La asistencia médica en todos los niveles de la salud debió marcar sus prioridades en cuanto a la atención. En esa puja entre lo urgente y no urgente, ciertos grupos de pacientes quedaron rezagados. Organizaciones que atienden situación de personas con enfermedades crónicas alertan que las demoras en tratamientos vienen de antes y la pandemia puede significar una oportunidad para visibilizarlo.
No es novedad para la población de Uruguay que desde que llegó la pandemia por covid-19 el sistema de salud se vio obligado a dar prioridad a ciertos asuntos y postergar otros. Por ejemplo, se generaron salas especiales para atender a pacientes covid positivos, al tiempo que se solicitó a pacientes cardiológicos o en tratamientos oncológicos que no asistieran a consultas presenciales, a no ser casos de urgencia. Esto se debe a que la población con enfermedades crónicas, o que impliquen inmunidad débil, son más propensas a contagiarse y presentar graves complicaciones.
A su vez, se postergaron cirugías programadas, algunos tratamientos y se buscó que los pacientes concurran en menor medida. Según una encuesta del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales, publicada en noviembre de 2020, 72% de los usuarios de la salud no pudo realizarse ningún estudio entre el 13 de marzo y el 30 de mayo.
Dos de las organizaciones que nuclean pacientes, y que son catalogadas de riesgo, son la Asociación de Diabéticos del Uruguay (ADU) y también la Alianza de Pacientes Uruguay, quienes tienen representación de todo tipo de paciente y no solo riesgosos ante el covid-19.
“El covid-19 ha impactado limitando la presencialidad en un sistema que no estaba preparado para la virtualidad”, señaló Menéndez de Alianza de Pacientes Uruguay
La Alianza de Pacientes Uruguay es una asociación civil creada en setiembre de 2018 que está integrada por líderes y referentes de grupos y asociaciones de todo el país. Su propósito es unir las voces de los diferentes colectivos y ejercer una representación efectiva de los derechos y necesidades sanitarias y sociosanitarias, que comparten las personas con diversas enfermedades, ante los principales agentes médicos de nuestro país. En sus lineamientos estratégicos está desarrollar actividades de incidencia política, formación, investigación, así como la organización de jornadas de debate y reflexión sobre temas de actualidad.
Agustín Menéndez, junto a Sandra Toledo, son los coordinadores ejecutivos de la Alianza. Menéndez explicó en diálogo con La Mañana que la asociación cuenta con líderes de unas 25 asociaciones de pacientes, y desde su creación se trabaja para incorporar en el sistema de salud la perspectiva de los pacientes. “El covid-19 ha impactado limitando la presencialidad en un sistema que no estaba preparado para la virtualidad”, expresó el entrevistado.
Dijo, además, que existen diferentes circunstancias, obstáculos, que son generales a todos los pacientes y otros que son más particulares dependiendo de cada patología, motivo que genera que el sistema deba ver cómo sobrellevar la situación. “Son una constante los temas de las demoras vinculados en tratamientos. También que rescatar la buena voluntad, pero la pandemia ha sido una suerte de marea baja que demostró lo que antes no era tan percibido, dejó al descubierto lo que ya pasaba y no se visualizaba tanto”, advirtió.
Apostar al diálogo
Desde la Alianza de Pacientes se busca contribuir con una mejora en el sistema de salud y, en ese sentido, se involucran en discusiones vinculadas y proponen actividades al respecto. Por ejemplo, el año pasado se reunieron con el Ministerio de Salud Pública, el Fondo Nacional de Recursos y han realizado actividades con el Colegio Médico, así como congresos con médicos y pacientes, en pos de abrir el camino para incorporar las perspectivas y necesidades de pacientes en el sistema. “Las organizaciones de pacientes trabajan, sobre todo, cuando las personas salen del prestador de salud, estamos donde el sistema, a veces, no llega y las personas quedan a la deriva”, expuso Menédez.
La Alianza es una suerte de red que apoya, orienta y soluciona asuntos que alguien afectado por una enfermedad no puede hacerlo. “A veces el paciente pierde la brújula y la familia también, más si se trata de enfermedades críticas. Nuestro trabajo apunta a integrarnos como parte de los sistemas de salud, y eso no implica que sea algo físicamente presente dentro del prestador, sino un servicio”, detalló.
En síntesis, el objetivo es incorporar la perspectiva del paciente en el consultorio, dentro del prestador de salud y en materia de políticas públicas. Son tres niveles: el micro, que es dentro del consultorio para que pueda ser responsable y gestionar mucho mejor su problemática, en la mejora de la experiencia del paciente dentro del prestador, para que no sea él quien se mueve de un especialista a otro llevando la información, sino al revés, y a nivel macro, a través de un cambio cultural en cuanto a la atención en general.
“Uruguay no escapa de la realidad mundial de un aumento entre un 10% y 12% en las complicaciones relacionadas con la diabetes, tanto por la no presencialidad, como por la falta de análisis y diagnósticos”, advierte Carrattini de ADU
Con la pandemia hay dificultades, sobre todo en especialidades. “Tenemos un buen sistema de salud, hay que celebrarlo, pero debemos ir por más y mejorarlo. La pandemia abre una puerta, da el espacio para crear algo mejor, el mix de virtualidad-presencialidad podría quedarse, y es necesario sacar lo mejor de eso. Ser más humanos y más tecnológicos al mismo tiempo”, puntualizó Menéndez.
Complicaciones en aumento
Por otra parte, Bruno Carrattini, licenciado en Nutrición y educador en Diabetes que trabaja para la ADU, consultado por La Mañana realizó un planteamiento similar al de Menéndez. Aseguró que antes de la pandemia ya existían demoras más o menos similares a las actuales para la atención de personas diabéticas.
Muchos procedimientos que tienen que ver con intervenciones quirúrgicas o con análisis más exhaustivos que requieren presencialidad, se han retrasado, según indicó Carrattini. El paciente con diabetes suele tener una rutina anual de revisarse los ojos, sus miembros inferiores, su circulación, evaluar sus riñones, y eso sí se ha retrasado “por un tema lógico, de que no se recomienda que la persona vaya al médico”.
El entrevistado dijo que la percepción es que se pueden generar complicaciones en los pacientes y que Uruguay no escapa de la realidad mundial de un aumento entre un 10% y 12% en las complicaciones relacionadas con la diabetes, tanto por la no presencialidad, como por la falta de análisis y diagnósticos. “Ese sí es un problema importante relacionado con la atención al paciente con diabetes”, sostuvo.
Carrattini expresó que es notoria la gran problemática y que sería posible mejorar la atención ideando algún tipo de protocolo que priorice análisis, considerando que el diagnóstico tardío de cualquier comorbilidad de la diabetes empeora el pronóstico de la persona. “Esto debería tomarse como elemento protocolar de previsión en salud. Que las personas puedan hacerse los estudios y no se retrasen, porque a la larga estamos hipotecando el futuro de esos pacientes”, aseveró.
Diabetes, la otra pandemia
Para Carrattini, la diabetes es una pandemia previa al covid-19, ya que existe desde hace muchos años, y cada vez hay más casos de personas afectadas por esta enfermedad. “Si sumamos estas dos pandemias se agrava la situación, significando un enorme desafío para los prestadores de salud”, aseguró. Dijo, además, que desde el punto de vista de la atención, los sistemas de salud han implementado un protocolo asistencial de seguridad, realizando la contingencia para evitar el contagio de pacientes de riesgo, donde entran los diabéticos.
Se han implementado sistemas de teleasistencia, telemedicina, llamadas telefónicas, repetición de medicamentos sin que el paciente tenga que ir a asacar la orden. “Desde el punto de vista de la medicación, en el primer nivel de atención en diabetes y los medicamentos, el acceso se ha facilitado”.
Con respecto a la disponibilidad de medicamentos, sostuvo que no han oído reclamos. “El Sistema Nacional Integrado de Salud de Uruguay es tan amplio que puede haber localidades que tengan faltantes, pero por temas que tienen que ver con procesos administrativos, quizás. Pero en lo que tienen que ver con protocolos, se buscó que haya un mejor acceso y no exponer a la población de riesgo”.
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