Cartagena de Indias, del 13 de marzo al 20 de mayo, fue el episodio decisivo que marcó el desenlace de la guerra por la cual Gran Bretaña vio frustrada su intención de apoderarse del principal punto estratégico que conectaba a España con sus posesiones de ultramar, desde ese puerto se realizaba el tráfico entre la península y el Reino de Indias.
Los británicos armaron la mayor concentración de fuerzas, en América hasta ese momento y la mayor de la historia Iberoamérica. Es considerado el más grande despliegue naval-bélico antes del desembarco de Normandía.
La flota británica sumaba dos mil cañones dispuestos en una gigantesca flota de 29 navíos de línea, los mejores de su tiempo en armamento pesado, con 22 fragatas y 135 naves de transportes de tropas. Los recursos humanos en torno a 30.000 combatientes estaban compuestos entre marinos (quince mil), soldados (nueve mil regulares y cuatro mil de las milicias norteamericanas) y esclavos negros macheteros de Jamaica (cuatro mil).
Los defensores solo tenían unos 4.000 hombres en total entre efectivos del Ejército Real e Infantes de Marina, más tropas milicianas coloniales.
En la noche comenzó el ataque con más de 10.000 hombres de asalto a las murallas, apoyados por más de 15.000 en las reservas. Además de un intenso fuego de artillería pesada y metrallas de todo tipo.
Parecía incontenible el asalto, con armas de fuego, machetes, sables. La resistencia organizada por el Almirante Blas de Lezo, experto General de las Guerras en Europa, contra británicos, lusitanos, holandeses, alemanes, austriacos. Siendo un verdadero maestro, de las batallas de Infantería de Marina y Ciudades Fortificadas, como en la combinación de fuerzas navales y terrestres. Lezo al frente de la resistencia, con un valor extraordinario, siendo herido gravemente en un ojo, muslo y mano, siguió la lucha a muerte. Luego de contener al enemigo en las murallas, ordenó atacar a bayoneta con toda furia, provocando una retirada desordenada y con muchísimas bajas del enemigo.
En la mañana del 20 de mayo, los británicos se retiraron con una durísima derrota. La mayor de los ingleses en América hasta ese momento, la flota se mantuvo un mes más, caminando y situando sin éxito alguno, solo aumentó el número de bajas.
Derrotados completamente y habiendo perdido la mayor parte del Ejército y muchas naves, se retiraron los ingleses.
Si Cartagena de Indias se salvó cuando nadie lo esperaba, fue la obra del célebre Almirante y General de la Infantería de Marina, Blas de Lezo, falleció en setiembre de 1741 a raíz de la pandemia provocada por los cadáveres. El almirante Vernon prohibió que se enterrase a los muertos, lo que generó la peste.
Hoy en Cartagena de Indias, un monumento recuerda al gran comandante Blas de Lezo, en un gran homenaje conjunto que le realizaron los Gobiernos de Colombia y España, con la presencia del presidente de Colombia y el rey de España. Sus restos descansan en la catedral de Cartagena de Indias.
El orgullo español que no pudo ser humillado por los británicos
La flota auxiliar que venía con el almirante británico Edward Vernon, era una escuadra que la capitaneaba el hermano del primer presidente de Estados Unidos, George Washington. Lawrence Washington estudió en Inglaterra, y sirvió al Ejército británico en el conflicto con España en las Indias Occidentales, combatiendo contra Blas de Lezo en la derrota en el sitio de Cartagena.
La retirada británica fue una carnicería. Los ingleses dejaron en el campo 8.000 hombres. Vernon lanzó la anatema “maldito Lezo” y le envió un último mensaje: “Hemos decidido retirarnos para volver pronto a esa plaza después de reforzarnos en Jamaica”, y Lezo le contestó: “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra, porque esta solo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres…”.
Los ingleses, que contaban con la victoria asegurada en Cartagena, se habían precipitado a acuñar monedas y medallas para celebrarla. Dichas medallas llevaban inscripto: «Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741» y «El orgullo español humillado por Vernon» con la imagen de “Don Blas” arrodillado entregando su bastón de mando.
Blas de Lezo es, al contrario, un reconocido héroe en Cartagena de Indias, que le rinde homenaje de varias maneras: monumentos, barrios, avenidas y plazas le conmemoran en sus nombres, además de varias embarcaciones que recuerdan su hazaña. Entre ellas el crucero español ligero Blas de Lezo, líder de su clase; la fragata Blas de Lezo (F-103) de la Armada española en activo desde diciembre de 2004, nombrada así en honor al teniente general de la Armada española del siglo XVIII.
Las monedas de la soberbia
Después de 67 días de muerte y derrota, Vernon y los supervivientes se retiraron el 20 de mayo. En Inglaterra, se recogieron las monedas acuñadas que mostraban a un orgulloso Vernon recibiendo la rendición de un humillado Lezo y se ordenó que nadie mencionase este desastre.
Vernon fue relevado y expulsado de la Marina en 1746, aunque la arrogancia y el orgullo inglés hizo que le enterraran en la Abadía de Westminster, panteón de los héroes y en su tumba pusieron el siguiente epitafio: “Sometió a Charges, y en Cartagena conquistó hasta donde la fuerza naval pudo llevar la victoria”.
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