Productores arroceros de la zona de influencia de la Laguna Merín tienen la fortuna de disponer de la segunda reserva más grande de agua dulce de América del Sur (después del Lago Titicaca). A esto se suma que no hay posibilidad de controlar las malezas sin rotación con un cultivo de limpieza como es la soja; y que la combinación de gramíneas y leguminosas configura el círculo virtuoso de la agricultura. Hoy por hoy que el precio de la soja recupera su valor tradicional en la bolsa de Chicago, es una opción que más allá del servicio que presta al arroz, es rentable en sí mismo.
Los mayores desafíos en la producción a cielo abierto tienen que ver con la naturaleza, y en ésta el exceso o falta de agua es una preocupación permanente del sector. Las noticias sobre cómo serán los próximos meses no son alentadoras con anuncios de lluvias escasas y dispares que exigen mayor cuidado en todas las producciones.
Eduardo Apolinario, ingeniero agrónomo de Treinta y Tres dijo a La Mañana que en ese departamento hay zonas “complicadas” por la falta de precipitaciones aunque esa no es la zona más crítica del país.
Las lluvias vienen ocurrido de manera muy dispar, a cortas distancias, donde los volúmenes pueden variar de pocos milímetros, que no aportan demasiado, a lluvias importantes que pueden cambiar el estado de un cultivo, debemos destacar que en esta zona del país la capacidad de los suelos de almacenar agua es limitada, al igual que el drenaje, por lo que es imperioso que ocurran lluvias frecuentes y de volúmenes moderados.
Este año la siembra de soja se hizo “en fecha y en condiciones muy buenas, el arroz se pudo sembrar temprano y por consiguiente adelantó la siembra de soja, a pesar de que las lluvias fueron escasas, en términos generales fueron bien repartidas, en volúmenes moderados, no hubo problemas de anegamiento que es un tema frecuente acá, eso favoreció el nacimiento. La implantación es muy buena, de las mejores de los últimos años, salvo algún problema puntual de chacras con problemas de paloma o lagarta Agrotis”.
Al comparar la soja de este año con la de 2019 cuyas siembras se cortaron a fines de noviembre por la falta de lluvia y hubo que sembrar mucha área en diciembre, “estamos bastante más adelantados que el año pasado”, subrayó.
Regar la soja en campos arroceros “es un desafío”
Apolinario destacó que en la zona este si bien el riego por desnivel aun es insipiente, de a poco algunos productores comienzan a utilizarlo ya sea por curvas de nivel (taipas) o camellones, consideró que es una carta en la manga que tienen losproductores para utilizar en caso que se instale una deficiencia hídrica en el periodo crítico del cultivo.
En la zona arrocera se cuenta “con la estructura del riego para el arroz, con los canales, desagües, bombas, las represas, y hemos ido encontrando la manera de usarlo también para la soja”, señaló.
Pero regar también “es un desafío” ya que “a diferencia del arroz, sabemos que la soja no es tolerante a la inundación. Fisiológicamente no está apta para soportar inundaciones por mucho tiempo, entonces regar soja por desnivel en campos arroceros, en campos planos, es un desafío”.
Los agricultores arroceros son avesados veteranos en el manejo del agua para riego sobre todo por inundación, pero hay que tener todo “muy bien aceitado: la manera en que se hace llegar el agua a la chacra y los desagües. El agua tiene que entrar y salir rápido, tanto en el sistema de riego por taipas o por camellones donde hay acumulación de agua significa un daño al cultivo, para esto es fundamental la tarea del aguador, figura clave en el riego del arroz, para regar soja por estos métodos es fundamental contar con personal que tenga vocación por conducir el agua” destacó.
Otro de los aspectos a observar es la topografía de la zona que será regada, “cuanto más lagunas tenga la parcela más inconveniente resultará el riego por desnivel, ya que al acumularse en las zonas bajas dañará el cultivo”.
“Hay que estar muy finos en este aspecto, técnicas como la suavización con pendiente variable del terreno donde con movimientos de tierra limitados utilizando palas niveladoras combinadas con la información generada por el sistema georeferencición con RTK (navegación sinética saltelital en tiempo real) están en evaluación con el objetivo de eliminar esas depresiones que afectan a cualquier cultivo de secano que se pretenda hacer en dichas regiones, además de abrir una puerta para el riego con más garantías desde el punto de vista del estrés causado por la inundación.
El apoyo en pronósticos de tiempo cada vez más confiables, mediciones de humedad de suelo y la etapa de desarrollo del cultivo son aspectos a tener en cuenta al momento de decidir dar inicio al riego.
Todas son técnicas en las que Uruguay está avanzando y desde la ciencia también hacen su parte. El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) “está trabajando en desarrollar variedades de soja más tolerantes a la inundación. Hay mucho camino para recorrer para el riego de soja, y cada vez hay más gente que lo usa en sus cultivos”.
La soja es un elemento importante para el arroz
El riego asegura un piso en la producción. Las chacras con disponibilidad de agua y preparadas para el riego “pueden asegurarse un rendimiento aceptable”.
La soja también cumple un rol “importante” en la rotación con el arroz “es un arma más para control de arroz negro, amortiza maquinaria, es un buen antecesor de praderas entre muchos otros beneficios. Es un cultivo que llegó para quedarse, aún con precios más bajos igual se mantuvo y le aporta mucha cosa al arroz, al sistema en sí, forma parte de un círculo virtuoso con el arroz y las praderas” destacó el Ing. Apolinario.
TE PUEDE INTERESAR