Hoy tengo ganas de ingresar en el campo de lo hipotético, la suposición, el ponerse en los zapatos del otro. Quiero jugar imaginariamente a ser lo más objetivo posible y te invito a que te despojes de toda influencia ideológica y sentimiento político que puedas acarrear en tu mochila. Claro que no es nada fácil, por eso mismo puede que este juego te resulte interesante.
Ya hace un tiempo que la mayoría traspasamos el límite que supone escuchar de manera abierta y franca otras ideas o pensamientos, sin tomarlo como ataque y esperando a que quien está expresando su punto de vista haga una pausa para respirar y allí arremeter con nuestros argumentos para ganarle la discusión, aun cuando nunca la haya habido.
Muchas veces se tiene como objetivo principal el demostrar que tenemos razón y el otro está errado, o simplemente ganar por ganar con hábiles declaraciones que nos dejen como vencedores, por tanto, más inteligentes y capaces.
Muchas veces se tiene como objetivo principal el demostrar que tenemos razón y el otro está errado
¿No cabe la posibilidad de que, en lugar de intentar ganar, pueda explicarte tratando de llegar a tu razón? ¿que mi argumentación tiene puntos en los que quizás puedas estar de acuerdo? ¿O podría yo escucharte sin estar pendiente de qué corriente ideológica provenís, y así entender sin prejuicios que muy posiblemente coincidamos mucho más de lo que disentimos?
Claro que como debate sería aburrido para el que espera una esgrima verbal y que su “pollo” arrastre por el corral al adversario, y si es posible que haga un trofeo con sus plumas. Y eso es lo que sabemos que ocurrirá, estamos en campaña. Sin embargo, deslizo esta idea como práctica periódica a todo nivel, más allá de la justa electoral. No es ningún descubrimiento ni nada tampoco imposible de lograr… Escuchar sin prejuicios y transmitir nuestra opinión apelando al razonamiento.
Como decía el querido Elvis (nótese el nivel de mi intelectualidad), “walk a mile on my shoes”, camina una milla en mis zapatos antes de ofender y criticar. De eso se trata mi juego imaginario para hoy.
Pensemos en el líder del partido político o candidato que esté más alejado de nuestros sentimientos. En aquel que jamás apoyaríamos, y aunque es sólo una expresión, nos cortaríamos la mano antes de depositar un voto a su persona. Ahora imaginemos que por el motivo que fuera se da la situación de estar a solas con esa persona durante un tiempo determinado.
Puede ser una mañana en un monte tomando mate, un día en una isla desierta o en una situación más extrema, vos y él en un ascensor descompuesto. En cualquier caso, sin nadie más y sin que el tiempo apremie. Llegas a conocer a esa persona cabalmente por fuera de prejuicios que ambos puedan tener, imaginá que le decís absolutamente todos los motivos de tu rechazo y en cada uno te demuestra con hechos y pruebas que estabas equivocado. Profundicemos aún más, sin importar el tiempo que lleve, sigamos en el plano de la suposición: quedás absolutamente convencido de su capacidad y su buena intención… Prosigo; además estás ahora convencido de que es la persona indicada e idónea para gobernar el País… ¿Y ahora? ¿cómo se vuelve de esa experiencia? ¿La ignoramos y continuamos con nuestra vida sin conflictos de consciencia? ¿Se puede ignorar una realidad tan significativa?
Siempre hablando en el caso hipotético que planteo y que, por supuesto, abarca al candidato y a su proyecto, es decir a su partido. Ahora vamos al siguiente paso que será el de abandonar tu vieja divisa para acompañan a quien ahora sabés que es lo mejor de verdad para todos. Estamos hablando entre personas que no persiguen otros fines personales que no sean el bien común y la conveniencia de la Patria, claro.
Estando ahora en filas de un partido que era el totalmente opuesto a tu pensamiento y que ha sido blanco de infamias y desprecios de todo tipo por parte de tus ex compañeros y de ti mismo… ¿Tendrán la misma agresividad contigo? ¿o aún peor pues tu decisión a consciencia de hacer lo correcto será vista como traición?
Escuchar sin prejuicios y transmitir nuestra opinión apelando al razonamiento.
Y puedo entender de la manera más humana posible lo que puede significar para un individuo el admitir para sí mismo y su entorno, haber estado toda su vida en el error, habiendo luchado desde que tiene memoria por una verdad que no era y comprobar que todo lo que edificó ideológicamente, lo hizo sobre la base de una ilusión que al tornarse realidad indefectiblemente tiene al fracaso como destino.
Bueno, hay que tomar este ejercicio como eso, un planteo hipotético de casos de personas que pueden, por supuesto en determinado momento de su vida, tomar la decisión de cambiar su apoyo político por descubrir equivocado el camino seguido hasta ayer.
Sin embargo, debo decir que existen casos y muchos. Quizás no tuvieron una epifanía ni se quedaron solos en un bote salvavidas en medio del mar con su candidato. Seguramente en algunos ha sido un proceso de muchos años en que, por insistencia, por principios o por fe, se aferraron a un sueño que se mantuvo como tal, mientras los ideales de juventud no se mezclaron con la realidad de la adultez.
Por eso antes de ofender, criticar y difamar, camina una milla en sus zapatos… Te podés estar ofendiendo a vos mismo.
Prefiero conservar mi mundo y como escenario de trabajo pensar mejor que yo logro convencerlo a él de que vivió su vida en vano corriendo tras utopías perversas e imposibles