La artista uruguaya contó a La Mañana sobre su pasión por el tango desde pequeña, y su transición de madre de familia a dedicarse profesionalmente a la música.
Es indudable la importancia del tango en el vasto acervo cultural uruguayo. Así lo recuerda Ana Maria, que se despertaba con la radio Clarín pasando los clásicos del género. Pasados los años, descubrió en la música su vocación, y después de probar en varios géneros, notó que uno en particular le corría por las venas. No lo dudó ni un segundo, lo suyo es el tango.
¿Cuándo se dio cuenta de que le gustaba cantar?
La verdad que con eso se nace, yo me levantaba escuchando tango, mis padres eran muy tangueros. Pero más allá de eso siempre tuve un amor especial, una vocación por el canto, que se desarrolló enseguida, en mis primeros años de escuela. Cantaba folclore, que era lo primero que empezamos a cantar. Yo era una persona que me la pasaba todo el día cantando en casa, donde se escuchaba muchísima música, sobre todo tango, pero también otros estilos.
A los dieciséis fundé una banda de jazz, y cantábamos en algunos lugares, pero algo totalmente informal. Después, me casé, tuve mis hijos, y eso quedó en un stand-by. Pero los tangos siempre me apasionaban y los escuchaba en todo momento. Hasta que un día empecé clases de comedia musical, donde había que actuar, bailar y cantar al mismo tiempo. Y yo me daba cuenta que era imposible hacerlo sin técnica, y también poco serio. Entonces, hace diez años, empecé a tomar clases de canto, con una profesora lírica del Sodre, Graciela Lassner, que un día me dijo porque no me dedicaba a cantar tangos, y así empecé.
La vocación siempre estuvo latente, ¿cómo fue el momento de decir: ahora me dedico de lleno a esto?
Bueno, fue más que nada cuando mis hijos crecieron, cuando ya eran grandes y vi que esa vocación la tenía guardadita. Porque siempre he pensado que la carrera de artista es incompatible con la carrera de ser madre y formar una familia. Tengo cuatro hijos, y si bien agradezco no haber tenido problemas con ninguno, hay que estar. Y cuando me di cuenta que no me necesitaban tanto, dije ahora es el momento.
Un buen día empecé a dar ese paso, y de a poco empecé a cantar en distintos lugares, en el Club de Golf, en el Lawn Tenis, en casamientos y donde me llamaran para cumpleaños, y el público siempre me recibió de tal manera, que era imposible no seguir con el entusiasmo. Empecé a ir a estudios de grabación a ver opiniones, a comprarme pistas, y eso es muy auspicioso, porque a veces lo que cuesta más es conseguir una orquesta que te acompañe, y esto me dio la posibilidad de que yo sola con mis pistas y mis pendrive voy a todos lados y canto lo que quiero, y no tengo que arreglar nada con nadie, soy como mi propia directora. Es un camino que empecé a disfrutar, que pienso que lo voy a llevar hasta mis últimos años, si Dios quiere.
¿Cómo se dio tu participación en la semana de la Cultura Latinoamericana de Nueva York?
En marzo empieza todo este tema sanitario que estamos viviendo, fijate que cualquier plan que tenía se tuvo que quedar en la nada, ¿y que hice yo?, como no puedo dejar de cantar, empecé a subir cosas a las redes. Y yo tenía un contacto con la gran artista y empresaria uruguaya, Polly Ferman, que vive en Nueva York, y yo siempre le mandaba cosas a ella, como mandaba a gente de radio y televisión. Hace un mes me escribió, y me contó que estaba haciendo una selección de artistas para que integren la 15° edición de la Semana de la Cultura Latinoamericana de Nueva York y me invitó a participar. Imaginate como me sentí, totalmente sorprendida y feliz, dije inmediatamente que sí.
Yo había hecho un disco en abril del año pasado, y en base a eso elegí los temas que iba a cantar, Polly me dijo que le gusta lo que hago, y me dio la libertad, y yo decidí hacer dos bloques, la primera parte con los tangos más tradicionales, y la segunda parte la quise dedicar a Tita Merello, que hace dos años le hago un homenaje, y me gusta mucho hacerlo porque me da la posibilidad de actuar, me meto en el personaje. Ahora estoy con eso, que va a ser algo realmente lindo. Será del 5 al 12 de diciembre, en forma virtual. A lo que hago le quise poner mi sello, y por eso nombré al espectáculo ‘Tango con perfume de mujer’.
¿La pandemia afectó su proceso creativo, o sirvió para reinventarse?
Si bien no es agradable que uno tenga un beneficio de algo tan inesperado y triste como lo que está pasando, pero a mí las redes me ayudaron enormemente en este tiempo. Porque si yo quiero llenar un teatro, cosa que de por sí es difícil, los teatros suelen ser chicos. Las redes son algo impresionante. No te puedo explicar la visibilidad que me dieron. Estoy en muchos grupos de teatro, y la mayoría de quienes escriben, generalmente saben de tango, y son tan auspiciosos, que no puedo más que cada vez sentirme más fanatizada.
Hasta de Colombia me han escrito. Porque allá adoran el tango, no sé si será relacionado al inesperado final de Gardel. Son cosas que no te esperas. Las redes me ayudaron un montón, incluso para darme cuenta, si bien yo tengo un estilo personal, me gusta mucho el tango arrabalero, picaresco, no soy tanto del tango nostálgico, de que es lo que a la gente le gusta. De pronto invento de cantar uno nostálgico y veo que no llega tanto, y esas cosas las podes medir en las redes.
¿Por qué decantarse por el tango?
Porque, no es solamente lo que te quede mejor. Yo cante jazz mucho tiempo, pero mucha gente me decía, canta en español, algo nuestro, y yo realmente sabía muchos tangos, pero le tenía un respeto, había que hacerlo bien. Al tango lo siento desde niña, los tangos de Gardel y Sosa, mis dos ídolos, la voz de Gardel era subyugante, la de Sosa ni te cuento. Mi papá consideraba que hay que tener una cierta madurez para entenderlo y cantarlo bien, y me lo transmitió. Algunos términos del lunfardo si no tenes unos cuantos años no sabes lo que son, y después el estilo, pero por ser arrabalero no tiene porque ser ordinario, puede tener clase, fineza.
Me acuerdo que mi profesora me dijo que ese tipo de tango me quedaba estupendo, y eso ya me indicaba algo. Hay muchos tangos que no conocía, hoy tampoco los conozco todos, es sorprendente, lo que me llama la atención por ejemplo de buscar a Gardel en internet, es ver la cantidad de tangos que ha cantado ese hombre, igual que Sosa. Pienso lo afortunada que soy de tener tanto por aprender.
También tiene mucho de la identidad cultural rioplatense, es importante que haya gente apostando al tango.
Si, exactamente. A mí me paso que la primera vez que fui a un estudio, hace nueve o diez años llevaba varias cosas para grabar, dos jazz, dos boleros y dos tangos. Grabamos los cuatro primeros, y cuando dije que quisiera hacer dos tangos, me dicen ‘¿tangos vas a hacer? Tenes que cantar jazz, qué vas a hacer tango’, pero yo seguí. Me acuerdo que grabé Niño bien, que era un tango que cantaba desde los diez años, me miró, me puso cara y me dijo ‘mira vos’, totalmente sorprendido, porque se dio cuenta que era lo que realmente yo tenía adentro.
Y me doy cuenta que todos esos tangos se fueron quedando en el camino, ya nadie los canta, y yo me puse esa tarea de volver a hacerlo, la gente los tiene en el recuerdo. Me impuse esa responsabilidad.
Es una tarea que implica recuperar nuestra cultura uruguaya.
Totalmente. De hecho muchos se creen que soy argentina, y yo digo ‘muchas gracias, pero soy uruguaya’. En general es así, tengo claro el camino, hay gente que me dice vos cantas divino boleros, pero no lo entienden, de pronto los canto bien, pero no es lo que me sale, y la prueba está que de pronto canto un tango y el aplauso es mucho más cerrado. Sigo por el camino y por lo que me dice mi intuición.
¿Qué proyectos tiene para el futuro?
Tengo uno que creo que puede ser muy bueno, hacer una gira por el interior. Hace muchos años no puedo ir al interior, pero las veces que he ido, me parece que la gente es espectacularmente amorosa, y se que la gente está ávida de espectáculos, más allá de la pandemia. Pero si las cosas se siguen regulando, y siguiendo los protocolos, se que la gente respondería. Pienso dejar pasar las fiestas y el comienzo del año, así que no descarto empezar en febrero. Ya estoy haciendo contactos con algunos departamentos del sur, pero tengo ganas de salir del eje costero, donde he cantado varias veces, y recorrer el litoral y el norte. Y además tengo ganas de hacer mi segundo disco, porque ya tengo muchos temas elegidos y separados, que son tangos viejos, muy conocidos, pero será de abril en adelante.
El tango uruguayo en Estados Unidos
“Tengo una hija que vive en Washington, entonces viajo todos los años, y un día me dijo que tenía que ir a un lugar que se llama Roomba café, que allí había una orquesta en vivo y todos los jueves se cantaba tango, entonces me contacté, fui, y canté durante cinco jueves, con música en vivo, un bandoneonista argentino, guitarrista venezolano, y una americana en el chelo. Fue la primera vez que cantaba con orquesta, y los americanos fascinados. También tuve oportunidad de cantar en la embajada uruguaya en Washington, donde la comunidad uruguaya es habitué, y la gente encantada. Fueron experiencias muy especiales”, contó Ana Maria.
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