Una agrupación de atletas con discapacidad motriz busca conformar una Selección Uruguaya de Vóley Sentado como forma tal de que Uruguay incursione en este deporte a nivel de competencias internacionales y se extiendan las oportunidades de acceso al deporte para personas amputadas. Las prácticas iniciales comenzaron en el pasado mes de junio y aguardan una mejora de la situación sanitaria para retomarlas.
Cuando apenas tenía seis años de edad, Elena Batovsky perdió su pierna. Fue en un accidente rural, en el campo de su familia, cerca de las termas de Guaviyú. Al poco tiempo, le colocaron una prótesis. Vivió una infancia normal realizando sus estudios en Salto. Más tarde, se recibió de maestra y de psicóloga, (actualmente estudia Relaciones Laborales), pero durante su juventud descubrió una de sus pasiones: el deporte.
Cursó secundaria en Salto. Era esa una época donde estudiantes amputados no asistían a clase de gimnasia, estaban exonerados. Pero un día, un profesor solicitó que Batovsky comenzara a presenciar las clases como oyente. Fue entonces cuando comenzó a descubrir la importancia de los deportes para las personas con discapacidad física.
Más adelante, consiguió una beca en el Club Remeros de Salto, y al poco tiempo comenzó a competir como paraolímpica en natación. Hoy compite por el Club Remeros Mercedes y está integrada a la coordinación de varios grupos de deportes para personas con discapacidad física como lo son fútbol, remo y, más recientemente, vóley sentado. Hoy no concibe su vida sin el deporte, advierte.
Es que las personas amputadas deben realizar deporte para mantener su estado físico, ya que si suben de peso las prótesis no entran. Pero, además de ello, el deporte tiene múltiples beneficios a todo nivel. “La calidad de vida mejora muchísimo”, resumió Sandra Larrosa, quien junto a Batovsky y el profesor Corman Carpio coordinan la agrupación que busca una selección nacional de Vóley Sentado.
Larrosa adquirió su discapacidad a los 27 años y, desde entonces, comenzó a practicar deporte. “Antes nunca me había volcado en el tema. Hoy no soy una super deportista, pero sí me doy cuenta de que haciendo deporte uno vive mejor”.
Por su parte, Carpio contó a La Mañana: “hay un cambio bastante significativo desde el punto de vista del comportamiento de las personas amputadas que comienzan a practicar deporte. Comienzan a cambiar la apariencia, hay más puntualidad, además de las metas deportivas que van aumentando”.
Pero el acceso al deporte por parte de personas con discapacidad tiene sus dificultades. “Es un poco duro, porque no hay muchos deportes y, cuando los hay, es difícil para la persona volcarse a eso”, contó Larrosa. A esto se le suma el convencer a las personas con discapacidad que sí pueden realizar deportes. Además, hay poco conocimiento de las actividades que pueden realizar, apuntó.
Si bien hay varias asociaciones civiles relacionadas a personas con discapacidad, no hay una que nuclee a todas las personas. “Hay muchas organizaciones pequeñas tratando de impulsar el tema del deporte, está el fútbol de amputados, de rugby en sillas, pero si se nucleara todo en una se ganaría mucho en tema deporte”, manifestó Larrosa.
Sin embargo, además de que se encuentran representaciones de discapacitados motrices en Paysandú, Maldonado y Montevideo, no figura una a nivel nacional que nuclee a todas, señaló Batovsky, aunque comentó que se está trabajando en la etapa inicial de la elaboración de un proyecto.
La incursión en un nuevo deporte
Hace varios años que en nuestro país estaba la semilla de organizar una selección uruguaya de vóley sentado o paravóley, sin embargo, no se había podido encontrar atletas para desarrollarlo. La normativa del paravóley es muy similar a la del vóley, aunque la cancha es más pequeña para el primer deporte.
El paravóley es un deporte paralímpico. En cuanto a los deportes para personas con discapacidad existen dos agrupaciones: las Olimpiadas Especiales dirigidas a personas con discapacidad intelectual y Paralímpicos donde los deportistas pueden tener discapacidad auditiva, visual o motriz. “El hecho de que sea un deporte paralímpico nos da mucha ventaja respecto a competencias internacionales, ya que podría tener el apoyo del Comité Paraolímpico”, señaló Batovsky.
A raíz de la pandemia, la Asociación de Paravóley de América realizó cursos por Zoom. Fue así que Batovsky y Larrosa llegaron a estos y comenzaron a interesarse formando un grupo de este deporte, bajo el entrenamiento de Carpio, que se capacitó especialmente en vóley sentado junto a ellas. Realizaron capacitaciones por Zoom con otros profesores y atletas de América del Sur y comenzaron a buscar atletas.
Primero se realizaron publicaciones en las redes sociales, difundiendo algunos videos de la actividad. Lentamente se fueron acercando otras personas amputadas, aunque el deporte acepta a cualquier persona con discapacidad física, ya sea máxima, intermedia o mínima. El grupo formado es heterogéneo y está formado por personas de diversas edades, pero es necesario incorporar más. En un principio, se competirá en categoría mixta. De todas formas, el reunir más atletas es uno de los principales desafíos.
Si bien hoy en día son una agrupación, se está en vías de conformar una asociación de paravóley sentado de Uruguay, integrados a la Federación Uruguaya de Voleibol y, de esta forma, pertenecer a los organismos naturales. Hasta el momento se conectaron con la Secretaría Nacional de Deporte -que les ofreció una plaza para practicar- con el Comité Paraolímpico y con la Asociación Uruguaya de Vóley. Peñarol Inclusivo, por otra parte, les ofreció materiales e indumentaria.
A mediados del año pasado comenzaron a practicar en la Plaza Seregni, ya que es abierta y el piso es liso, permitiendo que los jugadores puedan desplazarse sin inconvenientes. Es que una de las reglas del vóley sentado es no levantar los glúteos y las extremidades del piso. El grupo estuvo entrenando hasta diciembre, cuando suspendió su actividad debido a las recomendaciones sanitarias.
Actualmente, buscan un lugar físico donde poder entrenar una vez que puedan retomar las actividades. Lo ideal sería que se ubicara cerca de la terminal Tres Cruces, ya que varios de los jugadores viven en el interior.
Uno de los intereses de la agrupación es formar niños y adolescentes en este deporte ya que, a pesar de que no lleguen a la edad mínima para competir, podrían ir integrándose en la actividad formando futuros atletas. Ante ello, Batovsky recuerda su experiencia: “hoy creo que voy a practicar deporte el resto de mi vida. Por suerte se ha avanzado en eso. Actualmente todas las escuelas especiales y liceos promueven la inclusión del niño con discapacidad, que antes era excluido. Hoy todos rodean al niño y juegan con él”, observó.
Asimismo, añadió: “nos gustaría que las personas se integren, aunque sea lentamente”. “Estaría bueno que las personas con discapacidad se animaran a realizar deporte y se quitaran el temor de sacarte la pierna ortopédica si la tenés y dejarla de lado, para mostrarte tal cual sos, ya que es muy gratificante”. A la vez, agregó: “a veces uno no sabe hasta las cosas que puede lograr con solo animarse”.
Por competición o por recreación
El profesor Corman Carpio es entrenador de Vóley Sentado en Uruguay. De origen venezolano, realizó cursos de especialización de este deporte para personas con impedimentos motrices. En diálogo con La Mañana, contó la importancia de esta actividad para la población con discapacidad: “queremos que, primeramente, se masifique y se conozca la existencia de este deporte, para así luego dar el desarrollo biopsicosocial a las personas con discapacidad para que se vuelvan a insertar en la vida social y luego que la persona defina si desea quedarse en la parte recreativa o continuar en alto rendimiento”.
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