Hernandarias. El hijo de la tierra. Raúl A. Molina. Prólogo del Rdo. P. Guillermo Furlong. BUENOS AIRES. 1927, 523 págs.
Raúl Molina, un historiador proveniente de las tiendas del radicalismo argentino, logró una enjundiosa obra que hace honor a la épica de Hernandarias.
Y el texto se inicia con un muy pintoresco capítulo sobre la génesis de lo que Vasconcelos con innegable lucidez poética define como la “Raza Cósmica”.
Hernando Arias de Saavedra apodado Hernandarias y nacido como Hernado Suárez de Toledo Saavedra y Sanabria Calderón (Asunción, 1564- Santa Fe, 1634), fue un militar, colonizador, explorador y gobernante rioplatense que también se constituyó en el primer gobernante de una región colonial de origen hispano pero nacido en América; un criollo.
Fue este criollo el que intuyó un destino distinto para estas tierras. Yerno de Juan de Garay, recorre las tierras de la Banda Oriental realizando las observaciones a ser elevadas a Felipe III y describiendo las tierras como óptimas para la introducción del ganado. Como solía ocurrir en aquellas épocas (y también ahora) …muy buenos vasallos para tan malos Reyes… Las recomendaciones no son oídas en primera instancia. Pero nuestro destino ya está definido. Hernandarias, que luchó en todo el territorio, también logro vislumbrar la importancia geopolítica de la cuenca. Su objetivo fue poblar, civilizar. Y la introducción del ganado en 1611 y 1617 fue un nuevo factor para que los portugueses redoblaran su interés en el área, siendo la fundación de Colonia del Sacramento una consecuencia parcial de la política de Hernandarias.
Pero si hay algo que merece destacarse de esta erudita obra es el brillante capítulo referente a Hernandarias como humanista, analizando su posición frente al indio y también a la instrucción pública. Es así que llegan los Hermanos Franciscanos y los Jesuitas. Es así que se forman las primeras Reducciones Jesuíticas que determinarán algunas de las mejores páginas de nuestra Historia. Es bueno cotejar este período, esta obra cimera, con los procesos coloniales anglosajones, tan enaltecidos por algunos, desde la obsecuencia o desde la ignorancia.
Un aspecto poco difundido en la obra de Hernandarias fue que logró intuir los derroteros aciagos de Buenos Aires y el incipiente contrabando, desde metales preciosos hasta manufacturas. Y su eficaz mano militar para poner coto a los que se enriquecían a las sombras con esta actividad.
Una obra excepcional, muy recomendable
TE PUEDE INTERESAR