Desde la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay (Anciu), el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología (Conicyt) y el Sistema de Naciones Unidas en Uruguay, se lanzó la Red de Investigación en Ciencias Sociales para enfrentar las secuelas de la pandemia (Risep). La convocatoria apunta a centros de investigación para aunar esfuerzos en la generación, análisis y propuestas de políticas en pos de amortiguar los elementos negativos a nivel económico y social.
De conocimiento público es la existencia del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) en nuestro país, el mismo se formó con la llegada del covid-19 al territorio con la finalidad de realizar recomendaciones científicas en las áreas de salud. El hecho es que la pandemia no solo genera consecuencias a niveles sanitarios y epidemiológicos, sino que, además, afecta a la sociedad y a la economía en su conjunto.
En base a esta premisa es que, recientemente, se lanzó una convocatoria a instituciones académicas desde la Anciu para integrar el Risep, con el fin de aumentar el caudal de información, análisis y propuestas sobre la dimensión socioeconómica de la pandemia, conectando y visibilizando la investigación que se está generando en las universidades y centros de conocimiento de Uruguay.
El Risep trabajará bajo la coordinación del académico Luis Bértola, que integrará un equipo de coordinación general junto a la coordinadora residente de Naciones Unidas en Uruguay, Mireia Villar, y el presidente del Conicyt, Miguel Sierra. Para eso se han creado tres áreas de trabajo, coordinadas por referentes de las ciencias sociales, cubriendo un amplio espectro de instituciones.
Como se dijo, la idea de hacer esta convocatoria se dio ya que la ciencia general dio una respuesta muy potente al problema de la pandemia y, sobre todo, a través del GACH en nuestro país. Sin embargo, desde el punto de vista de las ciencias sociales, desde el inicio mismo de la emergencia sanitaria, quedó muy claro que las consecuencias económicas y sociales iban a ser muy importantes. Distintos ámbitos de investigaciones, ante esa situación, dieron variadas respuestas, pero los esfuerzos fueron dispersos y poco constantes, según comentó a La Mañana el economista Luis Bértola.
Por otra parte, a medida que parecía que nos íbamos aproximando al momento de la llegada de las vacunas, sin mayor incidencia de la pandemia y con una evolución de la actividad económica, el interés por investigaciones sociales fue decayendo, es decir, que se reforzó el carácter discontinuo y disperso de la investigación. “Pero como todos sabemos, al final del año la situación recrudeció muy fuerte y las secuelas económicas y sociales también”, añadió el entrevistado.
Ante este hecho, la Anciu incrementó su preocupación por el tema, incluso, hizo públicas declaraciones pensando en que se debía actuar. Parte del diagnóstico era que, por un lado, el GACH no se involucraría en esos asuntos. Aunque al principio tenía prevista un área de ese tipo, pero sus objetivos eran limitados: ver cómo era la comunicación entre el gobierno y la población y entender las pautas de conducta frente a la pandemia, pero no se planteó avanzar de manera más sistemática y amplia en aspectos económico-sociales.
Entonces plantearon una iniciativa diferente. La idea fue convocar a todos los centros de investigación de ciencias sociales de distintas disciplinas e instituciones, sin ningún tipo de restricción. “Convocamos para ver si podíamos constituir un estímulo para que haya más producción e intercambio de información, más análisis sobre distintas dimensiones y más propuestas de políticas”.
Desigualdad, sostenibilidad y empleo
La Anciu decidió invitar al Conicyt y a ONU Uruguay para llevar adelante la conformación de la red de investigación, en cuanto a eso, Bértola sostuvo que las dos organizaciones, a través de la oficina de la coordinadora residente, tomaron la iniciativa de la mejor manera, al igual que todos los investigadores convocados.
El equipo organizó los temas en tres áreas: la primera implica que “no se quede nadie atrás” y trata sobre las desigualdades que se incrementaron con la pandemia en materia de territorio, género, estado socio-económico, empleo. Buscando políticas de protección social adecuadas a la realidad. En segundo lugar, se planteó que la recuperación económica sea inclusiva y sostenible, tomando en cuenta la economía circular y nuevas formas de trabajo.
El tercer tema es la generación de más y mejor empleo, asunto que abarca la seguridad social, la inserción laboral de mujeres, situación de las mipymes, teletrabajo, la situación de la población migrante, digitalización, entre otras cosas. Y reconocen que existen otras áreas que demandarán esfuerzos y ameritarán la creación de subgrupos y grupos transversales.
La Red se puso en contacto con instituciones de investigación que quisieran estar vinculadas, al tiempo que se envió un documento explicativo al Ministerio de Educación y Cultura, para dar cuenta de la iniciativa.
En ese sentido, y para organizar el trabajo, se constituyeron diferentes equipos. Uno es el de coordinación general (ECG) del proyecto, integrado por un miembro de cada organización convocante y coordinado por Anciu. Además, un equipo operativo integrado por el coordinador del ECG, e integrado por los coordinadores de cada una de las tres áreas de trabajo. Y pequeños equipos de cada área que coordinarán los esfuerzos en la investigación.
El primer equipo es el responsable de funcionar como dinamizador y articulador. “No hará las investigaciones, pero controlará y seleccionará los documentos -cortos y claros- que valga la pena publicar en la página web de la academia de ciencias”, detalló Bértola.
Por otra parte, la Red se puso en contacto con instituciones de investigación que quisieran estar vinculadas, al tiempo que se envió un documento explicativo al Ministerio de Educación y Cultura, para dar cuenta de la iniciativa. “Nos quedamos gratamente impresionados por la muy buena respuesta de todas las personas con las que hablamos”, dijo en ese sentido el entrevistado.
“A veces, en los papeles, una idea puede resultar muy interesante, pero después no hay nadie que se sume. Pero en este caso la vieron necesaria, incluso, inmediatamente de que mandamos las invitaciones, volvieron las declaraciones de interés, en participar del conjunto de las universidades y los institutos de investigación del país: UM, ORT, UTEC, CLAEH, UCU y Udelar”, contó Bértola.
Aporte al bien social
El entrevistado fue consultado acerca de los beneficios que podría implicar tener este tipo de investigaciones a la mano para gestionar políticas sociales. Bértola dijo que es necesario mirar cómo han ayudado los científicos vinculados a áreas sanitarias, epidemiológicas o matemáticas a pensar en la pandemia y sus soluciones. “Desde el punto de vista social son enormes las secuelas que hay y tenemos que generar mucho conocimiento, saber cómo ha impactado en distintos grupos sociales, cómo ha impactado en los temas de género, en la vida, en los hogares, en los cuidados, cómo ha impactado en el empleo, en la infancia, en las mujeres, en el mercado laboral. Y a partir de allí encontrar soluciones también”, afirmó.
Explicó que hay quienes dicen que se ha dado una vuelta atrás unos diez años en materia de integración de la mujer al mercado del trabajo, “es necesario ver si es reversible o no”, indicó Bértola. Por otra parte, aseguró que antes de la pandemia Uruguay no estaba en una situación estupenda a nivel económico, “sabemos que ya antes venía con una dinámica económica ralentizada”.
Aseguró que cuando se piensa en la recuperación economía post pandemia es preciso hacerlo junto a otro tipo de desafíos que ya tenía planteados la sociedad uruguaya. “Si hablamos de empleo, por ejemplo, estamos hablando de recuperar lo que había, pero con el desafío de la automatización, de nuevas formas de inserción internacional, de generar empleo en las actividades verdes. Hay terreno para que las ciencias sociales hagan aportes de información, en materia de análisis de problemas y propuestas”. Añadió que se espera contribuir a dinamizar la discusión e intercambios con la esperanza de que sean insumos que sirvan para la gestión pública.
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