Ese lejos tan cerca. Julio C. da Rosa en su viva aldea. Luis Marcelo Pérez. A.G: EDICIONES, 535 págs., setiembre 2020, $970.
Un ensayo justo y necesario; recuperar la voz de Julio C. da Rosa para las nuevas generaciones era una tarea ineludible. Luis Marcelo Pérez, con una extensa labor como escritor y comunicador en su haber, asumió el desafío y lo cumplió con creces.
Que una voz central de la narrativa criollista permaneciera casi en el ostracismo es tan solo un signo más de las secuelas de cierto centralismo montevideano y su rémora de prejuicios.
Don Julio, un paisano de Treinta y Tres, “enamorado de su terruño se convertiría en activista estudiantil, en diputado, en hombre de radio y de la educación, en prologuista, en jerarca de la Dirección de Espectáculos Públicos y de la Cultura de la Intendencia de Montevideo, en presidente de la Academia Nacional de Letras y hasta en el impulsor del Festival del Olimar. Una abarcadora trayectoria que no le llevó a olvidarse de sus queridas raíces familiares ni de las necesidades de los desamparados”.
Admirador, amigo y quizás heredero intelectual de Morosoli, habitualmente se lo ubica como un integrante más en ese abanico tan extenso y contradictorio llamado “Generación del 45”. Y hay decenas de testimonios y críticas favorables hacia su obra provenientes de la pluma de Emir Rodriguez Monegal, Mario Benedetti o Ángel Rama.
Pero las relaciones de don Julio con los cenáculos montevideanos nunca fueron fáciles, la literatura regionalista era relativizada por los paradigmas hegemónicos.
“Cuando Escanlar entrevistó a Da Rosa y le manifestó: ‘usted decía que el medio intelectual se manejaba mucho por política’ …, el escritor le respondió: ‘Ah, sí. Sobre todo, para la gente de Marcha. Era muy dogmática. Y era un semanario muy leído. Un artículo de Marcha equivalía a una proclama por la red de televisión. Y todo movido por Quijano. Era un hombre muy persistente, muy inteligente, que penetró. Pero yo nunca le vi elogiar nada a Quijano ni a esa gente. Crearon una mentalidad muy negativa: el país de mierda, paisito, cosas con las que nunca estuve de acuerdo’”.
Años más tarde, entrevistado por César Di Candia y hablando sobre su pertenencia generacional, expresaba:
“Eso dicen los críticos, fui la oveja negra del grupo porque ellos integraban una generación muy exigente, muy erudita, muy docta… La mayoría tenían una actitud severamente impugnadora. Yo en cambio era nada más que un campesino que se había puesto a escribir y lo hacía con un lenguaje totalmente distinto a cómo lo hacían mis compañeros de época. Pretendía ser auténtico, ser transmisor directo de mi tierra, de mi gente y sus costumbres, de su forma de hablar…Ellos contraponían el regionalismo al universalismo y sigo pensando que estaban equivocados”.
Ese lejos tan cerca desarrolla no solo una estudiada biografía, contiene asimismo una sección de testimonios sobre sobre ese “hombre bueno”, como queda claro en la emotiva charla con el maestro rural Francisco Rodríguez Correa.
También están presentes diversos artículos del propio autor. Si bien es cierto que es difícil elegir, Un viaje con Paco Espínola constituye una rara joya que permite un acercamiento íntimo a las dotes del gran narrador oral que era Paco, el magnetismo que irradiaba y la celebración que significaba para los paisanos poder compartir una velada con la dupla de creadores.
Una vez más, un ensayo que hace honor a tan insigne autor. No se puede dejar de mencionar una muy cuidada edición engalanada con profusa documentación y una impactante iconografía. Muy recomendable.
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