La pregunta central a la que pretende responder este estudio es si el diálogo social europeo ha servido de algo en este contexto económico y social tan excepcional. La conmoción económica y social provocada por la pandemia puede ser considerada como una oportunidad para cuestionar el papel concreto del diálogo social en esta “prueba de fuego” que sufrimos todos. La evidencia demuestra que la pandemia ha dado lugar a un aumento muy significativo en la actividad en los comités europeos de diálogo social sectorial. Los interlocutores sociales de un número igualmente excepcional de sectores diferentes negociaron en 2020 una gran cantidad de textos conjuntos. Nunca antes un tema había dado lugar a tantos debates y negociaciones en Europa.
Además, en la crisis de Covid-19 parece operar un efecto contrario al que tuvo lugar con la crisis de 2008-2012. Durante este último, la “nueva gobernanza económica” aplicada por la UE a partir de 2011 había ejercido enorme presión sobre la negociación colectiva, los salarios, las prestaciones de la seguridad social, los sindicatos y el diálogo social, las “rigideces” de los mercados de trabajo, la reducción de las “cargas”, el costo “excesivo” de las administraciones y servicios públicos, etc. En contraste con la crisis de 2008, la del covid-19 muestra lo esencial que es el diálogo social, las buenas condiciones de trabajo y las medidas de apoyo al empleo. El covid-19 recordó a las empresas la necesidad vital de contar con trabajadores sanos, motivados, protegidos e involucrados en las decisiones que se toman. Todos los sectores subrayaron la importancia del diálogo social, de la información y la consulta a los trabajadores y de la formación; y desde este punto de vista, la pandemia ha dado sin duda un mayor impulso al diálogo social europeo al que podría haber surgido de cualquier conferencia.
Cristophe Degryse, en “Unión sagrada: los interlocutores sociales sectoriales se enfrentan a la crisis de covid-19 en Europa”, Informe 2021-4 del Instituto Sindical Europeo (ETUI)
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