Sr. director,
En el pasado número del semanario La Mañana, leí con mucha satisfacción la columna de J. Walter Pangallo, donde destaca la preocupación del papa Francisco por ese sector de la humanidad en franco crecimiento, que día a día logran una mayor esperanza de vida como producto de los avances de la ciencia. Allí se alude a dos grandes científicos cuyo aporte a la medicina ha contribuido a que la constante mejoría de la salud humana, año a año vaya superando la expectativa de vida, que hoy ronda en los 82 años.
Al recordar que la religiosidad de Louis Pasteur y Alexis Carrel fue un aliciente en su tarea de investigación, se desecha la difundida teoría que el conocimiento científico es incompatible con la Fe, cuando en realidad está demostrado que los grandes innovadores del pensamiento moderno eran creyentes.
René Descartes, el padre del racionalismo actual, en su libro El Discurso del Método, afirma que Dios existe y “yo sé no menos clara y distintamente que de tal modo un actual y eternal existencia pertenece a su Naturaleza…” Y reafirmando su convicción en el Creador dice “Dios, por lo tanto, es conocido por nosotros desde el principio en el momento en que nos molestamos en examinar la naturaleza de nuestras mentes…”.
El laicismo mal entendido, genera una suerte de fanatismo fundamentalista, que pretende mostrar a la religión como enemiga irreconciliable de la ciencia. Así se oculta que Blaise Pascal, la contraparte mística de su contemporáneo Descartes, fue un destacado físico, filósofo y teólogo. El autor de la teoría de la gravedad, Isaac Newton fue extremadamente religioso. Y fueron hombres de iglesia el canónigo Nicolás Copérnico, padre de la astronomía moderna; el matemático jesuita Matteo Ricci; Nicolás Steno, anatomista y geólogo; el sacerdote Marin Mersenne, famoso por sus “números primos”; y, más contemporáneamente, el jesuita Georges Lemaitre, primer postulador de la teoría del Big Bang sobre el origen del universo -reconocido por Albert Einstein, que fue su amigo-; son sólo algunos ejemplos de hombres de fe que hicieron avanzar a la ciencia.
Carolina Machado
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