En los análisis que realiza a través de su cuenta de Twitter suele ser bastante crítico con la estrategia de Talvi. ¿Por qué?
He visto, desde un principio, que Talvi genera contenidos extremadamente nocivos para la oposición. Por errores estratégicos, también por tener objetivos muy oblicuos y poco leales con la oposición e incluso con la propia democracia.
No es un político asesorado por un estratega, es un economista asesorado por un publicista. Ellos no son ajedrecistas de la política, no anticipan las jugadas de manera de ver todo lo negativo para la oposición que generan. También puede ocurrir que sí lo anticipen, por lo menos en parte, pero que la lógica con la que juegan no sea muy presentable ni confesable.
En el plano publicitario está todo muy bien, quieren recuperar las ideas del primer batllismo, el de Batlle y Ordóñez, y con esa oferta política seducir a los desencantados del Frente Amplio (FA). Excelente idea, salvo que por su formación y pensamiento, siendo un liberal ortodoxo en lo económico, Talvi no puede darle contenido concreto y real a ese “primer batllismo renovado” que es su nave insignia. Como no puede hacerlo, su ofensiva de seducción se vuelve pura adulación personal a funcionarios frentistas. Ahí el primer batllismo naufraga frente a la frenteamplización de su oferta. Talvi tiene muy buenos folletos publicitarios, pero después la realidad que presenta es otra.
¿Por qué asume que quiere convertir al Partido Colorado (PC) en un partido ideológico?
La carga ideológica del proyecto de Talvi es un problema de identidad. Como su propuesta no tiene la capacidad de tomar su identidad de ese primer batllismo, debe definirla por los líderes o figuras que excluye. Dice que su proyecto es socialdemócrata, pero como esa “socialdemocracia” no está acompañada por hechos y propuestas reales, debe definirse mediante recortes, cierre de puertas o expulsiones de mesas imaginarias de ejercicio del poder.
Talvi quiere convertir al PC en un partido ideológico porque quiere seducir por parecido y cercanía ideológica a los desencantados con el FA, un procedimiento muy incierto y de nunca probada verificación. Quiere hacerlo también porque es la única forma que conoce de definir la naturaleza de un partido, y porque desconoce completamente lo que son los partidos tradicionales uruguayos.
¿No cree que tenga chances de pasar al balotaje?
Creo que no tiene posibilidades de pasar al balotaje, especialmente si desarrolla, para poder definir la identidad de su movimiento, una lógica de exclusión como la que, hasta ahora, de principio a fin ha tenido. Sí es claro que tiene una gran capacidad de hacer perder a la oposición, que para ganar necesita de un equilibrio relativo de fuerzas entre blancos y colorados. Su estrategia apunta a tener controlado, en soledad, un PC ideológico, socialdemócrata, pequeño y perdedor. Es claro que él considera su momento el año 2024 y no este 2019.
¿Por qué considera un error el objetivo de querer atraer votos de los frenteamplistas desencantados?
Como siempre, el objetivo es bueno en sus titulares y en su marketing, pero muy malo en la realidad. Cuando alguien huye de un lugar político, no sale para ir a otro que se parezca más al lugar de donde sale. La experiencia internacional de política comparada muestra que son mucho más frecuentes y significativos los cambios que parecen ir de un extremo a otro, que los que se van de su casa para ir a la casa del vecino. En Francia han sido muy notorias las transferencias de votos entre el Partido Comunista y el Front National, o del Front National a Mitterrand o, en la última elección y en el escenario actual, las coincidencias entre la izquierda chavista de Mélenchon con Marine Le Pen. En Uruguay así fue también la emigración de los apoyos y votos que salieron desde el pachequismo para ir al MPP. Tratar de parecerse y elogiar al FA o a sus técnicos no trae votantes del FA para la oposición, trae simpatías a Talvi desde el FA, especialmente por el problema que le genera a la oposición.
¿Talvi es una amenaza para la oposición?
Sí, es una amenaza grave, porque en un momento de ruptura del FA con la sociedad, contribuye a legitimarlo y a relativizar la necesidad de un cambio. Talvi es funcional al FA y una pérdida de impulso y de energía para la oposición.
¿Debería querer acordar con todos los partidos de oposición?
No, no debería hacer ni evocar acuerdos con nadie antes de que el electorado se pronuncie y se cuenten los votos, mucho menos excluir a otros líderes antes de que eso suceda. Si Talvi sigue con esta estrategia, no sería imposible que el “excluido” Manini le ganara en las urnas a quien excluye. No se hacen coaliciones al grito y mucho menos sin contar antes los votos.
¿Cómo ve la alianza electoral entre Sanguinetti y Amorín?
Me parece bien. No tienen distancias políticas importantes y pueden corregir desequilibrios internos del partido. No creo que nada, salvo el factor personal, justificara para ellos dos sectores separados.
¿Qué piensa acerca de que dejaran fuera de carrera a Bordaberry?
Fue la peor manifestación del problema general de Talvi de pensar que suprimiendo apoyos se define una identidad política. Él no parece saber bien en qué consiste en términos claros su posición política, pero sí sabe claramente a quiénes quiere excluir de la política. Es una versión política uruguaya de la expresión popular brasileña “pra inglés ver”. Algo poco serio para quedar bien, en este caso, frente a los ojos del FA. En términos partidarios fue una violación mayor a reglas escritas y no escritas del PC, que dicen que uno de los sectores tradicionales del partido no puede suprimir al otro. Fue algo muy antidemocrático, que le ha hecho mucho mal al PC. La posición de Talvi es muy difícil de justificar; quiere tener en sus filas a alguien ligado a la desastrosa gestión de seguridad frenteamplista como Gustavo Leal, alaba a los economistas de Astori, pero excluye a un gran senador colorado y ex candidato presidencial como Pedro Bordaberry.
¿De dónde surge el conflicto entre Sanguinetti y Bordaberry?
Me consta que es una relación con fisuras desde hace mucho tiempo, pero en este caso Sanguinetti actuó a pedido de Talvi y de una manera que no honra para nada su trayectoria.
¿Qué opinión le merece la candidatura de Robert Silva a la Vicepresidencia? ¿Implica una fórmula muy concentrada en el tema educativo?
Creo que fue una muy buena elección. Su posición con respecto al tema de Pedro Bordaberry fue bien distinta a la de Talvi y Sanguinetti. Es una figura de unidad para el PC, y es portador de dos mensajes esenciales para el Uruguay y su futuro: el interior del país y la educación. Pero sin duda su aporte trasciende por mucho el tema educación.