El Reino Unido se embarca en un futuro post Unión Europea, con la incertidumbre provocada por la inestabilidad de la política internacional debido a la pandemia de coronavirus, la cuarta revolución industrial, el ascenso de China y el declive de Estados Unidos. En ese marco los británicos deberán superar importantes desafíos internos y estructurar su nueva política exterior.
Global Britain es el nuevo eslogan del gobierno del Reino Unido (RU) para su política exterior posterior al Brexit. Fue utilizado por primera vez por la entonces primera ministro Theresa May en su discurso en la Conferencia del Partido Conservador en 2016. May tenía la intención de señalar que el país no se volvería hacia adentro después de la salida de la Unión Europea (UE), sino que tendría una perspectiva global que iba más allá.
Este país no es el único que ha adoptado este lema. El bloque de la UE diseñó el Global Europe y también Irlanda (Global Ireland) propuso una iniciativa dedicada a “duplicar el alcance y el impacto de la huella global de Irlanda hasta 2025”, la cual involucra cuestiones como diplomacia, cultura, negocios, turismo, comercio y ayuda exterior.
A pesar de abandonar la UE, Reino Unido aún tiene poder duro (medios económicos y militares) y un gran poder blando (diplomacia y cultura). Por ejemplo, el hecho de poseer armas nucleares, las cuales, incluso, están en período de reemplazo y mejora acorde a declaraciones de febrero del año pasado del secretario de Defensa Ben Wallace. Además, es el octavo país a nivel mundial con mayor gasto militar, mientras que es el país europeo con mayor gasto dentro de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), aportando 2,4% de su PBI.
A nivel diplomático es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y este año asumirá la presidencia temporal del G7, la cual se celebrará entre el próximo 11 y 13 de junio en Inglaterra, en la que participará Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Estados Unidos y también Unión Europea. Asimismo, Johnson ha invitado a Australia, Corea del Sur e India para que sean parte de la cumbre, con la idea de ampliar el grupo y llamarlo D10, un grupo compuesto por países con democracias multipartidistas y/o bipartidistas. También Reino Unido será sede en noviembre de este año de la COP26, la cumbre por la lucha contra el cambio climático.
A nivel cultural también posee un peso muy grande, la máxima categoría del sistema de ligas de fútbol en dicho país, la Premier League, es la liga más vista del mundo, con 880 millones de hogares en 188 países que la ven, acorde a un informe de la Premier League. Mientras que a nivel de la industria de las producciones audiovisuales se ha logrado una gran influencia, con cadenas como la BBC. Además, series como Black Mirror, Sherlock, The Crown, Downtown Abbey y Peaky Blinders refuerzan y expanden el poder blando del país. También la ciencia y la investigación dan prestigio al país con universidades de renombre.
Problemas locales y comercio exterior
Pero todo este poder blando necesita financiación. El gobierno británico gasta millones de libras esterlinas en exención fiscal para el sector audiovisual, como así también en ayuda extranjera, la cual era 0,7% de su PBI y ahora pasará a 0,5% luego de los recortes anunciados, lo que ha despertado varias críticas por parte de organizaciones sociales y de políticos.
Estos costos de desarrollo político internacional vienen acompañados de la crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus que padece el país, la cual acorde a los datos del Banco de Inglaterra generó una caída del 11% del PBI para el 2020, y habrá un crecimiento del 7% para este año. Respecto a esta recuperación, acorde a una encuesta del London School of Economics, el 86% de los economistas consultados creen que la economía del país será entre 4 y 6% más pequeña para 2030 que si se hubiera mantenido dentro de la Unión Europea.
Esa bandera de los partidarios a favor del Brexit que fue el comercio exterior y los nuevos tratados que podría hacer Reino Unido sin la Unión Europea también está sintiendo efectos negativos, ya que la mayoría de los grandes acuerdos de comercio hechos con países son acuerdos de continuidad, es decir, mantener las condiciones comerciales previas al Brexit.
Por ejemplo, el acuerdo hecho con Suiza, por un valor estimado de 37 mil millones de libras. Luego está el que se firmó con Islandia y Noruega, por un valor de 27 mil millones de libras, el cual mantiene que 95% de los bienes importados de ambos países tendrán cero aranceles, aunque será provisorio, ya que Reino Unido está en negociaciones para lograr un acuerdo con la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), la cual está integrada por Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein. Lo mismo ocurre con Canadá (valor 22 mil millones de libras y se hizo otro tratado de continuidad) con la Unión Aduanera del África Meridional y Mozambique, valor 11.9 mil millones de libras (la UE tenía acuerdo con la Comunidad de Desarrollo de África Austral), como también ocurrió con el acuerdo con Corea del Sur (por un valor de 11 mil millones de libras), que mantiene las condiciones previas pactadas con la UE.
Respecto al acuerdo con Japón, que tiene un valor de 14 mil millones de libras, definitivamente sí fue un acuerdo distinto y sirvió como una victoria política para el Global Britain, en el cual aumenta el comercio con el país asiático a pensar que ese país representa apenas el 2% del comercio británico. Igualmente, ha servido para acercarse a El Acuerdo Integral y Progresivo de la Asociación Transpacífica, el cual integran Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
Las amenazas de separación de Reino Unido
Pero el Global Britain tendrá un importante desafío a nivel local con la postura del primer ministro de Escocia, Nicola Sturgeon, de llevar a cabo otro referéndum por la independencia de Escocia si su partido, el Partido Nacional Escocés (PNE), gana la mayoría en las elecciones parlamentarias escocesas de mayo.
Acorde a la encuesta realizada por la consultora inglesa Savanta ComRes, el PNE podría lograr 71 de los 129 escaños en el parlamento escocés, logrando 8 puestos más que en las elecciones del 2016, y dándole así la mayoría necesaria para impulsar el plebiscito de independencia del país. Asimismo, tanto el partido Laborista como el Conservador perderían escaños en el parlamento escocés. También, esa encuesta reveló que 57% de la población votaría a favor de que Escocia se separe del Reino Unido. De ocurrir esto, Reino Unido perdería casi un décimo de su población y un tercio de su territorio, generando un mayor efecto negativo a una de las mayores economías mundiales, la cual aún padece el efecto del Brexit y la dificultad para establecer su nueva política exterior.
El ex primer ministro laborista Gordon Brown afirmó que “el Reino Unido corre riesgo de convertirse en un Estado fallido y romperse, a menos que haya reformas profundas en la forma que se gobierna el país”. En su nota escrita para el Daily Telegraph, el exmandatario afirmó que “no puede hacer que las élites hablen con las élites, debe involucrar a la gente en lo que está hablando, y ahora tienen puntos de vista sobre cómo se trató la pandemia, cómo se trató la recesión”. Por esto, pidió cambios políticos constitucionales que incluya a la ciudadanía. “Creo que ahora la elección es entre un Estado reformado y un Estado fallido”, afirmó el mandatario.
El artículo escrito por Brown fue escrito luego de una encuesta hecha por el Sunday Times, a nivel de todo el Reino Unido, en la que afirma que casi la mitad de los encuestados en Inglaterra y Gales piensan que Escocia será independiente en los próximos 10 años. Mientras que en Irlanda del norte el 60% piensa lo mismo. Además, aquí, el 51% de la población apoyaría un referéndum por la unificación de Irlanda. Por su parte, también ha crecido el apoyo independentista en Gales, siendo un 31% que apoya un referéndum, mientras que un 47% está en contra.
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