A fines de la semana pasada, un distinguido periodista expresó un su artículo de contratapa –de un periódico considerado de “derecha”-, que la Coalición gobernante “ya cansa” con sus continuas alusiones a la situación del país dejada por el Frente Amplio, ya fuere su déficit fiscal, su abultado endeudamiento o su alto desempleo.
Discrepamos con esa afirmación, coincidente en la misma semana con el anuncio del presidente de Antel Ing. Gurméndez del resultado de la auditoría sobre el Antel Arena, que arroja un costo al 30 de junio de 2020 de 118 millones de dólares o sea tres veces más de lo presupuestado en su comienzo. Sin perjuicio de lo cual, se agrega que aún se mantiene una deuda de 48 millones de dólares y que en el ejercicio de 2019 tuvo una pérdida de un millón trescientos mil dólares, que se repetirá este año.
Siempre se ha entendido que la transparencia es una obligación del gobierno, cuando gasta la plata ajena que administra y debe rendir cuentas, religiosamente, a los ciudadanos contribuyentes.
Viene al caso la columna del diario La Nación del pasado domingo 22 de diciembre, que escribe el prestigioso historiador y periodista Jorge Fernández Díaz, en la que dice que la subvención y el endeudamiento para mantener las tarifas y los precios tiene un límite. Eso pasó en la Argentina por el deseo del kirchnerismo de atender su clientela electoral. Cuando llegó Macri y debió realizar el ajuste y las correcciones tarifarias, allí mismo dinamitó su futuro, porque además no había explicado en forma clara, la situación del país que recibió.
Acá mismo, hemos visto como la administración de Vázquez dilató los aumentos que debieron realizarse en enero, hasta el mes de marzo para que recayeran en el gobierno que asumía, y que hubo de tomar como primera medida.
“Transparencia” y cajas vacías
Pero no sólo eso, en medio de la pandemia y la recesión general, el frente opositor pone trabas, critica, protesta, anuncia interpelaciones y plebiscitos y dos de sus senadores, como lo son Bergara y Carrera que participaron del ejercicio de gobierno anterior en las áreas de la seguridad y la economía sin encomiable suceso, saben perfectamente que le entregaron al Dr. Lacalle “las cajas vacías”, como les espetó el Cr. Alfie con toda claridad, y los dejó sin respuesta.
Por esas razones siguiendo un criterio de transparencia que, en todos los ámbitos, siempre ha respetado el actual gobierno, se hace necesario comunicar abiertamente al soberano qué ha pasado con su dinero. Aunque se conozcan los descomunales despilfarros, los errores de gestión propios de gobernantes ineptos, los beneficios y contratos por montos millonarios sin contralor alguno, como demostró el programa de Santo y Seña en T.V., los viajes sin limitaciones, lo viáticos y las tarjetas de crédito que paga el Estado, la garantía de los aviones “Bombardier”, el remate “trucho” de Pluna, desde el senador De León y sus abusos hasta el Dr. Toma y su increíble habilidad para coleccionar asesorías, y desde Campiani a Sendic, y todas sus trapisondas, el pueblo debe saber y estar enterado y formarse su juicio, sin secretos ni reservas que solo sirven para apañar conductas dudosas.
La transparencia es una obligación del gobierno cuando gasta la plata ajena que administra, debe rendir cuentas religiosamente a los ciudadanos contribuyentes.
¿Porque omitir la información de descomunales irregularidades, que le deben servir para calificar el comportamiento de sus gobernantes?
No le hace bien a la democracia ni a la política olvidarse de las pérdidas de ALAS.U (ex Pluna) o de ENVIDRIO (ex Cristalerías del Uruguay), o de COTRAPAY (ex Paylana), o de FUNSA CORP (ex Funsa), o de PRESUR fábrica de transformadores eléctricos), o de COOPERATIVA OBREROS EMPALME OLMOS (ex Metzen y Sena) o del faltante de los cuadros del despacho de Ana Olivera en la Intendencia o de los euros desaparecidos del Tesoro del BROU, en episodios nunca aclarados.
Y cabe preguntarle a los ex gobernantes si hubieran hechos esos negocios, o esas inversiones con su dinero propio.
Todo lo cual denuncia la carencia de autoridad para interpelar y hacer una oposición salvaje, que hoy, a falta de otros argumentos ridiculiza su gestión en la cumbre del absurdo, convirtiendo en tema de controversia nacional si el presidente Lacalle Pou, en sus exiguas vacaciones, transitó con su vehículo por la playa (lo que está prohibido) o por un camino vecinal invadido por la arena de la playa costera.
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