“Podemos sufrir nuevas pandemias, y tenemos que aprender a vivir con ellas. El mundo de después será diametralmente diferente al de hoy, y lo será de buena gana o por la fuerza. Sucederá con o sin nosotros. Esta crisis ha sido el detonante de la toma de conciencia sobre la vulnerabilidad de nuestros sistemas económicos. Relanzar una estrategia industrial ambiciosa será crucial para reducir nuestra exposición a estos riesgos, recuperando la soberanía en nuestras actividades estratégicas, pero también descarbonizando la energía e inventando modelos mucho más resistentes”.
Thierry Breton, comisario de Mercado Interior de la Unión Europea. El País de Madrid
La independencia de los bancos centrales no significa que no deban rendir cuentas
Los bancos centrales gozan de independencia operativa para perseguir un mandato específico, porque existe un consenso de que no sería conveniente que la selección de objetivos quedara en manos de los gobernantes de turno. Pero la independencia no significa que los banqueros centrales no tengan que rendir cuentas a los políticos y a la opinión pública. Deben justificar sus acciones y explicar cómo sus decisiones promueven los objetivos encomendados. Su éxito o fracaso puede juzgarse en función de si el banco central alcanza o no sus objetivos, lo que debe ser verificable de forma independiente.
Los banqueros centrales no pueden quedarse tranquilos en sus literas ante una emergencia en la que todo el mundo debe intervenir. Los llamamientos a los bancos centrales para que aborden el cambio climático y la desigualdad reflejan la conciencia de que estos problemas han alcanzado el nivel de crisis existencial. Si los bancos centrales los ignoraran, o dijeran: “Estos problemas urgentes los aborda mejor otra persona”, su respuesta se vería como una muestra altiva y peligrosa de indiferencia. En ese momento, su independencia estaría realmente en peligro.
Barry Eichengreen, en columna de Project Syndicate
FMI alerta sobre los peligros de retirar los apoyos fiscales demasiado pronto
Ante todas las incertidumbres, la primera prioridad de los países de América Latina debería ser garantizar una dotación adecuada de recursos para los sistemas sanitarios, incluidas la vacunación y las pruebas. La segunda, seguir apoyando a los sectores vulnerables más afectados por la pandemia y afianzar la recuperación que hasta ahora es incierta. Retirar demasiado apoyo fiscal muy pronto pondría en peligro estos objetivos. Los países que cuentan con margen en sus presupuestos para gastar más deben seguir brindando apoyo a sus economías y focalizarlo mejor, lo cual sin duda acelerará la recuperación. Los países con capacidad limitada de gasto deben priorizar el respaldo a la salud y los hogares.
Los países pueden hacer más espacio para gasto en los presupuestos restringidos si son capaces de demostrar un compromiso para aplicar políticas fiscales creíbles y sostenibles a mediano plazo una vez que haya concluido la pandemia. El actual entorno de tasas de interés bajas hace pensar que quizá se haya subestimado el “espacio fiscal”, sobre todo en las economías más grandes donde los pagos de intereses se encuentran en niveles bajos pese a notables aumentos de la deuda como porcentaje del PIB. En los países en los que las expectativas inflacionarias están bien ancladas, se debe seguir respaldando la política fiscal con una política monetaria expansiva. Las políticas en el sector financiero deben seguir facilitando el apoyo a la liquidez del sector empresarial, procurando que ese apoyo esté mejor focalizado pero sin comprometer la estabilidad financiera.
Alejandro Werner, Anna Ivanova y Takuji Komatsuzaki en “Dialogo a Fondo”, Blog del FMI
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