Con el nombramiento como candidata a vicepresidenta de la República por el Frente Amplio de la Sra. Villar, la sociedad se ha visto sacudida por una noticia que se reitera, con distintos personajes de la vida política y que parece se ha instalado como una insana costumbre y que el sector oficialista insiste en quitarle la transcendencia que realmente tiene y para describir la situación citaré al notable Santos Discépolo en “Cambalache” donde expresa – “Lo mismo un burro que un gran profesor”-.
Dado mi recorrido por diferentes centros educativos, privados y públicos, he conocido un sinnúmero de maestras y maestros que me han honrado, enseñando mis temas para distintas fechas patrias a los pequeños alumnos.
En esos variados recorridos, conocí a muchos otros docentes de estilos muy diferentes, recuerdo entre ellos a un “licenciado en lengua” que ponía en sus calificaciones cosas tales como “negado para el idioma”, este fue el caso de un profesor de idioma portugués, que tenía como única formación, el haber nacido en la frontera uruguaya-brasilera.
Se me dio la oportunidad también de conocer una “maestra social comunitaria” cuya experiencia se limitaba en haber participado como ayudante de cocina en un jardín de infantes privado, más dominaba el “idioma Inclusivo” y se jactaba de su “actualizada formación” ante sus sorprendidos y añejados “compañeres”.
Viene a mi mente, el caso de una “licenciada en enfermería” que ejercía como directora general de un instituto, ella indicaba que se debía enseñar o no, sin importarle programas y mucho menos permitir aquello de la libre cátedra, era dueña y señora de la institución y nada podía suceder sin su autorización, cosa que provocó un éxodo masivo de maestros por continuas desavenencias.
Conocí a un profesor de música que no respetaba melodías ni afinación y cantaba todo a ritmo de “marcha camión”, porque era “popular” y también a “licenciados en educación física” cuya exclusiva actividad era darles un balón para jugar fútbol.
Para terminar con las anécdotas, estuvo el caso de otra licenciada que enseñaba canciones por fonética, de acuerdo con su oído y en un tema que debía decir “La boca del Paraná se abrió a el Uruguay en pleno” los alumnos cantaban “la “poca” del Paraná, se abrió al Uruguay en “blebo”, aunque ella, ni nadie supiese que podría significar tal expresión.
Es notorio que la falta de preparación, atenta contra los mejores resultados en todos los órdenes de la vida, y que no es ninguna nimiedad la ausencia del tan despreciado “cartoncito” que certifica los años de estudio y adecuada formación.
En los últimos años tanto en la administración central como en el gobierno, sobraron licenciados truchos y faltaron profesionales serios.
Vaya a saber qué extraña situación personal, hace que muchos “militantes sociales” identificados con el gobierno, tengan el rimbombante título de “licenciado” o “militante social” como medalla de oro.
Que desde el gobierno se minimice el valor del estudio, da una escasa ayuda a los sacrificados padres y madres, que dan a sus hijos consejos y ejemplos de sacrificio para obtener en forma legal el ansiado título.
Me viene a la mente el caso del “Colo” Fernández, trabaja, estudia, se va a la madrugada y vuelve a medianoche y más de una vez no tiene sábado o domingo libre porque los usa para hacer alguna changa como animador, o le ponen una actividad extracurricular en el colegio que trabaja.
Él quiere su licenciatura con afán, ha participado de clínicas varias y cursos complementarios nacionales e internacionales.
Pero los “licenciados truchos” lo hacen dudar de vivir en Uruguay y hasta de continuar con tanto esfuerzo.
Mientras él quiere dar todo de sí, para ser mejor persona y ciudadano, hay candidatas que abren aún más ancha la brecha, apostando a dividirnos entre oligarcas y pueblo y no les importa el “cartoncito”.
Estos candidatos abren la boca en “blebo”, como enseñaba aquella profesora, en forma fonética.
La canción historicista de referencia a esta historia, es la del “Diecinueve de Abril, Desembarco”.