Del 6 al 12 de diciembre se celebra una nueva edición del festival cinematográfico que busca acercar la cultura de los países balcánicos al Uruguay.
El interés por el cine en Tomas Saranovich surgió de su primer trabajo en un videoclub. Quienes trabajaban allí tenían la posibilidad de llevarse películas para ver en sus casas, y mientras sus compañeros buscaban las más nuevas, él se propuso buscar un poco más, y se empezó a llevar películas como Espartaco (la de Stanley Kubrick), Doctor Zhivago o El viejo y el mar.
Luego, por un tema familiar y de raíces empezó a buscar sobre cine balcánico, y a preguntarse porque no había tanto cine de esa región, solo conocía algo de Kusturica y poca cosa más, y así fue que comentó la idea de hacer un festival de cine en el consulado y en la comunidad, y le dijeron que estaría bueno traer una o dos películas. “Me puse en campaña y el primer año traje diez, y cinco cortos. Y así empezamos a tener respaldo de los directores de allá, del gobierno de Montenegro, los gobiernos de distintos países, y también a nivel universitario tuvimos un respaldo enorme”, comenzó contando a La Mañana.
“Dentro de la comunidad montenegrina, yo me desempeñaba como secretario general, y se me ocurrió ver como comenzar a acercar el mundo balcánico a Latinoamérica, ya que el acercamiento que había era a través de unas pocas películas conocidas como Underground, La vida es un milagro, o Papá está en viaje de negocios. Pero había mucho más para mostrar, y había una similitud en bastantes cosas en cuanto a tradiciones culturales que podrían ser interesantes. Empezamos en la sala de Lorenzo Carnelli de Cinemateca, y tuvo muy buena recepción. Con el tiempo se fue asentando y hoy ya es un clásico entre los allegados a Cinemateca que todos los años llenan las localidades”, aseguró.
Lejos, pero no tanto
“Hay mucho cariño y recuerdo para con Uruguay, hay una película muy buena que se llama Montevideo ¡Dios te bendiga!, que habla de las peripecias y el camino que hizo la selección yugoslava para llegar al Mundial de 1930, habla de unas tensiones del seleccionado de esa época, que fue boicoteado, solamente se hizo con jugadores serbios, y como logran armar un equipo y venir a jugar acá” relató Tomás.
Una particularidad de las historias en este cine es que se las suele contar en tres actos, costumbre proveniente de la literatura. Además, Tomás recalcó algunas particularidades sobre la narrativa balcánica, “creo que para mí lo importante del cine balcánico es como pone énfasis en cuestiones más humanas, plantean distintos temas que quizá en clave de comedia o drama afectan al ser humano y que a veces se pasa por alto” destacó.
“Hay una película que se llama La aguja bajo el umbral que trata de la paradoja entre un sacerdote ortodoxo que debe cuidar a su madre, mientras hay personas intentando que venda su terreno para que una empresa turística ponga un resort. Trata de mostrar lo que es el choque entre los nuevos lujos que se van dando en una zona que cambió de sistema económico de manera muy abrupta con la caída del comunismo, contra lo que son los valores tradicionales, la familia, los amigos, el cariño de lo propio, y negar la avaricia. Algo bastante estoico que va transcurriendo desde diferentes ángulos, donde ponen de manifiesto la lucha y el triunfo de la voluntad pese a las grandes adversidades que históricamente ha tenido esa región” comentó.
La cuarta edición en marcha
El Balkan Film Festival fue pionero en Latinoamérica en tanto es el primer festival de cine dedicado enteramente a películas de esa región, incluyendo clásicos yugoslavos y títulos contemporáneos. La curación de las películas se da entre Cinemateca, los directores, a través de los cuales se consiguen las películas, a los cuales desde la organización les da el soporte de traducción de subtítulos, para lograr un valor agregado a sus productos que les permita abrirse al mercado hispánico, y por último el Centro de Cine de Montenegro.
“A pesar de la división que hubo luego de la caída de Yugoslavia, nosotros vemos al cine balcánico como uno, lo cual aún persiste, porque a pesar de las divisiones políticas y geográficas la industria cinematográfica en la región trabaja junta en su mayoría, y muchas de estas películas son coproducciones eslovenas, serbias, croatas y bosnias, además de la cercanía y la dimensión de los países, por un tema lingüístico, el mercado trabaja como si fuera uno”.
A pesar de que el cine balcánico no tiene el vigor que tuvo la industria yugoslava en su época, “que contó con actores y directores de la talla de Yul Brynner, Sergéi Bondarchuk, aún se sigue teniendo una alta calidad en cuanto a cine, mostrando historias interesantes, y siguen surgiendo directores de gran nivel, que han sido nominados al Oscar en distintas categorías”.
“Nuestra expectativa es afianzarlo y seguir mostrando este cine, que a pesar de la lejanía y la barrera del idioma, tiene cercanía respecto a la trama y muchos uruguayos pueden identificarse directamente y disfrutarlo”, concluyó.
Las entradas se pueden comprar por la web de Cinemateca, o de manera presencial en boletería, aunque se recomienda hacerlo con anticipación para respetar las medidas sanitarias, evitar aglomeraciones y disfrutar de manera segura.
TE PUEDE INTERESAR