La llegada de la pandemia de covid-19 a Uruguay hizo que el gobierno recurriera a los científicos en forma inmediata como parte de la estrategia para combatirla. En ese marco se conformó el GACH (Grupo Asesor Científico Honorario). La doctora Lago, especialista en medicina nuclear, analizó el rol que los académicos han tenido en ese sentido y señaló que se han generado equipos de trabajo en conjunto con las autoridades sobre diversas temáticas.
¿Cómo fue el 2020 para la Academia Nacional de Medicina (ANM)?
Fue un año con grandes desafíos. Yo empecé el 5 de marzo como presidenta. Desde hace años la academia estaba tratando de abrirse a la sociedad. Para la gente éramos una especie de gueto, y no era así, pero cuesta mucho ese proceso. Este año, esa apertura ha sido la mayor necesidad.
Tras la llegada de la pandemia, el mayor desafío fue formar inmediatamente un comité de crisis con el gobierno, que nos abrió las puertas. Enseguida creó el GACH (Grupo Asesor Científico Honorario) y para nosotros fue un gran honor, porque dos de los que lo presiden son académicos nuestros (Rafael Radi y Henry Cohen). A su vez, de los asesores que lideran los diferentes grupos, tenemos siete académicos.
Además, cada año se hace entrega del Premio Nacional de Medicina…
El 10 de diciembre tenemos la reunión final, donde siempre se entrega el Premio Nacional de Medicina y, aparte, vamos a hacerles un homenaje a todos nuestros académicos que están en el GACH.
En paralelo nos hemos dedicado a muchísimas más actividades importantes. Cada 15 días tenemos conferencias médicas y no médicas, y estamos tratando de que los temas sean más universales. El jueves pasado tuvimos un simposio junto a la Academia de Ingeniería y la de Ciencias, donde se habló sobre la necesidad de una nueva enseñanza.
En ese sentido, estamos evaluando la posibilidad de hacer una comisión de estudio de todas las academias sobre el STEM (por sus siglas en inglés), es decir, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. En 2011, el Centro de Investigación de la Enseñanza de Estados Unidos consideró que era fundamental este concepto -que acá ya lo ha manejado EDUY21- para un mejor aprovechamiento de la enseñanza, desde niños hasta adultos. El propio ministro (de Educación) Pablo da Silveira nos mostró su interés en este tema.
¿Qué análisis hace del papel que ha jugado la academia en el combate a la pandemia?
La experiencia fue muy positiva y enriquecedora. A los científicos se les dio el lugar que corresponde y eso ha sido fundamental en el combate a la pandemia. El trabajo que han hecho poniendo su pensamiento, sus horas, sus discusiones, fue increíble. Tenemos la suerte de haber tenido esta evolución, hasta ahora, gracias al manejo que se ha hecho, aunque sabemos que estamos pasando un momento muy difícil.
Nosotros formamos parte de la Asociación Latinoamericana de Academias de Medicina y, en la última reunión que tuvimos, nos dieron más tiempo para exponer, por nuestra diferencia con el resto de la región. Eso fue en octubre, ahora es un poco distinto, pero no es nada raro que nos esté pasando esto. Tenemos que seguir adelante con todos los cuidados, que son absolutamente esenciales.
Hay cosas que son inentendibles, como que la gente siga compartiendo el mate. También es fundamental el uso del tapabocas. Es entendible que los jóvenes necesitan otras cosas, pero estos pocos meses que nos quedan hasta que llegue la vacuna hay que tratar de seguir las indicaciones básicas.
¿Preocupa el aumento de contagios diarios?
Sí, preocupa. Lo único que nos queda es tratar de mantener el hilo epidemiológico ahora, que vienen las fiestas y el verano.
Decía que el gobierno les abrió las puertas a los científicos, algo destacado por la región como un modelo a seguir.
Cierto, incluso en la conferencia que tuvimos que dar para Latinoamérica, la pregunta que nos hacían era “¿cómo hicieron para que el gobierno los llamara?”. Porque en toda América Latina ningún científico fue llamado para asesorar. Nos decían “nosotros queremos dar nuestra opinión, queremos trabajar y no podemos”. La verdad es que el gobierno nos tomó en cuenta y la respuesta fue muy buena. Es algo totalmente inédito.
¿Cree posible que una vez terminada la pandemia se pueda establecer una especie de GACH para asesorar en otros temas?
Yo creo que sí, yo lo veo posible en otros temas y ya está pasando. Por ejemplo, el Día del Patrimonio la academia trabajó enormemente con el Ministerio de Educación. El tema de ese día era Manuel Quintela y nosotros lo veneramos y trabajamos mucho en el interior, fuimos a Treinta y Tres, se hizo un acto y fue la academia junto con los ministerios. También le hicimos el homenaje a Paulina Luisi.
“A los científicos se les dio el lugar que corresponde y eso ha sido fundamental en el combate a la pandemia”
¿En qué asuntos visualiza que podría conformarse un GACH o implementarse una coordinación de ese tipo entre diferentes actores?
Tenemos un importantísimo papel en la parte de salud mental. Se conformó un grupo sobre esa temática en la academia que lo dirige Ricardo Bernardi, que es un psicoanalista reconocido mundialmente. Allí fue donde se creó la línea telefónica (para pedir ayuda). En este momento, están trabajando en la realización de documentos y se hizo un simposio muy importante en el cual se interesaron muchísimo desde Argentina y Brasil.
Otra área relevante es la salud centrada en la persona, la bioética; algo esencial para la medicina y para todas las áreas. Ese ámbito también está integrado por OPS/OMS y el gobierno.
Además, hay comisiones interacadémicas, como la Academia de Ingeniería y la de Ciencias, pero también tenemos con la de Veterinaria y la de Agronomía. Se hizo un ciclo de conferencias sobre esas materias donde intervino gente del gobierno. La idea es trabajar en esas comisiones y elaborar documentos que puedan servirle a la población. La última fue sobre perros peligrosos (es muy diverso el trabajo). Allí intervienen también las academias de Argentina.
¿Se podría decir que la sinergia inicial generó oportunidades para estas coordinaciones, algo que quizás de otra forma no habría pasado?
Sí, exactamente. La idea es abrirnos totalmente a diferentes áreas, porque son muy diversos los académicos que hay en todos los temas y debemos aprovechar eso.
Hay otra área en la que en realidad se trabaja desde hace años, que es en conjunto con la Unasev, acerca de la siniestralidad. Ahora va a haber una conferencia sobre problemas en esa materia, o sea, las causas que pueden ocasionar siniestros, donde va a intervenir el Hospital Maciel -el sector de Neurología-.
Con distintos gobiernos hemos tenido la suerte de tener esa apertura, no ha sido solamente ahora, aunque sí se ha visto mucho más este año. Trabajamos bastante en la parte de drogas, por ejemplo, con el expresidente Tabaré Vázquez.
¿Cuáles son los desafíos a enfrentar en el corto plazo?
Ahora la expectativa está puesta en las vacunas; hay un grupo fuerte que está trabajando en eso. En lo inmediato vamos a seguir dedicados a todo lo relativo a la pandemia, haciendo todas las recomendaciones que podamos y que nos pidan.
Resaltó la problemática en la salud mental causada por la pandemia. ¿Cuáles han sido específicamente las consecuencias?
Afectó muchísimo en lo que es la depresión, la soledad; las personas mayores que están solas son las que más sufren. El número más alto de llamados, si mal no recuerdo, ha sido de esa franja etaria, aunque también hubo muchos casos de jóvenes que han perdido su trabajo y han quedado con dificultades económicas serias. La incertidumbre genera mayor preocupación.
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