Están previstos varios cierres de embajadas y consulados, además de reducciones en gastos de funcionamiento, partidas de etiqueta y también en el instituto Uruguay XXI. El canciller Francisco Bustillo advirtió semanas atrás en el Parlamento que “nadie escapará a las consecuencias económicas de la pandemia” y se busca el camino de lograr mayor flexibilización en el Mercosur.
El ministerio de Relaciones Exteriores prepara una reestructura en su servicio exterior. Estos cambios implicarán un ahorro de gastos de funcionamiento y salarios, de US$ 3,3 millones anuales. También se estudia el cierre de otra embajada que cuesta US$ 280 mil anualmente, y el intercambio comercial con esa nación es casi nulo: se exportan US$ 1.000 por año y se importan 25 mil.
Los actuales planes pasan por el cierre de los consulados en Bahía, Curitiba, Bagé, Pelotas, Paraná y Los Ángeles y las embajadas en Polonia, Angola y Nicaragua. Otros cambios implican revisar la situación del Consulado General en Chicago, que ha sido en los últimos años la representación consular con menos trámites. La jurisdicción de este consulado será redistribuida.
El personal diplomático de todas las oficinas que serán cerradas pasará a otras oficinas en el exterior. Al personal contratado local se le ofrecerá redistribuirlo (si es dentro del país, como en el caso de EE. UU. y Brasil) y en las embajadas se les finalizará los contratos. En Washington, a la oficina consular se le dará el rango de Consulado General. En el caso de la embajada en Polonia ya se está comenzando con el proceso de redistribución del personal diplomático y el cese de los contratos de los trabajadores que eran de ese país.
El presupuesto anual de esta cartera de Estado ronda los US$ 60 millones. Dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores, en promedio, el 63% del presupuesto se destina a salarios, 33% son gastos de funcionamiento y el 4% inversiones. En este último ítem, el 3% está destinado a compras de inmuebles en el exterior. La composición del presupuesto de cancillería cambió con el correr de los años. Entre 1987 y 1998, el 46% se destinaba a salarios, 53% a gastos de funcionamiento y 1% a inversiones. Entre los años 1999 hasta la actualidad, los salarios subieron al 59%, los gastos bajaron al 30% y las inversiones se mantuvieron.
La cantidad de funcionarios es de 576, de los cuales 228 están en el exterior y 348 en la Cancillería. Los planes de ahorro del Ministerio pasan por una reducción mínima de un 15% en partidas de gestión y mantenimiento en el exterior, renegociándose los contratos de arrendamiento de oficinas, residencias y viviendas de funcionarios en el extranjero.
También se reducirá lo que el diplomático puede usar de fondos públicos para alquilar una vivienda. Esto es un porcentaje de las retribuciones del jefe de misión. Los porcentajes que estaban establecidos eran del 30% para América Latina y del 50% para el resto del mundo; hoy esos valores se ubican en el 28% y el 45% respectivamente. No se podrá contratar nuevo personal local para las representaciones diplomáticas y los ajustes salariales se deberán realizar con base en la inflación del país donde se reside y no por los cambios de pautas salariales que se efectúan en Uruguay.
Las denominadas “partidas de etiqueta”, es decir, los fondos destinados para recepciones, cenas, congresos, etc., se reducen en un 25%. Durante 2019, este tipo de gastos implicaron US$ 1,9 millones en las 95 representaciones diplomáticas que Uruguay tiene en el exterior. Estos recortes de gastos implicarían un ahorro de US$ 2 millones por año.
Durante su comparecencia en el mes de noviembre en la comisión de Presupuesto, el canciller Francisco Bustillo aseguró que Uruguay se debe preparar “para el tsunami económico que empieza a surcar el mundo” porque “a nadie le escapa las connotaciones y consecuencias económicas que va a generar la pandemia”.
El recorte llegó también al instituto “Uruguay XXI” fundamentalmente en lo que respecta a gastos y salarios. Bustillo dijo que muchas veces las presentaciones de Uruguay XXI en el exterior eran similares a las convocatorias a testigos en el Registro Civil. “Muchas veces las personas que se reunían para escuchar las presentaciones de Uruguay XXI eran como los testigos que se reúnen antes del casamiento para sacar una foto”, y puso como ejemplo un encuentro realizado por esta organización en Moscú, durante el Mundial de Fútbol de 2018.
“El embajador previamente les hizo llegar un informe donde se les daba cuenta de que no era una buena oportunidad para concurrir, ya que todos en Rusia estaban pendientes de los estadios de fútbol y de lo que pasaba allí. Pues bien, se hizo la presentación en un gran hotel, que fue costosísima, y gracias a que se brindó una cantidad de sándwiches se pudo llenar la sala de rusos que no entendían lo que se les hablaba. Eso es lo que no puede suceder, pero ocurre permanentemente si no hay coordinación entre las embajadas y si no se atienden sus inquietudes”, advirtió Bustillo.
Lacalle recibe al presidente paraguayo Abdo Benítez
En esta jornada llega a Uruguay el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, quien se reunirá con Lacalle Pou. Las relaciones con Paraguay se han incrementado en los últimos años, llevando el intercambio comercial anual a un promedio de US$ 130 millones y las inversiones uruguayas en ese país ya superan los US$ 100 millones.
El tema central de este encuentro será la situación generada por la pandemia en la región, mientras fuentes de Cancillería dijeron que Lacalle Pou seguirá explorando el camino para una apertura de los socios del Mercosur hacia acuerdos bilaterales con otros países.
Esto forma parte de la estrategia que lleva adelante el presidente uruguayo, reflejada en su reciente visita a Brasil, ocasión en que se reunió con Jair Bolsonaro. Al regreso de la misma, el primer mandatario dijo: “tengo la obligación de defender el interés nacional que es abrir Uruguay al mundo”, agregando que “se está generando tierra fértil para cumplir el viejo anhelo nacional de participar del bloque, pero negociando con otros países”.
El acuerdo firmado con la Unión Europea no se sabe cuándo será aprobado por los parlamentos del viejo continente que, como el caso de Francia, y ahora Alemania, están renuentes a hacerlo. Es por eso que Uruguay busca aliados (Brasil y Paraguay) para lograr que los países del Mercosur puedan efectuar este tipo de acuerdos de manera bilateral.
China es, desde hace casi una década, el primer socio comercial de Uruguay. El año pasado Uruguay exportó a esa nación US$ 2.147 millones, un total del 27% de las ventas al exterior. En el marco de la cooperación entre ambas naciones, Uruguay contará con un pabellón en la ciudad china de Shanghái y el canciller Bustillo irá a su inauguración.
Por otra parte, se compraron a la nación asiática vacunas contra el covid-19. Cuando fue electo presidente, Lacalle Pou se reunió con el embajador chino, Wang Gang, quién le expresó el deseo de su país de firmar un TLC con Uruguay. En setiembre del año pasado, el presidente chino Xi Jinping mantuvo una conversación telefónica con Lacalle Pou, “señalando el norte a las futuras relaciones binacionales”, según un comunicado de la representación diplomática China en nuestro país.
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