El jueves 25 de marzo, temprano en la mañana, aparecieron en distintos puntos de Montevideo grandes carteles con fotografías e información sobre el desarrollo del ser humano en el vientre materno, antes de las 12 semanas de embarazo.
Las fotos de los carteles se difundieron por las redes sociales, con textos que informaban sobre la ubicación de los carteles y que invitaban a rezar por el éxito de la campaña. Entre otras reflexiones, destacaba el siguiente texto: “¿Sabías que muchas de las mujeres que abortaron no eran conscientes de lo que estaban haciendo? Este 25 de Marzo (Día del Niño por Nacer), formemos conciencia. Sumate a la campaña posteando cualquiera de estas imágenes en las redes. Para ser verdaderamente libres, tenemos que conocer la verdad. #SaberParaSerLibres #FormemosConCiencia #DíaDelNiñoPorNacer”
El mensaje final decía:
“También te invitamos a que reces una oración por todos los niños por nacer y sus madres. El 25 de marzo especialmente, Fiesta de la Anunciación a María”.
A partir de la aprobación de la norma que legalizó el aborto en Uruguay, los orientales que discrepan con ella ¿tienen prohibido opinar o manifestarse públicamente en su contra?
Legisladoras del Frente Amplio elevan pedido de informes al MSP
Ese mismo día, por la tarde, medios locales informaron que las legisladoras del Frente Amplio elevaron un pedido de informes al MSP, para averiguar qué medidas tomaría la cartera ante este “atentado contra los derechos sexuales y reproductivos de niñas, adolescentes y adultas”.
Según las parlamentarias, las cuentas de Instagram y Twitter a las que dirigen los hashtags, serían “de desinformación y promoción de relatos falsos acerca de los métodos legales de interrupción voluntaria del embarazo en Uruguay”. En el comunicado afirman que esta campaña “promueve el miedo (…) mediante engaños acerca de (…) las supuestas secuelas y las condiciones en que se realizan en Uruguay” los abortos, lo cual entrañaría a su juicio, una “fuerte vulneración de los derechos consagrados en la ley 18.426”.
Este pedido de informes, tan preocupado por defender derechos, parece desconocer que por ahora, sigue existiendo en Uruguay el derecho a la libre expresión. Este derecho, no fue conculcado, ni por una ley expresa, ni –menos aún- por la ley 18.426.
A las preguntas que las legisladoras le hacen al gobierno, quizá sea necesario agregar otras: A partir de la aprobación de la norma que legalizó el aborto en Uruguay, los orientales que discrepan con ella ¿tienen prohibido opinar o manifestarse públicamente en su contra? ¿Es Uruguay es una nación totalitaria, donde unos pueden opinar y manifestarse, mientras otros son obligados a callar y a ocultar sus ideas y convicciones?
Gracias a que existe el derecho a la libre expresión, gracias a que existe el derecho a opinar en contra de lo establecido por las leyes vigentes, los promotores del aborto en Uruguay, pudieron hacer campaña para que el mismo se legalizara, cuando la ley lo penaba.
Gracias a que existe el derecho a la libre expresión, el Frente Amplio está llevando adelante hoy una campaña contra la LUC, ley vigente
Gracias a que existe el derecho a la libre expresión, el Frente Amplio está llevando adelante hoy una campaña contra la LUC, ley vigente. Y pudo organizar durante su historia, múltiples campañas en contra de leyes vigentes con las que no estaba de acuerdo. Incluso se dieron el lujo, cuando el pueblo les dijo “NO”, de aprobar lo que querían en el Parlamento, desoyendo la voz del pueblo.
Gracias a que existe el derecho a la libre expresión, se está desarrollando desde el año pasado, una campaña a favor de la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido que –siguiendo el criterio de las legisladoras frenteamplistas- atentaría contra la ley que transformó en norma jurídica el Código de Ética Médica –aprobado por más del 80% del cuerpo médico del país- que prohíbe a los médicos la práctica de la eutanasia.
También cabe preguntarse qué ocurre con el Código Civil, aprobado por ley Nº 16.603, cuando en su Art. 10 detalla la forma en que, expresa o tácitamente, parcial o totalmente, las antiguas leyes pueden ser derogadas por leyes nuevas: ¿acaso entienden las legisladoras del Frente Amplio que quienes no piensan como ellas, no tienen el derecho de promover la derogación de leyes con las que discrepan?; ¿acaso creen que sólo es lícito hacer campañas en contra de leyes con las que ellas están en desacuerdo?
Nunca pensamos que llegaríamos a extrañar el relativismo a ultranza… Entonces, cada uno podía tener “su verdad” y nadie lo molestaba. Ahora, si uno no está de acuerdo con determinado relato, parece que debería silenciarlo para siempre. Un poco más de coherencia entre el discurso y la acción, y un poco menos de totalitarismo, no le vendría nada mal a nuestro parlamento.
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