Gustavo es el menor de los hermanos Pisano, tercera generación de una familia que hace más de cien años se dedica a la viticultura en la zona de Progreso.
En diálogo con La Mañana, Gustavo Pisano contó sobre la llegada de sus antepasados y como surgió la Bodega, “la historia arranca con mi bisabuelo Francisco Pisano, originario de la Liguria, en el norte de Italia, que venía a Uruguay a hacer las cosechas cuando comenzaba el invierno, a contraestación, o muchos otros trabajos, mi otro bisabuelo que era picapedrero vino a la zona de La Paz”.
De generación en generación
El abuelo de Gustavo, que tuvo ocho hermanos, llegó a Uruguay en 1914, era adolescente, venía con un baúl con sus pertenencias y al llegar acá otros italianos lo recibieron, y empezó a trabajar como peón rural. Trabajó tres meses y juntó los $45 que le había costado el pasaje y lo devolvió a Italia para que viniera otro hermano. “Al cabo de unos años se hizo medianero, iba a medias con el patrón, y a los cinco años ya compró la tierra acá en Progreso, eran tanos que trabajaban de sol a sol”.
Los primeros viñedos de Pisano tienen 101 años, y la bodega se fundó en 1924, cuando el abuelo de los Pisano compró los primeros toneles, que conservan hasta hoy. Actualmente los tres hermanos ocupan la dirección, Daniel, el mayor, se encarga del desarrollo de mercado exterior, Eduardo, el del medio, es el encargado de las quintas y la parte administrativa, y la parte de la bodega y la producción está a cargo de Gustavo, que es enólogo.
“Mi abuelo hacía vinos en damajuana para venta de vinos de mesa, luego mi padre le fue aportando su parte más creativa, junto a mi madre viajaron mucho, y ahí aprendió y probó vinos diferentes a los que estaban acá en el mercado, y por el 70 empezó a hacer su pequeña experiencia con ventas mayoritariamente en el terreno de los vinos de mesa, elaboraba poca cantidad pero siempre decía que eran los mejores vinos de Progreso. En épocas en que acá se plantaban viñedos no de tan buena calidad plantó Harriague, lo que es hoy el Tannat, con esa visión de que quería tener un vino mejor que lo que había en la zona porque a él le gustaba el vino, y son cosas que nos fueron quedando”.
Pisano: “Si se apostara a generar valor a través de las bodegas y los vinos, se ayuda al país, esto genera la identidad en un segmento en el que no se puede competir, porque es auténtico, con características propias”
De ese gusto que les pasó su padre, decidieron apostar a diferenciarse a través de la calidad, y no abaratar costos creciendo únicamente en volumen. “Se nos presentó la disyuntiva a principios de los 90 entre crecer mucho como para bajar los costos, o afinar en la calidad y darle valor agregado a ese producto, y optamos por lo que sabíamos hacer que era hacer un producto que se pudiera valorar, generar un nombre. Entonces empezamos a generar lo que es nuestra marca Pisano – Artesanía en vinos finos”.
Crecer en calidad generando valor
“Nuestro fuerte son los vinos finos, en variedades como el tannat, cabernet sauvignon, variedades que las hemos desarrollado tanto para lo que son licorerías, tienda de vinos, y por supuesto para las grandes superficies, pero después, a fines de los 90 el presidente de INAVI Gerardo Alegresa nos invitó a participar en la Vinexpo en Burdeos, y nosotros al principio pensamos que éramos demasiado chicos, que la exportación era una cuestión de grandes volúmenes, en ese momento había mucho apoyo de parte del estado para la exportación y la búsqueda de mercado. Mi hermano mayor fue y se vino con dos clientes, nos llevamos una sorpresa, porque teníamos una propuesta de elaborar vinos para exportación. Al año siguiente nos planteamos una ampliación de la bodega, para poder tener una oferta de vinos exportables”.
En pocos años multiplicaron la facturación por la exportación exponencialmente. De hecho, entre 2006 y 2009 fueron líderes en exportación, no en litros pero si en facturación. “Eso nos abrió los ojos de que los vinos uruguayos son apreciados afuera. En esos años nuestra venta se dividió prácticamente mitad para el mercado interno y la otra mitad al mercado externo, y abrimos mercados donde nunca hubo vinos uruguayos, cosas que se dieron fruto de nuestra inquietud de querer dar a conocer el Uruguay, nosotros valoramos el hecho de vender a lugares que tenían curiosidad sobre Uruguay y el tannat, que era no muy conocido”.
“Justamente el tema de la diferenciación ha sido la apuesta de Pisano tanto para el mercado interno como para el mercado externo, y eso es un poco la realidad hoy. Siempre invirtiendo en la producción, esa ha sido la herramienta, nosotros vivimos de esto”, remarcó Gustavo.
Reinventarse e innovar son la clave
La pandemia generó cambios en los hábitos de consumo, y si bien algunos rubros se vieron afectados negativamente, otros presentaron un crecimiento. “Por un lado tenemos mucha venta a la gastronomía, y se ha retraído la venta por ese lado. Pero entre los importadores tenemos algunos que se dedican a la venta en tienda y eso ha aumentado. Lo que ayudó fue el hecho de tener canales diferentes, donde algunos tuvieron una mejoría”.
Actualmente, desde Pisano están incorporando una tienda virtual, “la idea es que a través de la tienda lleguemos con propuestas diferentes a las del mercado. Nosotros tenemos una cava de vinos en las cuales hemos ido guardando cosechas, y a veces generamos vinos nuevos, partidas chicas, la idea no es competir con los canales tradicionales, sino tener una oferta diferente para canalizar por allí. Ahora lanzamos un vino que se llama πsano (jugando con el número pi) con un tinto nuevo como para el verano, que lo podes enfriar, es algo raro, pero tenemos esa inquietud de desarrollar nuevas experiencias en los vinos”, destacó.
“Lo bueno es que una vez que uno entra en el mundo del vino no tiene fin, porque siempre aparecen vinos nuevos, regiones nuevas, todos los días estamos aprendiendo. El vino cuenta historias, es un producto embajador de su lugar de origen, no solo por las variedades de uva sino por como es la cultura de quien lo hace. Es uno de los productos que va con el nombre del país en la etiqueta, lo promociona. Si se apostara a generar valor a través de las bodegas y los vinos se ayuda al país, esto genera la identidad en un segmento en el que no se puede competir, porque es auténtico, con características propias”, concluyó Pisano.
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