La historia nacional constituye un invento relativamente reciente. Lo es de Estados que se predican Naciones, de estados políticos que se pretenden naciones culturales, erigiendo una imagen propia en protagonista no sólo de un presente y para un futuro, sino así también, mediante la historiografía, de todo un pasado. Por nuestros lares europeos el fenómeno arranca entre los siglos XVIII y XIX . Y llega hasta hoy… A nadie prácticamente se le escapa a nuestras alturas el secreto de que toda historiografía de sujeto nacional, cualquiera que éste sea, constituye construcción de presente y no reconstrucción de pasado, invención de tradición, en suma. Hay también toda una historia de disciplinamiento social por medio no solo de cultura, de la producción de historiografía, sino también de institución, de la programación de enseñanza, que interesa neurálgicamente a la formación de Estado porque lo hace a la imaginación de Nación. La empresa constituyente de Estados a lo ancho y largo de Europa no pasa por entero a través de las determinaciones normativas de las Constituciones correspondientes. Extremo tan clave como el de la identidad del sujeto político se dirime por otras vías.
La Nación como sujeto del Estado es más producto de cultura que de institución. No puede serlo en exclusiva de determinación política o normativa. Es criatura de una forma de disciplinamiento, la cultural, que el propio Estado puede encauzar y fomentar, pero no guiar ni controlar como llega a hacerlo con el ordenamiento jurídico. Concurre éste, el derecho, por supuesto. Lo hace también por una vía que puede decirse disciplinaria. El Estado cuida de la enseñanza como medio de producir Nación, pero ésta no cabe que sea efecto tan solo de una política, ni siquiera de la constituyente. Porque Constitución predique Nación como sujeto de Estado no pasa a tener un mismo grado de existencia la una como el otro. Mediadora es la cultura que no viene a reducirse a dominio político por mucho que también acaba entendiéndose toda ella como incumbencia propia por el mismo Estado
Bartolomé Clavero, en “De la historia a la patria a través de la enseñanza”, comentando sobre el libro “Historia patria. Política, historia e identidad nacional en España, 1875-1975”, de la hispanista estadounidense Carolyn P. Boyd
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