Es fundamental que la agroindustria pueda avanzar dando valor a productos y subproductos de tal forma que pueda salir de los commodities cuyos precios son fijados desde el exterior.
En la actualidad “Uruguay tiene enormes desafíos en función del aumento de precios de los commodities. Históricamente, cuando los precios toman un valor de referencia importante, a Uruguay le va razonablemente bien y el desafío es aprovechar esa instancia de tal forma que si se consolida a futuro, poder canalizar esas ganancias de una forma adecuada”, dijo el contador Leonardo Basso, director de la firma Cr. Basso & Asociados dedicado al asesoramiento y consultoría con un fuerte perfil agropecuario en temas contables, legales y fiscales y profesional de Arrozal 33 SA.
Además destacó la importancia de la agroindustria en la economía nacional, mencionó el riego como un “desafío de la soja”, y estimó que la agroindustria “tiene que trabajar en agregar valor a los productos a través del desarrollo tecnológico”, para lo cual consideró importante el rol de la Comap (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones) como facilitadora de inversiones.
Se trataría de un “círculo virtuoso en el cual el Estado no cobra determinado monto para que el productor invierta, esa inversión genera mayor producción y por tanto mayor ingreso a todo el país”
El sector agroindustria alimentario es de suma importancia para nuestra economía con una “oferta exportable de entre 78% y 82%”, dijo el Cr. Basso en diálogo con La Mañana. Uruguay posee un gran potencial como productor de alimentos “para 30 millones de personas cuando tenemos una población de 3,5 millones”, de productos que en muchos casos han tenido un fuerte incremento en sus valores, como el arroz que subió a US$ 600 FOB y la soja a más de US$ 500, en tanto que la carne se ha consolidado.
Destacó que Uruguay posee “un prestigio internacional importante” debido a tres factores: “La consolidación de los procesos productivos, la calidad de los productos -como por ejemplo la trazabilidad de la cadena cárnica-, y el cumplimiento de los contratos, las disposiciones y normativas que permanentemente están cambiando”.
El riego en la soja
Basso dijo que “si se consolida el factor climático y las lluvias acompañan a pesar de que están siendo dispares, habría un aumento en el rendimiento respecto al año pasado”.
Pero el desafío que enfrenta la oleaginosa en la actualidad es la “incorporación de tecnología de riego, al menos en una parte del área dedicada a ese cultivo para superar los años en que falte el agua”.
En Uruguay “ya hay productores que están regando”, lo cual “en un año de seca puede significar el despegue o multiplicar por dos la producción. Hay muchos productores que integran arroz y soja y están más habituados al riego”, subrayó.
Si bien el riego en el este “es más fácil que en el litoral oeste, aquí tampoco es imposible, pero sí más difícil amortizar una estructura de riego” a pesar que desde el gobierno se “está incentivando mucho con planes de inversión a través de la Comap (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones)”.
En el oeste están los cursos de agua y las tomas se pueden otorgar, “el tema es ver qué tan redituable es” considerando que “en la medida que nos alejamos de los cursos de agua se hace más inviable la ecuación”.
El arroz uruguayo es de los mejores de mundo
En cuanto al arroz, aunque hay escasez de agua “se augura una zafra de buenos rendimientos”. Se trata de un cultivo que “tiene poca variabilidad” en sus rindes y por tanto “no hay años muy malos como podemos ver en la soja o el trigo, los rendimientos son bastante parejos salvo alguna catástrofe climática”.
“Para la próxima zafra se estiman rendimientos del entorno de los 8.500 o 9.000 kilos por hectárea, un poco por encima del año pasado” con el agregado del precio que pasó de US$ 450 a US$ 600, señaló.
El arroz uruguayo es de los mejores en el mundo. “La alta tecnología aplicada en la cadena agroindustrial y la integración que el sector tiene con INIA y el LATU, han hecho que este cereal sea un producto premium en el mercado internacional y tiene un plus en el precio de exportación comparado con los países de la región. Tenemos un plus por el reconocimiento de la calidad del producto y la calidad institucional”, expresó Basso.
Los desafíos de la agroindustria
El Cr. Basso se refirió a los desafíos de la agroindustria, particularmente desarrollando tecnologías que den valor a los productos y subproductos, y mencionó los envases totalmente reciclables ideados por ingenieros uruguayos y creados a base de la cáscara de arroz. “La agroindustria puede crecer en tamaño pero tiene que trabajar en agregar valor a través de la tecnología con nuevos productos desarrollados dentro de la agroindustria”, aseveró.
Para eso “hay que hacer un esfuerzo en reclutar emprendedores con ideas, identificarlos y generar un alto impacto con ellos” sin obviar “institutos como ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación) y otros organismos relacionados e incluso la academia”.
“Por ejemplo, hay un proyecto para utilizar la cáscara de arroz en la elaboración de envases cien por ciento biodegradables de los que en 6 meses no quedan vestigios” de su existencia. “Es un invento uruguayo que puede ser de alto impacto, se puede hacer cualquier tipo de envase, todos amigables con el medio ambiente”. Es un tipo de tecnología aplicada a la agroindustria en la “era de la innovación y el conocimiento donde Uruguay está bien posicionado”, acotó.
En el ranking mundial Uruguay ocupa el tercer lugar en exportación de celulosa, el cuarto lugar en lechería, sexto en soja, séptimo en carne bovina congelada y noveno como proveedor de arroz.
Favorecer la inversión
Basso dijo que el país debería trabajar en “flexibilizar los proyectos de inversión promovidos por el Ministerio de Economía a través de la Comap”.
Hace 6 años que estamos con un agro “venido a menos en el sentido amplio, con precios que no estuvieron para nada entonados, y cuando una empresa tiene pocos resultados lo primero que hace es recortar la inversión, y al recortar la inversión por 6 años se empieza a afectar la capacidad productiva. Entonces si los precios actuales se mantienen es esperable que haya inversiones fuertes en el sector agropecuario para mantener su capacidad de producir. Por eso sería bueno trabajar con la Ley de Promoción de Inversiones” con flexibilizaciones que prioricen, por ejemplo, la compra de máquinas.
Se trataría de un “círculo virtuoso en el cual el Estado no cobra determinado monto para que el productor invierta, esa inversión genera mayor producción y por tanto mayor ingreso a todo el país”.
Modificar las franjas de los fictos patronales
Por otra parte consideró que “es una situación bastante injusta que un productor de 5 hectáreas pague el mismo ficto patronal que el que tiene 500, eso crea una inequidad tributaria muy grande. No es lo mismo tener 5 o 10 hectáreas que el que tiene 200 o 400, sin embargo hasta 500 todos paga unos $ 2.500 mensuales”, agregó.
Esa situación “viene de hace mucho tiempo” y su modificación se debería “estudiar detalladamente porque puede resignar recursos al Estado y esa tampoco es la idea, pero la primer franja debería ser hasta las 20 Has. aproximadamente, de 20 a 80 y de 80 a 200 y continuando. El que tiene más 200 no le va a cambiar su capacidad contributiva”, consideró. Explicó que los impuestos se pueden poner sobre una base real que puede ser una facturación, por ejemplo el IVA; el ficto en cambio se aplica cuando no hay un hecho real y el Estado lo fija según sus estimaciones. Es un impuesto ciego en el que cualquiera sea la producción hay que pagar de forma fija, pero “lo que está mal es la base del cálculo, haciendo pagar lo mismo”.
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