Con un proyecto a largo plazo, el país busca aprovechar sus vastos recursos naturales y un mayor relacionamiento con distintos actores del sistema internacional. Entre los desafíos tiene que afrontar el problema de la pesca ilegal que genera pérdidas económicas al país que integra la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZOPACAS).
Primero ocupada por los portugueses como base para los comerciantes que iban a India por especias, y luego reclamada junto a Mozambique por los lusitanos en la Conferencia de Berlín, de 1884, Angola tuvo su independencia en 1975 luego de una larga guerra. Pero su nacimiento como Estado soberano se vería complicado desde un inicio al estallar una larga guerra civil, de casi 27 años de duración (1975-2002), entre los grupos de guerrillas que lucharon por la liberación de Angola.
El conflicto de la guerra civil fue complejo y estuvo marcado por la tensión étnica local, la Guerra Fría (participaron actores internacionales y regionales como Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia, Sudáfrica, Cuba y Zaire -actual Congo-) y la división de las rentas de los recursos naturales. Estos fueron repartidos entre los grupos guerrilleros, por ejemplo, la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) gestionaba el comercio de diamantes, mientras que el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) manejaba los ingresos por petróleo del país, lo que financió la guerra. El resultado fue la destrucción de la infraestructura local, heredada del dominio colonial portugués, además de las millones de personas desplazadas y el millón y medio de angoleños fallecidos.
Desde la finalización del conflicto, Angola ha puesto en marcha hasta la fecha un plan de largo plazo basado en tres fases. La primera, llamada “Paz, Reconstrucción Nacional y Crecimiento Económico”, estuvo destinada a lograr la desmovilización de los combatientes de ambos bandos como así una amnistía que facilitara la integración a la vida política del país. Es así que, actualmente, en la Asamblea Nacional de Angola (Parlamento unicameral del país) los partidos políticos con mayor representación son el MPLA y UNITA, quienes tienen 150 y 51 legisladores respectivamente, de los 220 en total que componen la Asamblea. Producto de eso, fue la primera elección parlamentaria del país en el año 2008.
La segunda fase del plan fue llamada “Modernización y desarrollo”, la cual abarcó el período 2006 y 2015. Este ciclo estuvo marcado por 8 años de aumento del precio del petróleo (siendo el 2015 año en que cae abruptamente), lo que Angola es gran exportador. Además, en este ciclo, a nivel internacional, el gigante africano se convierte en el mayor socio comercial de China en el continente, después de Sudáfrica. China no solamente es un socio comercial importante del país, además tuvo un rol importante en la reconstrucción postguerra del país, ya que Angola solicitó préstamos a organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero no se logró lo deseado debido al rechazo de las condiciones impuestas por el organismo internacional y China dio un préstamo respaldado por petróleo por un valor de US$ 2000 millones para que Angola iniciara la reconstrucción del país.
Actualmente, debido a la crisis generada por el coronavirus y la baja de los precios del petróleo, el país africano ha estado negociando para lograr una reducción de los pagos a varios acreedores chinos. Acorde a Reuters, Angola debe más de US$ 20 mil millones, la mayoría de este monto se lo adeuda al Banco de Desarrollo de China, y la otra parte al Banco de Exportación e Importación de China.
La tercera y actual etapa de este plan se llama “Consolidación del Desarrollo”, y va desde el año 2016 hasta el 2025. Esto incluye aprovechar el potencial en recursos naturales que posee el país, el cual, además de exportar petróleo sin refinar, posee reservas de gas, minerales, amplias tierras fértiles y posibilidades de ampliar su capacidad de energía hidroeléctrica debido a la variedad de ríos que poseen gran caudal.
A nivel de población (32 millones de habitantes) tiene la ventaja de que está en el top 5 de las poblaciones más jóvenes y de más rápido crecimiento a nivel mundial. Según un informe publicado por el sudafricano Instituto de Estudios de Seguridad, Angola aumentará a más de US$ 994 mil millones su economía para el año 2050, convirtiéndola en la cuarta economía de África detrás de Nigeria, Egipto y Sudáfrica. Todos estos puntos a favor podrán dar su mejor rendimiento si avanza en la lucha contra la pobreza y por la descentralización ya que muchas de las inversiones de infraestructura se han realizado en Luanda, la capital del país. Lo mismo que potenciar el acceso a la electricidad y aumentar la escolarización podrán cimentar el potencial que tiene este país.
La pesca ilegal: un problema a combatir
Desde el año 2014 se implementó un código legal que busca prevenir, combatir y eliminar la pesca ilegal. Mediante un régimen de certificados de importación y exportación de productos de pesca se busca impedir la venta de los productos obtenidos de manera ilegal. Acorde al diario Jornal de Angola, el continente pierde US$ 10 mil millones por año a causa de este tipo de prácticas, acorde a los dichos de la Secretaría de Estado para la Pesca, Esperanza Costa en declaraciones a la Unión Africana.
“África está dotada de grandes recursos acuáticos y marinos, incluidos océanos marinos cuya superficie se estima en unos 13 millones de km2, incluidos 38 ecosistemas costeros e insulares, de importancia estratégica para el desarrollo de la pesca, la acuicultura, el transporte marítimo, el turismo, los recursos de exploración y otras actividades relacionadas con la economía azul”, afirmó Costa. También agregó sobre esta situación: “la pesca ilegal es una creciente que amenaza en las zonas económicas, impone grandes pérdidas y se encuentra entre los diversos desafíos inherentes que enfrentan los países africanos para lograr los beneficios de los distintos sectores de la economía azul, desde el cambio climático que impulsa hasta los números afectados por la contaminación marina”.
Los casos más recientes han sido en el Río Zaire y en su desembocadura en el sur del océano Atlántico. Esta frontera fluvial que Angola tiene con la República Democrática del Congo (RDC) es lugar de varias detenciones de embarcaciones congolesas pescando ilegalmente en aguas territoriales de Angola.
Uruguay-Angola: relaciones y posibilidades de mayor comercio
Además de que nuestro país comparte con el gigante africano la problemática de la pesca ilegal en sus aguas, también comparten diversos grupos regionales e internacionales como la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (Uruguay es Estado Observador) y la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZOPACAS), que promueve la cooperación regional en la región. En 2013, Uruguay fue sede de la VII reunión ministerial de este grupo.
Con un mercado de 400 millones de personas y un vasto espacio marítimo compartido, la ZOPACAS representa un potencial ámbito de negociación con otras organizaciones regionales, comerciales y políticas, en las que también participan algunos de sus miembros, como el Mercosur, la Southern African Developement Community (SADC) o la Economic Community of West African States (ECOWAS).
También, con la Ley 18.043, Uruguay aprobaba un acuerdo general de cooperación económica, científica y técnico-cultural con la República de Angola, suscrito en Luanda en el año 2003 y ratificado en nuestro parlamento el 4 de octubre de 2006. La oportunidad de este comercio bilateral reside en que Angola aún necesita importar alimentos para satisfacer las necesidades de su población, mientras que, usualmente, lo hace a cambio de petróleo, algo que es importante para nuestra industria.
Acorde al Instituto Uruguay Siglo XXI, Uruguay logró, en el período 2014-2018, tener una balanza comercial favorable y los bienes más vendidos hacia ese país fueron alimentos como pescado congelado, pollo, quesos y leche. Mientras que las importaciones desde Angola han sido mayoritariamente petróleos y derivados del mismo, “US$ 1395 millones en 2018”, señala el informe. La última visita oficial uruguaya fue la del entonces canciller Rodolfo Nin Novoa a su par angoleño y al presidente de ese país, en el año 2019. En el encuentro se destacaron las oportunidades de comercio e inversiones en el Foro de Negocios Uruguay-Angola. Actualmente, Uruguay cerró su embajada en Luanda por cuestiones presupuestales y por “falta de reciprocidad”, es decir, que Angola no tiene abierta una embajada en nuestro país.
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