Hace poco vi en Youtube unas conferencias tituladas “Reacciones heroicas ante catástrofes históricas”, a cargo del Pbro. Dr. Ricardo Rovira, oriental, radicado en España, experto en la educación política clásica, y del Prof. Rafael Alvira, ex Catedrático de Filosofía de la Universidad de Navarra y experto en filosofía política.
Refiriéndose a las luchas por el poder que se advierten en el mundo, el Dr. Alvira comenta que “el poder es un principio, mientras que la felicidad es un fin”. De acuerdo con este experto, el poder está ordenado al uso, al dominio de algo por parte de alguien, mientras que la felicidad, que también implica una posesión, no está ordenada al uso o al dominio. El saber y el amor verdaderos –posesiones verdaderas, claves de la felicidad-, no refieren a un dominio instrumental, sino a una expansión del espíritu.
Por eso dice Alvira que cuando se deja de lado el amor verdadero, lo que queda, no es más que juego de poder. Advertimos aquí un paralelismo con aquello que decía Chesterton: “quitad lo sobrenatural, y no encontraréis lo natural, sino lo antinatural”, el amor verdadero, en definitiva, es un reflejo del Amor sobrenatural. Por tanto, cuando una sociedad olvida o rechaza el Amor sobrenatural, sólo queda una antinatural y desesperada lucha por el poder.
Alvira sostiene que en este mundo cada vez más interconectado, quienes carecen de saber o de amor verdaderos –y por tanto de felicidad-, buscan concentrar el poder para controlar a los demás: cuando no hay amor, lo único que queda es el temor, la necesidad de hacerse con el poder y con el control, es en definitiva, una forma de eludir el temor. De ahí que distintos poderes se enfrenten en una guerra subterránea por el control total.
Según Alvira, los bandos en pugna en esta guerra oculta, serían el poder financiero derivado de la tecnología, aliado a la izquierda intelectual, y el poder financiero en su estado puro, aliado a la derecha tradicional.
Lo paradójico del caso, es que aunque alguno gane y obtenga el poder y el control total, mientras no tenga sabiduría y amor verdadero, nunca tendrá nada, salvo el temor de ser despojado de su poder. Lo que sí es real, es que esta lucha por el poder, tiene en vilo a la humanidad entera: a millones de almas que, alejadas del campo de batalla, solo aspiran a llevar vidas normales y corrientes.
A mi juicio, esta reflexión del Profesor Alvira respecto de lo que ocurre en el mundo, nos aleja de los dos grandes negacionismos de nuestro tiempo.
El primero, es el de quienes sostienen que aquí no hay virus ninguno y que todo es invento de la prensa, fruto de una conspiración mundial perfectamente organizada.
El segundo, es el de quienes niegan la existencia de conspiración alguna, y creen a pies juntillas en todo lo que dicen los grandes medios de comunicación. No creen ni en el Nuevo Orden Mundial, ni el globalismo, ni en el neomaltusianismo, etc.
En algún lugar entre ambos extremos, debe estar la verdad. Como bien dice Don Ricardo Rovira en su intervención, desde que en varios países de occidente se intenta legalizar casi al mismo tiempo el aborto, la eutanasia, el matrimonio igualitario y otras leyes que responden a una “agenda de derechos” supranacional, es razonable pensar que dicha agenda, ha sido elaborada por alguien con unos objetivos concretos. Se podrá discutir cuáles son los objetivos quienes los que están detrás, pero no se puede negar, que la “agenda” existe. Precisamente, el hecho de que organizaciones tan distintas como el Club de Bildelberg y el Foro de San Pablo estén de acuerdo en esas políticas, nos muestra que la realidad es bastante compleja.
También es sabido que a las medidas que extremas que tomaron algunos gobiernos con ocasión del COVID, a algunos les han servido para evaluar hasta que punto una sociedad, presa del miedo, es capaz de soportar severas restricciones a su libertad.
¿Cuáles son las actitudes heroicas que podemos esperar en la catástrofe actual? Pienso que hoy, los grandes héroes serán los ciudadanos comunes: aquellos que sin tener mucho margen de decisión, estén dispuestos a mantener –heroicamente- su libertad interior. Los héroes de nuestro tiempo, serán aquellos hombres y mujeres que elijan buscar la sabiduría y el amor como posesiones verdaderas, para transmitirlas a los demás… Sólo así se podrá superar el temor, conquistar el poder auténtico, y alcanzar la felicidad terrena… y eterna.
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