Cambio de nombre del Aeropuerto Internacional de Carrasco
Sr. director, le agradezco se publique lo siguiente, carta abierta:
Sr. senador German Coutiño, del PC:
Por la presente me dirijo a usted en virtud de vuestro interés de cambiar el nombre del Aeropuerto Internacional de Carrasco (AIC), Gral. Cesáreo L. Berisso, y ponerle Dr. Jorge Batlle Ibañes.
El Dr. Jorge Batlle -al que tuve el gusto de conocer-, se merece un homenaje, tipo monumento, o usar su nombre en alguna obra, pero no en esta idea que se pretende.
Quitar el nombre del AIC nuevo de Gral. C. L. Berisso, sería una aberración política y una falta de respeto a la aviación militar y civil del país, por varias razones que voy a enumerar: el mencionado senador desconoce la historia de la aeronáutica militar y civil y, además, desconoce el digesto parlamentario jurídico y aeronáutico.
El Gral. Cesáreo L. Berisso tiene un enorme CV aeronáutico militar y civil, entre lo que destacamos: fue el primer aviador en volar sobre Montevideo y aterrizar en Malvín, fue el primer aviador en aterrizar en los actuales campos del AIC, fue miembro de la primera comisión que creo el AIC, fue presidente de Pluna, e inspector general de la Fuerza Aérea (o sea, comandante en jefe de la fuerza para esa época). Asesor del gobierno en temas aeronáuticos por muchos años. Otros éxitos aeronáuticos nacionales e internacionales que son únicos de su persona, o sea, un héroe de la aeronáutica. Lamentablemente, no fue presidente de la nación, como sí lo fue otro aviador de su época y del PC, el Gral. O. D. Gestido.
Por la Ley 16.677, del 14/12/1994, se aprobó poner su nombre al AIC, por su vasta experiencia en la aeronáutica civil y militar. Y en dicha votación se realizó a favor, por unanimidad, de todos los políticos y partidos de la época.
Que, en el gobierno anterior, puso en la explanada del AIC un monolito recordatorio el 11/09/2014, por parte del MDN, la FAU y la DINACIA, recordando a la persona y al aviador por su extensa actividad y conocimientos aeronáuticos.
Con respecto al Dr. Jorge Batlle, merece recordarlo con un monumento, no fue aviador, fue presidente de la nación.
Se sugiere usar para ello la rotonda en frente al AIC nuevo o viejo, o cualquier lugar que se le recuerde con el cariño que se merece.
Varias asociaciones relacionadas con la aeronáutica y con personería jurídica, como nosotros, nos han consultado sobre el tema y la Cámara Uruguaya de Industria Aeronáutica (CUIA), no puede quedarse quieta ante tremendo atropello.
Creemos que en la justa medida que recordemos a nuestros héroes militares y o nuestros expresidentes, seremos más grandes como país.
Esta nota se realiza con el aval jurídico del artículo 29 de la Constitución.
Cnel. (Met)® Rdor. Diego Ravera Giuria
Presidente de CUIA
¿Dónde estaba AEBU?
He seguido con atención la información periodística referida al Sr. Pablo Sitjar, hoy director del BROU. Ya por el mes de setiembre del año pasado, una agrupación de AEBU lo señalaba en un volante, recogido rápidamente en un artículo de Búsqueda, por recorrer el interior visitando clientes, “presionar” a los servicios del banco y otras acciones que daría la impresión son parte de la tarea de un director de una institución tan importante para el país como lo es el BROU. Más en la situación actual.
La semana pasada AEBU emitió una declaración en la que pide la renuncia del citado director, aduciendo incompatibilidades inexistentes y acusándolo de intentar desviar la atención hacia “otras cuestiones”. Personalmente, creo que es muy saludable la reaparición de AEBU en la discusión pública, un testigo privilegiado y silencioso de la entrega del negocio del BROU a la banca privada durante 15 años. Aprovecho la oportunidad para preguntar humildemente a AEBU si entre esas “otras cuestiones” se encuentran los anormales movimientos de dólares en efectivo que pasaban por el BROU y que llegaron a representar el equivalente a 2000 valijas de Antonini Wilson por año, o más de 5 por día. ¿Dónde estaba AEBU?
¿Dónde se encontraba AEBU para denunciar los faltantes de oro que se habían ya detectado en la época de Calloia, pero que hasta el día de hoy no se han dilucidado?
¿Pidió AEBU investigar al Sr. Zerpa Delgado, expresidente de Bandes Uruguay y de Integración AFAP luego que el Tesoro de los EE.UU. lo acusara de participar en un esquema de corrupción que permitió robar 11.000 millones de dólares a PDVSA? Zerpa Delgado era el vicepresidente de finanzas de PDVSA al mismo tiempo que dirigía el Bandes local. Paradojalmente, meses antes de ser sancionado, este personaje pasó “sin objeciones” todos los filtros del BCU. ¿Denunció esto AEBU en algún momento? ¿No le preocupa que como resultado fue sancionado internacionalmente el Bandes Uruguay? ¿Será consciente AEBU que con estas maniobras se puso en riesgo al sistema uruguayo?
En fin, esto me recuerda a las historias del Banco Comercial y Banco de Montevideo, en que nadie sabía nada hasta que fue demasiado tarde. A los uruguayos nos cuesta aprender. Mientras tanto los “maduritos” locales pretenden distraer la atención con fuegos artificiales.
Rubens Guevara
CI 1.083.205-1
Tasas de usura: ¿quién regula a quién?
En el último informe publicado por la Unidad de Deuda del MEF, la situación del sistema bancario es muy confortable. Los bancos tienen el doble del capital requerido por el regulador, al mismo tiempo que el retorno sobre el capital en el año móvil, terminado en setiembre de 2020, excedía el 21%. Normalmente, un excedente de capital de tal magnitud iría asociado a una menor rentabilidad, ya que el capital excedente no renta. ¿Cómo se explica esto?
Daría la impresión que los bancos que operan en Uruguay están registrando rentabilidades anormales, ya sea en comparación con el entorno empresarial uruguayo, o con la banca internacional, especialmente en el contexto actual de pandemia. La única explicación posible se encuentra en las grotescamente altas tasas de interés aplicadas en los créditos al consumo (según un funcionario del BCU serían “legales”) que habilitan a los bancos no tener que preocuparse en asistir al mercado de pymes y a las empresas nacionales en general. El resultado es que los excedentes de liquidez se transfieren a las casas matrices en los respectivos países, de modo que estas pueden asistir a sus propias pymes y familias, sin dudas aplicando en esos casos tasas más romanizadas.
Esto no resulta sorprendente cuando el propio intendente de regulación del BCU admite, cándidamente, en su cuenta personal de Twitter que el BCU “regula a favor de los regulados”, introduciendo toda una nueva dimensión del concepto del regulador capturado por el regulado. Parecería que algo se descarriló hace tiempo en la institución de la diagonal Fabini.
Jaime Buchanan
La orfandad del empresario independiente
Nadie duda sobre el poder y valor del sol en el sistema solar y todos tenemos claro que liga gravitacionalmente planetas, satélites y asteroides que giran a su alrededor en perfecta armonía sincrónica, con órbitas definidas que permanecen inalteradas por ley natural.
En el caso de la tierra, la vida depende del sol; su energía, luz, calor, hacen posible todo lo conocido, desde las plantas con su fotosíntesis, hasta cada uno de los seres humanos que habitan el planeta; reconocemos su magnitud y su capacidad por ser el único en nuestro sistema que emite luz propia.
¿Alguien en su sano juicio puede imaginar a nuestro planeta sin el sol? ¿Qué pasaría si el sol se apagara? Probablemente desaparecería la vida.
Las sociedades también son sistemas solares y entendemos que el sol de nuestra organización como sociedad es el empresario.
Sin embargo, de una manera antinatural se ha alterado esta realidad pretendiendo colocar al estado en esa posición central, valiéndose de sistémica animosidad y descalificación para los hacedores y luchadores, que día a día trasforman nuestra vida con sus soluciones, producciones, facilidades y propuestas que favorecen nuestra calidad de vida.
Aún en nuestros días prevalece ese sesgo y masificación del pensamiento como un efecto colateral de la llamada teoría marxista, que ha adoctrinado generaciones, ha destruido sociedades, ha sido responsable de los más atroces atropellos a los derechos inalienables de los seres humanos, ha sido también responsable de desdibujar los conceptos de derechos y deberes, que colocando al estado en el centro de ese utópico sistema solar construyó regímenes pseudo comunistas, ya que no se conoce sociedad que haya completado los principios de la teoría y aplicado el verdadero comunismo, en ninguna parte mundo hasta hoy.
Sin embargo, sí consiguió con su lucha de clases enfrentar a burgueses con proletarios en otras épocas, pero también al trabajador con su patrón del día de hoy, creando un racismo ultranacional y multiétnico hacia el empresariado con consecuencias devastadoras para la sociedad en su conjunto.
En nuestros días los regímenes populistas, que basan su accionar en el asistencialismo, motivados por repudiables fines como lo son la manipulación y lucro de la casta dirigente a costas de los derechos de las personas, buscan mantener viva la llama de este racismo creando más seres dependientes, sin posibilidad de estudios, sin hábito de trabajo o disciplina, todo lo cual es un engendro de miseria.
En nuestro país, siguiendo obsecuentemente la escuela del Partido Comunista y sus organizaciones de fachada, tales como el PIT-CNT, se ha repetido una y otra vez que el centro de todo es el obrero, el empleado, el asalariado.
Cuando suceden las crisis, tales como la actual pandemia con efectos tan nocivos en la salud como en la economía, se suele hablar de los que perdieron sus trabajos, de las personas en seguro de paro, de los derechos de los trabajadores, de los subsidios, y nos surgen las preguntas: ¿quién recuerda a los empresarios? ¿Son de una clase que no tiene necesidades? ¿No necesitan ayuda? Es que los que fueron capaces alguna vez de lograr un emprendimiento y ofrecer bienes o servicios y sobretodo fuentes de trabajo ¿Lo pueden hacer en toda circunstancia? ¿Qué protección recibe la clase empresaria?
Finalmente y ante tanto desinterés, nos preguntamos ¿Qué pasaría si los empresarios desaparecieran?
Probablemente no existiría estado, ni políticos, ni sindicatos, ni trabajadores, ni policías, ni empleados públicos, ni bancos, ni maestros, ni ministros.
Las empresas con sus aportes al estado, son quienes posibilitan y sustentan con su esfuerzo los dineros que se destinan a subsidios, seguros de paro, seguros de enfermedad, fondos públicos, incluso los que se usan para asistencialismos. Entonces sería muy bueno dejar de discriminar a un sector tan vital de la sociedad: el empresario, que justamente es quien arriesga su capital, su energía, su salud, pone en práctica su ingenio, genera fuentes de trabajo, capacita, crea, cría, trabaja, sueña, mantiene encendidos los motores de la economía.
El empresario tiene muchas obligaciones y pocos derechos y cuando pierde su empresa, pocos se acuerdan de él. No existen subsidios, bonos asistenciales o seguros de paro que le amparen, por tanto, sabe que debe luchar permanentemente por mantenerse productivo, por mejorar, por no quedar fuera de competencia, por participar, por cumplir con sus obligaciones, por atender las necesidades de sus empleados. Lucha solo y discriminado.
Creemos que en aras de una sociedad justa es tiempo que se reconozca su contribución y su valentía y se le ayude si es necesario, pues el país hoy más que nunca necesita empresarios pujantes, que tomen el desafío, que aprovechen las coyunturas, que generen fuentes de trabajo, que reactiven la economía, pues es la única forma de salir de las crisis.
Hoy es el tiempo de darles exoneraciones reales, no ficticias.
Hoy es el tiempo de darles créditos realmente accesibles y disponibles con condiciones que favorezcan a los sectores productivos en vez de a los bancos.
Hoy es el tiempo de que las tarifas públicas comerciales se trasformen en accesibles.
Hoy es el tiempo de darles a los empresarios de nuestro país lo necesario para que generen una sociedad más próspera y equitativa.
Hoy es el tiempo de hacer y permitir que el astro rey de nuestro sistema solar brille.
Jorge Rodríguez
Todos somos Carnaval
Hace 59 años que concurro todos los febreros a carnaval, este es el primer año que por razones obvias no podemos participar de la máxima fiesta popular del Uruguay. Menciono mi edad porque ya mis padres me llevaban en el cochecito desde que tenía pocos meses de vida. También estoy acostumbrada a leer y a compartir información en diversas páginas referidas al tema, hasta que también este año, encontré en las mismas una falta de respeto e intolerancia tan grande, como jamás había visto en mi existencia carnavalera. Algunos desubicados parece que intentan apropiarse de esta fiesta popular uruguaya, todavía agraviando en forma permanente a quienes participan y no piensan como ellos. Tanto disparate y discriminación han hecho que me retiré prácticamente de todos eso sitios, porque me di cuenta que al responder, estaba rebajando mi vocabulario al mismo nivel que “esos sectores”. Una lástima los administradores se llamen a silencio.
Mi pregunta es: ¿quién determina los que forman parte del “Pueblo”? Porque en estos últimos 15 años de gobierno, jamás vi en el teatro de verano a ninguna o casi ninguna autoridad sentada en las gradas, ni en la fila de los ómnibus o taxis. Más bien los divisé en los palcos, y luego marcharse en sus modernos vehículos. No recuerdo haber visto a ninguno de ellos hacer la fila para comer un chorizo en la plaza de comida. Y pueden estar seguros que concurro muy seguido al teatro de verano. Pero parece que son pueblo.
Sin embargo, fuera de todo esto (cada uno hace lo que quiere y cree lo que desea) me parece imperdonable que algunas personas utilicen nuestra fiesta popular para sus propios intereses políticos. Podrán decir que siempre hubo crítica, y es verdad, el humor sarcástico es fundamental en esta fiesta. Pero con respeto y tolerancia entre todos, lo que ya no existe. Para terminar, les dejo dos definiciones de pueblo, que algunos, deberían recordar:
¿Qué es pueblo?
Como ‘pueblo’ se denomina al conjunto de personas de un lugar, región o país. Desde un punto de vista político, el pueblo son las personas que forman parte del Estado, sin ningún tipo de distinciones de raza, género, religión, nivel económico o social. La palabra, como tal, proviene del latín popŭlus.
Como ‘pueblo’ también se ha solido denominar al grupo de la gente común y humilde de una población, el llamado pueblo llano, es decir, la gente de clase baja, también conocida a lo largo de la historia como la plebe, el común, el estado llano”. En ambos casos habrá que repasar el concepto. Hasta que Momo disponga.
Sheina Leoni
CI 12518221