Rodó. Cuadernos de Marcha. Leopoldo Zea y otros. Mayo 1967. 106 págs.
Hay un pasado que nos honra y que asimismo nos interpela. Releyendo este espléndido ejemplar de la prometeica obra de Carlos Quijano que fue el Semanario Marcha y su complemento ineludible que fueron sus Cuadernos cuasi monográficos, la certeza de que hay caminos trazados desde el fondo de nuestra historia se hace palpable.
Leopoldo Zea fue un filósofo mexicano (1912-2004) que dedicó su labor intelectual a la causa latinoamericana en su más amplia acepción: integración, lucha contra el imperialismo, lucha contra el neocolonialismo en sus diversas versiones. En su idea de una unidad continental, defendió el pensamiento sobre el papel del hombre en la región, aclarando que el descubrimiento de 1492 no fue sino un encubrimiento en términos culturales y de saberes, producto del mestizaje ideológico para la configuración de la identidad latinoamericana.
En Rodó y Nuestra América, Zea sostiene “el siglo XIX ha sido el siglo de las libertades en esta parte del continente, pero también el siglo de las anarquías de hombres que no han sabido cómo organizar su libertad y el de dictaduras de los empeñados en mantener un orden semejante al colonial. Un siglo de sacrificios que no han conducido a la realización del sueño de los próceres del liberalismo latinoamericano; el progreso y la libertad…” y mientras tanto los Estados Unidos ocupan el vacío de poder que deja España…
“El que vendrá es en ese tránsito de siglos… entre el fracaso y la decepción y un lejano sueño de nueva esperanza, que surge la figura de José Enrique Rodó”. Y surge con unas palabras de esperanza impresas en su primer gran libro… “Hay en nuestro corazón y en nuestro pensamiento muchas ansias, a las que nadie ha dado forma” dice el Maestro, que continúa: “de todas las rutas hemos vuelto volver a los peregrinos, asegurándonos que sólo han hallado ante su paso el desierto y la sombra…”
¿Cuál es el mensaje indeleble del espíritu alado? Hay nuevos sueños, hay nuevas esperanzas. Y el hombre latinoamericano y en especial su Juventud las hará realidad, superando viejas dicotomías y sin caer en los espejismos de Calibán.
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