
En ese sentido, se habló con el Ministerio de Turismo porque a veces es necesario adaptar los conceptos a la realidad. Se han hecho cursos con el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, y la idea es seguir haciendo cursos de protocolos ahora de cara a esta temporada estival, que siempre genera bastante movimiento para todos los operadores.
Pero ha habido un excelente acatamiento de todos los proveedores de servicio en cuanto a los protocolos, todos informándose del protocolo de hotelería, gastronomía, viendo como lo pone en práctica y buscando las herramientas para adaptar sus establecimientos a las necesidades, ha habido en este sentido mucha responsabilidad del sector privado.
¿Hubo un diálogo constante entre el Ministerio y SUTUR en la elaboración y adaptación de protocolos?
Si. Nosotros somos parte además de la Cámara Uruguaya de Turismo. Eso hace que estemos trabajando en conjunto con los otros sectores de turismo, como es el transporte y las agencias de viaje, integrando a toda la cadena de valor en la planificación de las medidas, el turismo rural como un actor más de lo que es la cadena de valor turístico.
Hace dos semanas operadores del Lunarejo nos contaron que están en su mejor momento. No lo esperaban, pero la gente del sur sobre todo ha descubierto que existen esos entornos naturales.
Creo que en eso volvería, como decía recién, a que la gente del área metropolitana de Montevideo usualmente tiende a salir a hacer algunas actividades de naturaleza, pero están más concentradas en las cercanías de Montevideo, Canelones, San José y también lo que es la Costa, pero cuesta ir hacia el norte. Pero el norte ha sabido no solamente mejorar la propuesta y crear productos atractivos para los uruguayos sino que también visibilizarlos. Y esto es muy importante porque el uruguayo se dio cuenta que ir hasta Rivera tampoco está muy lejos, tenés que manejar algunas horas, pero cuando llegás te encontrás con una naturaleza increíble para visitar con un montón de propuestas y cosas que hacer. Así que ante la imposibilidad de salir, creo que fue una gran oportunidad para el norte del Uruguay, porque eso permitió mucha más visibilidad de las propuestas existentes.
¿La pandemia generó oportunidades para difundir este otro Uruguay turístico?
Sí, totalmente. Es una realidad, creo que esta pandemia nos dio la oportunidad porque la gente va buscando lugares más a escala humana, donde no haya tanta gente, no te encuentres con tantas personas, donde tengas la posibilidad de ir a estar en contacto con tu familia, con la naturaleza, con tus amigos, minimizando las posibilidades de contagio. Para esto este tipo de lugares pequeños son excelentes. Entonces eso le dio una gran oportunidad al turismo interno y mucho más a las propuestas que no eran tan visibles. El uruguayo salió a buscar todo aquello que era descubrir cosas nuevas, buscar nuevas propuestas. Así que sin duda que es una gran oportunidad para el turismo rural.
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