Uruguay importa los mismos productos que produce y exporta al mundo. Marcelo Nougué, de USU, dijo que eso es consecuencia del atraso cambiario y del tamaño del Estado, y advirtió que “de no atenderse los temas estructurales para dar condiciones a las empresas uruguayas para poder competir y generar puestos de trabajo estables, el futuro no es muy alentador, gobierne quien gobierne”.
La principal característica de Uruguay es ser un país agropecuario, su mayor fortaleza económica está en la producción y exportación agrícola y pecuaria, con productos de primera calidad reconocidos en el mundo entero. Sin embargo, también somos importadores de carne de vacuno, ave y cerdo, de lácteos, e incluso salsas de tomates. Hace unos años sucedió lo mismo con los duraznos en almíbar griegos que coparon el mercado.
Marcelo Nougué, vocero de Un Solo Uruguay (USU), dijo que esa situación se explica por dos factores fundamentales: atraso cambiario y el peso del Estado, y mientras no se atiendan esos problemas seguiremos en la misma situación.
“Por lo menos, hace 60 años que Uruguay tiene procesos cíclicos de atraso cambiario, de bajar la competitividad en todos los sectores” generándose “procesos en que aparecen productos como bastones de muzzarella fabricados en España, y que Conaprole importa”.
“Pero en otro momento teníamos las latas de durazno en almíbar que eran griegas, además de que dejamos de producir pulpa de tomate”, que en el mejor de los casos se importa y envasa en Uruguay.
Todo eso es consecuencia “de una política económica histórica de Uruguay que han aplicado los gobiernos de todos los partidos y que son ciclos de atraso cambiario como herramienta para alentar el consumo con una falsa expectativa, porque no es sostenible en el tiempo y eso va destruyendo la capacidad productiva de Uruguay”, explicó.
“Se debe pensar el Uruguay a 50 años, porque mientras pensemos en el Uruguay a 5 años vamos a estar muy mal”
“¿Cuántas industrias hemos perdido en todos estos años por pérdida de competitividad a nivel de fase primaria, industrias y servicios como es el turismo?”, planteó Nougué. “Esa falta de competitividad hace que no seamos atractivos al mundo, y ese es un problema que Uruguay algún día va a tener que resolver y cortar con esos ciclos nefastos, porque cuando esto no tenga más sostenibilidad se acomoda solo”, como pasó con la tablita en 1982 y la crisis de 2002, ejemplificó.
Ningún país en el mundo ha podido correr la carrera del dólar
Explicó que el atraso cambiario consiste en el Estado “subsidiando de una forma u otra el valor del dólar, impidiendo que suba lo que tiene que subir con referencia a lo que vale en el mundo, permite que por tiempos cortos la gente consuma más productos importados, pero eso comienza a generar destrucción de puestos de trabajo y de empresas” que son las que dan trabajo.
El representante de USU dijo que desde su aparición en 2018 el movimiento se ha referido a la necesidad de iniciar una corrección, de forma “lenta” porque “ningún país en el mundo ha podido correr la carrera del subsidio del dólar eternamente, siempre en algún momento se quiebra y, cuando eso pasa, el que más es el que menos tiene. El problema es cómo ir saliendo paulatinamente para que no ocurran los golpes que ya hemos sufrido” en oportunidades anteriores.
Consultado sobre el costo político que puede tener una medida de esa naturaleza, Nougué dijo que no tiene dudas que “habrá un costo político, pero cuando nos hablan de Nueva Zelanda hay que decir que ese país hizo cambios drásticos porque ya no aguantaba más, bajaron drásticamente el costo del Estado, bajaron drásticamente la burocracia, es un país exportador y saben que para que su economía crezca tiene que exportar y, por tanto, su política prioritaria es que los sectores que generan los ingresos al país sean competitivos”.
Cuarenta años después, el resultado es que “muchos jóvenes uruguayos que acá no quieren trabajar en el campo se van a ordeñar a Nueva Zelanda porque se gana bien, porque hay buen nivel de vida. Entonces si hay costo político alguien lo tendrá que pagar, pero hay que pensar el Uruguay a 50 años, porque mientras pensemos en el Uruguay a 5 años vamos a estar muy mal”, subrayó.
Por otra parte, una de las justificaciones del atraso cambiario es contener la inflación, pero “se demostró que tampoco sirve para contener la inflación. Uruguay es la tercera inflación más alta de América Latina, después de Venezuela y Argentina, y a nivel mundial estamos entre los 20 países con mayor inflación. Hoy el mundo habla de una inflación entre el 1 y 2% y Uruguay tiene el 9%, o sea que como herramienta de contención de inflación tampoco sirve”.
Tenemos un Estado paquidérmico
Otro tema central es la reforma del Estado, algo de lo que se habla en todas las campañas políticas, pero nunca se concreta. “Tenemos un Estado paquidérmico al que hay que mantener y que hace que sea muy caro producir, vivir y generar emprendimientos. Eso, y la definición política de mantener el atraso cambiario hacen inviable competir con el mundo, porque los costos nuestros medidos en dólares son muy altos, entonces es más barato importar carne de Brasil y Paraguay, bastoncitos de muzzarella de España o salsas de tomate”.
Es lo que pasa con “la inversión de UPM que generó puestos de trabajo y no incidió en el indicador de desempleo y, además, de ser solo por dos años. No son puestos de trabajo estables, los estables van a ser las 500 personas que queden trabajando en UPM después”, apuntó.
“Si no vamos a los temas estructurales y damos a las empresas uruguayas las condiciones para competir, el futuro no es muy alentador, gobierne quien gobierne”
Sobre cuál sería el tamaño adecuado del Estado, Nougué dijo que “está claro que los 300 mil funcionarios no lo es, podemos tomar como referencia los 230 mil de 2004 y de ahí en más deberían seguir bajando”.
Pero una reforma bien hecha implica “pensar qué organismo, qué dirección, qué cosas son necesarias para que el Estado funcione mínimamente con coberturas de protección para la sociedad”.
“El ministro de Desarrollo Social, Pablo Bartol, dijo que en 2019 el 25% del presupuesto del Mides llegó a los beneficiarios, o sea, que el 75% se quedó en burocracia. ¿Eso es necesario o hay que bajar ahí sin afectar el apoyo que se le da a la gente que el Mides atiende?, ¿no se podrá bajar la burocracia?”.
Otro caso, y que USU ha mencionado recientemente en las redes sociales del movimiento, es el del Correo. “¿En las eras de las comunicaciones es necesario mantener un Correo que pierde US$ 30 millones por año, o lo podemos reformular para que esté presente donde no hay otras opciones? ¿Inefop tiene que seguir siendo el monstruo que maneja un montón de impuestos o se podrá poner en una oficina dentro del Ministerio de Trabajo y bajar costos? ¿Es necesario tener Dicose (Dirección de Contralor de Semovientes) y el SNIG (Sistema Nacional de Información Ganadera) en el Ministerio de Ganadería?”, se preguntó, “además de los pases en comisión y las Intendencias a las que hay que entrarle punto por punto”.
“En cuanto continuemos con la política del atraso cambiario y con un Estado tan grande que debemos mantener, seguiremos perdiendo competitividad”, resumió.
La marcha del dólar
“A marzo del año pasado, el dólar solo subió 3% con una inflación encima del 9%, o sea que este año generamos más atraso cambiario”, dijo Nougué. “Hay que dejar que vaya subiendo paulatinamente, si llegara a saltar $50 en una semana, ahí estamos de acuerdo que el BCU debe intervenir”.
Y hay que “bajar el costo del Estado, porque gran parte del déficit fiscal que hay se ataja con una herramienta que es la letra de regulación monetaria que genera atraso cambiario, porque se pone un montón de dólares a compromiso de emitir un montón de billetes y si estás filtrando muchos billetes al mercado se genera inflación y más atraso cambiario”, expresó.
TE PUEDE INTERESAR