Nadie imagina un país sin abejas. Pocos insectos llaman más la atención que la abeja. Su ir y venir entre las flores (como grandes polinizadores) con su zumbido característico; el vuelo de los enjambres a través del campo; su legendaria fama de laboriosidad y orden; en fin, a través de la historia humana, la abeja, la miel y los apicultores son símbolo de cultura y trabajo. De civilización.
Para quienes piensan que las actividades son eternas, descubrirán ahora, que las actividades que no se protegen corren riesgo de desaparecer.
Tal es el caso de la apicultura nacional, según cuentan los directivos de la Sociedad Apícola Uruguaya, Alfredo Aguilera, Walter Espino y Freddy Fraque.
Éramos unos 4.700 y ahora andamos por los 2.500. La pérdida de puestos de trabajo ha sido importante”.
“La abeja y los apicultores estamos en grave peligro. De hecho, en los últimos años se han perdido más de 2.000 productores de miel. Éramos unos 4.700 y ahora andamos por los 2.500. La pérdida de puestos de trabajo ha sido importante”.
También cuentan que el promedio de miel producida por colmena bajó de 22 kilos a 17 kilos.
Y en los últimos 3 o 4 años surge el problema más grave de todos: la miel no se puede vender al exterior.
¿Cuál es la principal causa de esta situación?
La aparición de sustancias prohibidas en los envíos a Europa, principalmente a Alemania. “Las exigencias de calidad y no contaminación aumentaron y no podemos cumplir con el estándar”.
“Hace 4 años nos sacaban la miel de las manos. El verdadero problema era tener poca miel. Cuanto mayor la cantidad, más la velocidad de venta. Los precios superaban los U$S 3,00 el kilo. Hoy es al revés. Tener una producción grande es tener una complicación grande. La miel se acumula y los precios caen a valores menores a los U$S 2,00 el kilo, a veces cercanos a 1,00 el kilo.”
“Esta situación de gravedad afecta a todos, apicultores que complementan la actividad con otros trabajos pero sobre todo a quienes viven exclusivamente de ella.”
¿El MGAP no establece normas al respecto de la utilización de herbicidas y plaguicidas?
“Sí, pero no ejerce el control necesario. Por ejemplo la obligatoriedad de realizar las pulverizaciones nocturnas para evitar la presencia de abejas en los cultivos”.
¿Qué les dijo el Ministro?
“Que no hay mucho para hacer. Es evidente que estamos peleando con gente muy poderosa. No tenemos nada contra los productores agrícolas. Solo pedimos un marco de respeto, pero no es fácil. Nos damos cuenta que luchamos con un sector poderosísimo a nivel mundial, que es el de los transgénicos y los productos que giran alrededor. Manejado, por supuesto, por grandes compañías multinacionales”.
“Nuestro sector exportó en su momento cerca de 40 millones de dólares. Además, brinda un servicio de polinización natural cuyo valor es incalculable. A modo de ejemplo la manzana no se puede producir sin el trabajo de la abeja.”
“¿Cómo puede ser que los medicamentos humanos paguen un 10% de IVA y no lo hagan los agroquímicos?”, nos dicen.
Realmente los apicultores viven una situación complicada. Pero a pesar del perjuicio chino con su “miel artificial”, el costo país que tampoco los perdona, la falta de exoneraciones para compra de máquinas y vehículos y la frialdad oficial, cuando se van nos regalan un pote de miel y jugados al cambio de vientos que se viene nos dicen:
“Los apicultores no bajaremos los brazos.”