En el escudo del departamento de Lavalleja, un Sol de Mayo ilumina al Cerro Arequita, uno de íconos del paisaje minuano.
El Complejo Arequita se ubica al noroeste de la ciudad de Minas, al cual se accede por la ruta 8 a unos 10 kilómetros de la ciudad luego de un giro a la izquierda. En conversación con La Mañana, Gustavo Alzugaray, dueño del complejo, contó que “Arequita tiene una gruta tradicional en la que realizamos visitas, con diferentes aspectos en lo que respecta a la información que vamos transmitiendo a través de micropausas que se van haciendo en el corto trayecto hacia la gruta, y donde el visitante va conociendo la evolución geológica Arequita, su relación con lo biológico y zoológico, su historia, y propiamente se va entrando en lo que es lo más primordial que tiene Arequita, su mística”.
Esa visita tiene una duración de 70 minutos, y se complementa con la propuesta del ascenso a la cima del cerro Arequita, que son unos 300 metros, que también posee características especiales.
Un legado familiar
La familia Alzugaray está arraigada en la zona desde 1892, “mis abuelos, padres, hermanos, y ahora mis hijos y nietos, hemos encontrado la esencia de nuestro legado familiar como custodios de Arequita, porque así lo sentimos, más que propietarios, nos afianzamos con mucha celosía de su cuidado, tal es así que mis hijos, mis hermanos y yo, vivimos en torno a Arequita”, aseguró Gustavo.
El complejo ofrece además servicio de gastronomía, que está abierto específicamente los sábados, domingos y feriados donde se propician rutinariamente visitas a la gruta y a la cima del cerro. Dentro del complejo de la familia también se ofrece alojamiento y camping. Asimismo en los alrededores del complejo Arequita hay distintos emprendimientos de alojamiento, y un camping municipal a pocos metros.
Gustavo recordó que antes no le daban demasiada relevancia al turismo, y la mayor llegada de gente se daba en Semana Santa. “Después de la muerte de nuestro padre en 1961, habíamos descuidado a Arequita, y en el 2000 volvimos a sentirlo propiamente, e instalamos esta infraestructura. Yo vivía y trabajaba en Montevideo, y me vine para acá, a iniciar este proceso como emprendimiento turístico, preocupándonos en cuidar Arequita, por eso es que no excedemos los fines de semana, a no ser los colegios, liceos y extranjeros que tienen ya coordinada previamente la llegada. Incluso las visitas a la gruta son puntualmente 11:30 y 15:30, no hay entrada libre de público. Toda la ecología de la gruta está adaptada a visitas y no a invasiones”.
“Hay un trabajo especialmente con lo que son los murciélagos, que fueron los indicadores de evaluación de que no estábamos cumpliendo bien el fin, había mermado la cantidad, y hace 22 años empieza ese proceso, con mucho ensayo y error, de ir encontrando una metodología adecuada, en lo que es el procedimiento y la invitación y comprensión del visitante de lo que es Arequita”, afirmó.
Adaptarse a la situación sanitaria
“Con la llegada de la pandemia estuvimos cerrados hasta septiembre, y ahí empezamos en búsqueda de un protocolo que presentamos en distintos ámbitos, especialmente a nivel sanitario departamental, con la reducción del aforo, los protocolos de restaurante, y en la gruta también hicimos una adaptación a las circunstancias, así es que ahora seguimos con mucho cuidado lo establecido, por ejemplo el ingreso a la gruta con tapabocas, se limita el grupo, el visitante ya va coordinando y entendiendo cuáles son las normas, se anotan, reserva de lugares, así se cumple la normativa con la seguridad de que no estamos afectando la salud de los visitantes”, contó Gustavo.
“Arequita de por sí ha tenido la promoción del boca a boca, y yo lo estimaba conveniente. Además recibimos a muchos extranjeros, quizá un 50% de extranjeros y 50% nacionales, como se da en todos lados, el más cercano al lugar era más reticente su visita, sucede en muchos lados, de repente un lugareño no conoce los grandes atractivos que tiene su ciudad. Ahora obviamente que se ha afianzado el turismo interno y es mucha la demanda de visitas que tenemos, afortunadamente”, concluyó diciendo Alzugaray.
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