El Embajador de la Federación de Rusia en nuestro país, Andrey Budaev, recibió a La Mañana en el edificio de la Misión Diplomática de Rusia en Uruguay para charlar sobre la posición de su país en la política internacional y sus logros científicos, el desarrollo y suministro de la vacuna contra el covid-19, Sputnik V, y las relaciones diplomáticas ruso-uruguayas, a las que definió como “excelentes”.
Es Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Federación de Rusia en la República Oriental del Uruguay y Observador de la Federación de Rusia ante el Comité de Representantes de la Asociación Latinoamericana de Integración. Trabaja en el sistema del Ministerio de Relaciones Exteriores ¿Qué puede contarnos acerca de su trabajo diplomático?
Me gradué del Instituto de Relaciones Exteriores de Moscú, que prepara a los funcionarios diplomáticos para nuestra Cancillería. Mi carrera diplomática es larga, he trabajado en el Ministerio de Relaciones Exteriores como jefe del Departamento de Cuba y el Caribe. También realicé varios viajes de servicios al exterior. En América Latina trabajé en varios países: Ecuador, dos misiones en Colombia, Chile, en calidad de Cónsul General de la Federación de Rusia en Río de Janeiro, Brasil, con un distrito consular de más de 60 millones de habitantes, casi la mitad de Rusia. Mi misión anterior fue en Nicaragua, donde tuve el cargo de Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Federación de Rusia en este país, y como concurrente en la República de El Salvador y la República de Honduras.
Es decir, tengo algunas experiencias en la esfera diplomática y siempre traté de buscar un tiempo libre fuera de mi trabajo para dedicarme a hacer algunas cosas creativas: como artículos científicos, libros, poesías. Soy candidato a doctor en Ciencias Políticas. Mi tesis fue sobre el “poder blando” de algunos países de América Latina y usé como ejemplo las relaciones ruso-brasileras. Soy autor de varios libros sobre la política exterior y el “poder blando” de varios países de América Latina y Rusia. Además de ello, hice un experimento poético. Se trata del libro Mis Reflexiones Nicaragüenses donde plasmé no solo mis remembranzas sobre la estadía en este hermoso país, sino también mis reflexiones sobre la vida, el amor, la amistad, la fidelidad, la traición, es decir, todos los temas que interesan a un ser humano pensante.
Profundicemos un poco sobre la temática de su tesis. ¿De qué trata el término “poder blando”?
El término “poder blando” (soft power) lo inventó el politólogo neoliberal norteamericano Joseph Nye. En los últimos años este tema se hizo muy popular en los medios científicos y politólogos, porque realmente muchos países, aún sin saberlo, utilizan en su política exterior los elementos e instrumentos del “poder blando”.
¿Qué ejemplos puede darnos sobre la utilización de este poder en Rusia?
Mi país utiliza este poder desde el comienzo de su existencia, mucho antes de que lo implementaran otros países. Estamos hablando incluso de que desde los siglos IX, X, XI, lo utilizaba el Estado antiguo ruso en su comunicación con otros estados y en su política exterior. Este poder se concentra para ser atractivo, que el país y su gente sea interesante para otros, y para tener algunos amigos y aliados, no por obligación, sino por su propio deseo.
Los canales y transmisores del “poder blando” de mi país son, por ejemplo, el mundialmente famoso ballet ruso, logros científicos, literatura y poesía, museos (como el Hermitage, la Galería Tretyakov), etc. Recuerde, por ejemplo, nuestros grandes poetas y escritores, Pushkin, Lermontov, Dostoyevski, Tolstoy, Gorki o nuestros grandes músicos, Tchaikovskiy, Mussorgskiy, Rakhmaninov, Shostakovich, etc. Estos son elementos del “poder blando” ruso que aún funcionan, porque a mucha gente le gusta.
El mismo ejemplo puede aplicarse en la investigación del espacio ultraterrestre. El primer cosmonauta fue precisamente nuestro compatriota, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin, quien fue el primero en abrir este largo camino a las estrellas para la humanidad.
A propósito, el pasado 12 de abril se conmemoró el 60° aniversario de este hecho, ¿qué peso tiene para la humanidad?
Es un paso histórico, porque realmente fue una tarea muy complicada y difícil, ya que todo se hacía por primera vez y no se sabía cómo se sentiría el hombre afuera de la Tierra. Ya se habían hecho algunos experimentos exitosos con animales, pero igual era bastante riesgoso. Por eso todos los científicos y la industria soviética trabajaron muy intensamente. En aquella época era, además, una carrera entre los poderes principales. Esta carrera la ganó la Unión Soviética. Fue un paso transcendental porque con la llegada de Yuri Gagarin al cosmos se cumplió el sueño de tantos millones de habitantes del planeta de alcanzar las estrellas, pero además permitió abrir las investigaciones etapas por etapas, ya que varios países lanzaron después sus exploradores y científicos a la orbite.
Actualmente hay diferentes países -entre ellos China e integrantes de la Unión Europea- que lanzan sus cohetes y naves artificiales, pero muchos de sus cosmonautas utilizan las naves espaciales rusas para viajar a la Estación Internacional que se encuentra en la órbita de nuestra Tierra. De América Latina, incluso, fueron dos representantes, un cubano y un brasilero, que viajaron en nuestra nave espacial a la órbita del espacio ultraterrestre. Además, los norteamericanos utilizan hasta ahora nuestros cohetes para llevar adelante algunos experimentos científicos y llevar sus astronautas a la Estación Internacional.
¿Es comparable este hito histórico con el desarrollo de la vacuna Sputnik V contra el covid-19?
La vacuna Sputnik V -la V es por la letra inicial de la palabra Victoria- fue la primera en registrarse en Rusia y en el mundo entero, en julio del año pasado. Se puede decir que es comparable con la llegada del hombre al cosmos, pero yo creo que lo es aún más, porque trata de la salud y seguridad de la gente, de su vida. Pero, además, nosotros no solo hemos elaborado la vacuna Sputnik V, sino que la exportamos y la proponemos a diferentes países del mundo. Actualmente, más de 60 países han registrado esta vacuna, la están comprando y con algunos de ellos llegamos a acuerdos de producirla en el territorio nacional de estos países, utilizando la infraestructura científica e industrial de ellos.
Pero tenemos tres vacunas más: la EpiVacCorona, que ya está registrada en mi país, se está aplicando a los ciudadanos y se distribuye a nivel nacional en diferentes regiones de Rusia. La siguiente es la CoviVac, que se produce en otra planta rusa y puede servir para gente mayor. Además, estamos terminando las pruebas con la alternativa de Sputnik V, que se llama Sputnik Lite, que solo necesitaría de una aplicación, es más ligera y los especialistas dicen que puede tener una eficacia de cuatro meses, aún con algunas personas que tienen complicaciones de salud. Lo más importante es que todas estas vacunas rusas son seguras y tienen alto rendimiento: la eficacia de ellas está por encima del 90% y protegen contra todas las cepas del covid-19.
Estamos trabajando de manera amplia y clara. Estamos dispuestos a ayudar a todos los que están interesados, demostrando así nuestra solidaridad, nuestro enfoque humanitario que es abierto y transparente.
Respecto a esto último, en su llegada al país se reunió con las autoridades uruguayas para conversar sobre la vacuna Sputnik V. ¿De qué trató el encuentro?
Estuve reunido con las autoridades uruguayas y participé en algunas videoconferencias sobre este tema, pero la invitación fue por parte uruguaya. La iniciativa no fue mía. Quisiera explicar por qué: el presidente de Rusia, Vladimir Putin, encargó al Fondo Ruso de Inversiones Directas negociar con los gobiernos de los países extranjeros todo lo que se refiere a la vacuna contra el covid-19. En este caso, se trata de Sputnik V, que se exporta al exterior. Por eso, nuestra tarea es facilitar o ayudar a establecer contactos directos con las partes interesadas y el Fondo Ruso de Inversiones Directas -que es el organismo que se encarga de llevar a cabo todo el tema- y negociar con los gobiernos de los países extranjeros todo lo que se refiere al tema de la vacuna contra el coronavirus. Por nuestro lado, podemos dar apoyo diplomático en caso de necesidad.
Según yo sé, se llevan a cabo las negociaciones entre nuestros dos países. Hay que tener paciencia y respeto a este proceso. Es delicado y complicado, porque siempre aparecen cuestiones técnicas y logísticas. La parte rusa no impone y no insiste en nada, solo ofrece y la decisión la toma la parte interesada. Desde la Embajada siempre estamos dispuestos a co-ayudar y apoyar cuando nos piden eso.
¿Es decir que Rusia tiene disposición para suministrar a Uruguay hoy la vacuna?
Según la información que dispongo, la parte uruguaya lleva conversaciones con el Fondo Ruso de Inversiones sobre este tema.
¿A qué se debe el desarrollo científico y tecnológico de Rusia que lo ha llevado a elaborar estas vacunas? ¿Cuáles son las estrategias?
El potencial científico, técnico e industrial de mi país es muy sólido y reconocido mundialmente, hay altas tecnologías modernas que las usamos para el bien de la gente, como, por ejemplo, el programa de la exploración del espacio cósmico, la medicina, pero existen muchas otras esferas donde se aplican tecnologías modernas de alta calidad. Claro que se puede decir que es una herencia importante de la Unión Soviética. Pero también nuestro país sigue emprendiendo muchos esfuerzos para mantener y desarrollar aún más todo ese potencial.
¿Cuál cree que es la imagen que tiene la comunidad internacional de Rusia?
La información que tienen en el mundo de Rusia es muy variada. Por un lado, hay una impresión y algunos pensamientos populares entre gente común y corriente que, según mi experiencia, puedo decir que esta gente tiene una visión simpática de mi país.
Otra cosa son las opiniones en el ámbito de la política práctica, pueden pensar una cosa, decir otra, y hacer una tercera… Pero todos admiran el ballet ruso, gozan de la música clásica rusa, reconocen nuestros logros en la cultura, ciencia, educación, deportes. Pero una cosa es verlo así y otra cosa es pronunciarse directa y abiertamente. Este enfoque lo practican lamentablemente unas élites de países occidentales que no están de acuerdo con nuestra política soberana e independiente y tratan de culpar a nuestro país en todos los aspectos.
Pero al mismo tiempo puedo comentarle, regresando al mismo tema de “poder blando”, que la mentalidad de mucha gente de diferentes países se ha formado bajo algunos estereotipos, películas de Hollywood, algunos cuentos, etc. Pero a nosotros nos gusta mucho la música, las bellas artes, todas las modalidades del deporte, tenemos muchos premios mundiales en esto. Esos estereotipos poco a poco se derrumban, cuando la gente conoce más de cerca a Rusia y su gente. En esto tuvo un papel importante la Copa Mundial 2018, cuando muchos visitantes e hinchas de diferentes países sacaron las mejores impresiones.
¿Cuál es el interés que tiene Rusia hoy en América Latina?
Los intereses son diferentes. Primero, nos importa tener buenas relaciones con todos los países a nivel bilateral, a nivel subregional (por ejemplo, con el Mercosur) y regional (por ejemplo, ALADI, CELAC). Nosotros estamos a favor del concepto del nuevo mundo multipolar, democrático y justo, en el cual América Latina es una parte importante. Estamos interesados en cooperar de manera constructiva con este polo latinoamericano, que va a aumentar con el tiempo, sin duda alguna, su fuerza e influencia en la diplomacia internacional. Nuestro interés es mantener buenas relaciones en base de igualdad, intereses comunes y no injerencia en asuntos internos. Cooperar en lo que podemos, por ejemplo, aquí hay productos que no se producen en Rusia, estamos interesados en comprarlos. Nosotros podemos ofrecer algunos productos y tecnologías en los que están interesados nuestros socios y amigos latinoamericanos.
En ellas, ¿cómo evalúa las relaciones bilaterales entre Rusia y Uruguay?
Diría en breves palabras que las relaciones son excelentes, hay una interacción buena en el plano político. Un ejemplo elocuente de esto fue y es la visita a Rusia del señor canciller de Uruguay, Francisco Bustillo, en diciembre del año pasado y sus negociaciones con su homólogo, el ministro Sergey Lavrov. Abordaron diferentes temas, hay mucha coincidencia y el diálogo se lleva a base de los principios del respeto mutuo, la no injerencia en asuntos internos y para tener un beneficio común para ambos lados.
Además, estamos preparando la visita de la subsecretaria de Relaciones Exteriores, señora Carolina Ache, a Rusia, para realizar una nueva ronda de consultas políticas con su homólogo el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, señor Sergey Ryabkov, y llevar a cabo la reunión de los copresidentes de la Comisión Mixta Rusia-Uruguay de Contribución al Desarrollo de las Relaciones Económico-Comerciales (copresidida por la señora vicecanciller y el jefe de la Agencia Rusa del Control Fitosanitario, Rosselkhoznadzor, señor Segey Dankvert).
Por algunas razones, más bien logísticas y técnicas, se aplazaron las fechas de esta visita, sin embargo, espero que pronto podamos realizarla para mantener la buena dinámica de nuestro diálogo, muy afluente y activo que confirma de manera elocuente que nuestras relaciones son muy fructíferas, positivas, y tienen muy buenas perspectivas.
¿En el plano comercial?
Referente a nuestro comercio bilateral puedo comentarle que, no son cifras impresionantes, pero siempre son buenas y tienen perspectivas prometedoras. El año pasado, el comercio bilateral fue de US$ 165 millones. Nosotros exportamos a Uruguay diferentes productos, entre ellos, derivados de petróleo, fertilizantes, algunos equipamientos técnicos a una suma de US$ 63 millones, y nosotros importamos de Uruguay más de US$ 100 millones, entre ellos carne bovina, productos como la famosa manteca de Conaprole, y la balanza negativa para la parte rusa, casi de US$ 40 millones. Es necesario equilibrarla para que nuestro comercio bilateral sea más equitativo.
Además, la tendencia del primer trimestre de este año es también buena y positiva. Los indicadores del intercambio comercial más o menos coinciden con los números de los primeros tres meses del año pasado, el volumen del comercio bilateral ascendía en esos tres meses a US$ 34 millones, lo que es una buena cifra. La exportación e importación se acercaron más o menos, porque la exportación nuestra a Uruguay en este periodo fue de 14 millones y la importación nuestra equivalía a 19 millones, la balanza negativa se redujo hasta 5 millones para nosotros.
¿Cuáles son los desafíos que usted tiene en su función diplomática en Uruguay?
Los desafíos son siempre grandes e importantes, nunca podemos estar satisfechos completamente con lo que tenemos. Hay que profundizar nuestras relaciones en diferentes esferas, como he dicho, hacer una balanza comercial más equitativa, seguir trabajando con nuestra cooperación e interacción política en diferentes organismos internacionales, sobre todo en la ONU, para acercar aún más nuestras posiciones. También diría que tomando en cuenta la situación actual, sería muy importante la esfera humanitaria. Nosotros estamos dispuestos a colaborar en lo que podamos, pero siempre y cuando lo necesita la otra parte.
Los poemas del embajador
Budaev nació en Moscú, en 1960. Dentro de sus intereses se encuentra la escritura. En Montevideo, sus ratos libres los dedica a fotografiar el atardecer sobre el mar que tanto lo inspira, pasear por la rambla y escribir poemas. De estos, destaca tres: “La República Oriental del Uruguay”, “La rambla capitalina” y “Mis atardeceres uruguayos”, donde plasma la belleza y tranquilidad de nuestro país. Actualmente se encuentra en la etapa de investigación de un próximo artículo sobre el “poder blando” de Uruguay.
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