Uno supondría que la pandemia debiera ser una oportunidad de promover colaboración a nivel global, una oportunidad única que nos presenta el destino de unir al mundo contra un enemigo común.
Sin embargo, nos apercibimos con mucho pesar, que esta calamidad universal, es utilizada por algunos centros de poder para promover una agenda política que poco tiene que ver con el combate al Covid. El caso más emblemático es el de Brasil, que siendo el único país de América del Sur que se comprometió de entrada a producir la vacuna en un singular acuerdo entre el legendario Instituto Butantan y China, hoy es objeto de un ataque concertado por oscuros intereses que pretenden imponer un mundialismo avasallador. Pensemos por un minuto que esa vacuna que nos llevó mucho trabajo conseguir desde China, y que tardó dos días en viajar, se produce en Río de Janeiro, a dos horas de vuelo de Montevideo. En vez de enfatizar los contagios que sufre Brasil –el mismo rebrote que está sufriendo toda Europa-, el mundo podría notar que es de los pocos países que está produciendo vacunas en un volumen significativo.
Pero a esta humanidad, sobre todo la que debería ser heredera de la Cultura Mediterránea, cada día más decadente, se la maneja a la ligera, con titulares y cifras de una aritmética falsa, que confunde y hace daño.
Se viene repitiendo en forma machacona, que el mayor número de víctimas fatales se está dando en Brasil, Estados Unidos y México. Cuando en realidad, en términos absolutos el primero tiene la mitad de muertos que el segundo y el tercero casi lo mismo que el primero con una población de casi la mitad de Brasil.
Pura trampa para hacer caer incautos en la telaraña de las tirrias políticas de los poderosos manipuladores de algunos mass media. En un tema tan delicado los medios de prensa deben ser cuidadosos con el manejo de las cifras que divulgan y no prostituirse al mejor postor.
Lo correcto es comparar las muertes de países en relación a la población que poseen. No cabe duda que Europa, que fue el continente más golpeado, vuelve a encabezar los primeros puestos de la lista de países con mayores tasas de mortalidad, y Asia el de más baja.
Si vamos país a país el primero en la lista de mortalidad es la República Checa, luego viene Reino Unido, Hungria e Italia. Brasil recién es el número 20 a pesar que todavía no le cedió la Amazonia a la “Humanidad”.
Pero retomando el tema de fondo el total de muertes por Coronavirus asciende a 2.6 millones, en el momento en que ya se avisora el final de esta pandemia, en la medida que todos los países están administrando sistemas de vacunación. Que el virus ha comenzado a mutar, es harina de otro costal. También debemos admitir que en el futuro volverán otras calamidades que perforaran los sistemas sanitarios y afectarán la salud humana.
Esta situación que hoy todos deseamos que termine, si la comparamos con otras calamidades como por ejemplo la llamada “gripe española” que sacudió a la humanidad hace cien años, sobre todo a occidente, podemos afirmar que no tiene punto de comparación. Aquella pandemia traída al final de la Primera Guerra, en dos años (1918 a 1920) cobró la vida de 40 millones. Casi el doble de los muertos en la dura confrontación bélica.
Lo triste es cuando se pretende traficar con la desgracia. Y sobre todo generar miedo.
Como escribe Hoenir Sarthou “el miedo es un sentimiento legítimo y respetable. Lo que no es legítimo ni respetable es que se lo imponga como regla de conducta generalizada”.
TE PUEDE INTERESAR