El coordinador de trasplantes del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Células, Tejidos y Órganos (INDT), Raúl Mizraji, informó a La Mañana sobre las cifras actualizadas del sistema de donación en nuestro país que, si bien se encuentra en buenas condiciones, registra más de 500 personas en lista de espera, ya que únicamente el 0,5% de los fallecidos anualmente son donantes reales de órganos.
En nuestro país nacen cerca de 35.000 personas al año, de las que, en promedio, 100 optan por no ser donantes de órganos o tejidos. El número de donantes creció en 2013, tras la modificación de la Ley de Trasplante de Órganos y Tejidos, que establece que toda persona mayor de edad que, en pleno uso de sus facultades, no haya expresado su oposición a ser donante, se presumirá que ha consentido el hecho de donar sus órganos, tejidos y células en caso de muerte, con fines terapéuticos o científicos. Desde ese año, además, ha caído el número de personas que realizan una expresión negativa.
Para menores de edad y personas incapaces, la Ley 18.968 dispone que “el consentimiento a la ablación deberá ser otorgado por su representante legal, al momento de constatarse el deceso”.
No solo el fallecimiento de una persona potencialmente donante es suficiente para poder hacerlo, sino que además su deceso se debe dar por causas encefálicas. Las tres grandes causas de muerte encefálica en Uruguay son: los traumatismos de cráneo, las heridas de bala en el cráneo y los accidentes vasculares en general. Siendo pocas las personas que fallecen en esas condiciones.
Mizraji sostuvo que los factores que influyen en la donación de órganos de un país, está vinculado, fundamentalmente, a la motivación que tiene la sociedad en pro de este hecho. La sociedad uruguaya siempre ha acompañado las campañas de donación y la idea de que se “tiene que dar porque mañana cualquiera de nosotros puede llegar a necesitar recibir”.
Mizraji explicó que si bien la ley 19.968 no ha logrado un cambio sustancial ha contribuido a mejorarlo. Por otro lado, el sistema nacional integrado de salud ha favorecido las políticas de donación y trasplante con su sistema unificado que permite que las políticas de salud llegan de igual manera al sector mutual que al público.
Con la ley anterior, la decisión de la donación dependía de la familia del fallecido, y debía tomarla de manera rápida. “Pero esa no era la decisión de la persona involucrada. Muchas veces la familia no conoce lo que quería la persona en cuanto a esto”.
Las caras de la moneda
Con el cambio de la ley, quien no quiere ser donante tiene que registrarse en el INDT; de no hacerlo y si es mayor de edad, se presume que lo que quiere es donar. Es decir que la decisión de cada uno de los adultos es propia. Esa modificación, según la experiencia del instituto, ha ayudado a las familias de manera positiva, “porque les quitó la responsabilidad y peso emocional de tomar una decisión en un momento difícil”.
La ley establece que quienes expresen la oposición a ser donante -que serán revocables en todo momento- podrán hacerlo por inscripción directa ante el Registro Nacional de Donantes del INDT; o al momento de afiliarse a una institución de asistencia médica colectiva, también al gestionar la obtención o renovación del carné de salud en cualquier institución pública o privada habilitada. En ocasión del alta de internación de un establecimiento hospitalario. Ante escribano público, sea en escritura pública o por acta notarial; o ante el Juez de Paz.
En cuanto a si está bien divulgada la reglamentación y herramientas al respecto, el doctor opinó que sí, ya que “cuando se hizo el cambio de la ley hubo mucha participación de los medios, se alinearon positivamente, y en la experiencia que llevamos registrando cuántos conocen la ley o no en el momento que van a comunicarle sobre la posibilidad de la donación, la inmensa mayoría la conoce”.
Cuando una persona necesita un trasplante, debe ser derivada al equipo de trasplante por parte del médico de cabecera o especialista, con el detalle del órgano que se considere necesario trasplantar; si reúne las condiciones, es ingresado a una lista de espera. La lista está en el instituto y es el propio organismo el que asigna el órgano cuando aparece. En el momento que hay un donante el INDT evalúa, de acuerdo a la lista de espera, los criterios clínicos y de compatibilidad.
Esta lista se concentra en el instituto, es única y nacional. El paciente puede elegir en qué equipo de trabajo, de los tres existentes, se quiere trasplantar. Es opción de cada persona anotarse en alguno de ellos, independientemente de la cobertura asistencial que tenga.
La prioridad de educar: por una decisión informada
Para continuar mejorando el sistema de trasplantes, Mizraji aseguró que se debe trabajar en dos aspectos fundamentales: educación en la sociedad en general y educación en el ámbito de la salud.
Respecto al primer asunto, lo entiende necesario “para volcarle, en primer lugar, agradecimiento a quienes se proclaman donantes y, en segundo lugar, para informar sobre cómo funciona nuestro sistema de donación y la posibilidad que tenemos en el futuro de ingresar a una lista de espera”.
Aunque, aclaró, que es mayor el riesgo de necesitar un órgano o tejido, que la posibilidad de ser donante. “En el futuro, más con la sobrevida que tiene la población uruguaya, hay más más riesgo de necesitar un órgano que de poder ser donante”. Esto se debe a que solamente el 0,5% de la población fallece por muerte encefálica.
En lo que refiere a educación social, se trabaja en los institutos de formación docente y en los liceos, con charlas a profesores y estudiantes, porque se cree imprescindible que ese grupo de la sociedad tenga la capacidad de tomar una decisión informada.
El segundo ámbito de la educación que catalogó de importante es el de la salud, tanto en lo público como en lo privado. “Todo el personal de salud debe estar en conocimiento de cómo funciona el sistema de donaciones, qué posibilidades tiene una persona de ingresar a una lista de espera, y cómo derivar a alguien que necesita un trasplante. “Creo que vamos por la línea adecuada”, afirmó Mizraji.
La donación en números
Desde 2006 hasta el 2018 se trasplantaron 93 corazones. Se realizaron 158 trasplantes de riñones, esto indica, en promedio, un trasplante de riñón cada dos días aproximadamente. Hay una demanda muy alta pero también hay una oferta muy importante, “y esto es producto de que la sociedad viene alineada y acompañando. La sobrevida de los pacientes y de los órganos en Uruguay son importantes y similares a los del resto del mundo”, dijo el coordinador de trasplantes.
Los fallecidos que se comunican al INDT, hasta junio de 2019 fueron 3.808, de los que 77 únicamente fueron por muertes encefálicas. De esas personas, 35 efectivamente pudieron donar, es decir que fueron donantes reales de órganos (DRO). La tasa de DRO por millón de población (pmp) en Uruguay, se encuentra en 10,67 en lo que va de 2019. Pero si se realiza una mirada en promedio desde 2006, Uruguay llega a 20 pmp. Además, desde 2013, la tendencia ha sido creciente.
En Argentina y Brasil el promedio es de 15-16 pmp, el de Colombia es de 8 pmp, Perú y Ecuador 3 pmp, el promedio de Latinoamérica es 13 pmp, y la media de Europa es de 20 pmp, con un país como España que tiene hasta 48 pmp.
Desde enero de 2019 hasta el 25 de julio, se realizaron 73 trasplantes de riñón, cinco de corazón y pulmón y 11 de hígado. En lo que refiere a tejidos, se entregaron 92 muestras de córnea, 24 de escleras, 194 de hueso, 162 de piel, entre otros. Quienes se han registrado para no ser donantes, en ese mismo período, fueron 39 personas.
“Los equipos técnicos son buenos y tienen experiencia, la tecnología y medicación que se necesita son de acceso universal porque el Fondo Nacional de Recursos lo cubre. Es decir que se dan las condiciones de manera de permitir el desarrollo correcto del sistema”, puntualizó Mizraji.